Villa Batiruana, un rincón mágico en la provincia de Tucumán

Villa Batiruana, un rincón mágico en la provincia de Tucumán

La pequeña pero riquísima geografía tucumana invita a recorrer -en muy poco tiempo-, lugares mágicos que se encuentran a poca distancia de la capital provincial. Estos pequeños poblados con paisajes maravillosos y actividades turísticas y deportivas son el complemento ideal luego de recorrer la ciudad de San Miguel de Tucumán.

Decenas de rincones mágicos aguardan ser descubiertos por los visitantes que llegan a la provincia de Tucumán. Un fin de semana largo puede vivirse a pleno, con la posibilidad de conocer gran parte de su territorio luego de vivir los colores, sabores y sonidos de San Miguel de Tucumán y sus bellos alrededores. Viajando por las rutas que surcan la provincia, en cortos trayectos se accede a paraísos escondidos que invitan a dejarse conquistar por la imponencia de su flora y sus montañas.

Los que conocen Tucumán, seguramente sintieron la magnificencia de sus atractivos más conocidos como los Valles Calchaquíes que alojan esa maravilla que la Ciudad Sagrada de Quilmes, la placidez de los paisajes clásicos del Tafí y su dique La Angostura; el enorme macizo de Aconquija y su parque nacional. Pero allí, en el oeste o en el sur provincial, existen pequeños pueblos escondidos que maravillan tanto o más que los sitios más populares.

La experiencia turística en este caso es otra. Consiste en sumergirse no sólo en los paisajes sino en la vivencia de la gente que los habitan, conocer sus costumbres y compartir sus tareas cotidianas. Vivir, en una palabra. Vivir la experiencia Tucumán.

Villa Batiruana – Crédito Tucumán Turismo

La última escala de nuestro recorrido es Villa Batiruana, en el departamento sureño de La Cocha y a 126 kilómetros de la Capital. Su historia, aunque mucho más corta en el tiempo, también tiene el sino de la desolación y la ruina, aunque con un final feliz.

Nació a mediados del siglo pasado, como campamento para los trabajadores que construyeron el Dique Escaba, su complejo hidroeléctrico. Unas cuantas edificaciones que albergaron el descanso de un centenar de hombres y que a mediados de los ’90 dijeron adiós. Fue durante años, un pueblo fantasma enclavado en plena quebrada cobijada por la Yunga y bañada por el río Marapa, cuyo viboreante curso une las aguas de Dique Escaba y de Río Hondo, en Santiago del Estero.

Desde hace unos años, la maravilla del paisaje de este recóndito lugar volvió a hacer su llamado. Gracias a un proyecto de recuperación, los ojos de muchos se posaron nuevamente sobre Batiruana y se establecieron allí emprendimientos turísticos, donde se puede descansar plácidamente al arrullo del río y de la selva; disfrutar de la gastronomía tucumana y comprar artesanías y productos regionales.

Más información tucumanturismo.gob.ar

1 Comentario

  1. Magdalena Lescano - 27/10/2023

    Soy tucumana. Vivo en Aguilares departamento de Río Chico. Y tuve oportunidad de disfrutar de Villa Batiruana.
    Me voy a permitir corregir esta nota que publican. Está Villa está en el departamento de Juan Bautista Alberdi y no en el de la Cocha . El río Marapa justamente cruza todo el departamento mencionado.

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