OSPAÑA y el tratamiento del miedo a volar

OSPAÑA y el tratamiento del miedo a volar

La fobia a volar, como todas las fobias –caracterizadas por un temor abrumador a objetos o situaciones que plantean un peligro real pequeño, pero provocan ansiedad y conductas de evitación–, es, específicamente, un miedo irracional a realizar un desplazamiento en avión. Por diversos motivos, se instala en las personas un miedo que no siempre implica el pensamiento de que el avión vaya a caer o pueda producirse un accidente.

Esta perturbación forma parte de otro tipo de fobias que se presentan conjuntamente, como por ejemplo claustrofobia, que es el miedo a los espacios cerrados, la agorafobia o miedo a los espacios o situaciones de las cuales es difícil escapar o pedir ayuda, o la acrofobia, el miedo a las alturas.

Desde su clínica médica, OSPAÑA informa que, según las estadísticas, una de cada tres personas tiene miedo a volar y que, quienes padecen esta aprehensión, sufren malestares físicos y psíquicos que no les permiten disfrutar de un vuelo y, en muchos casos, les impiden incluso conocer lugares deseados o viajar por trabajo o por necesidad. La aerofobia es un trastorno de ansiedad y como tal puede ser tratado.

En muchos casos, la aerofobia está relacionada con malas experiencias anteriores; por este motivo el miedo se presenta con el pánico que produce en los pacientes, mareos, taquicardia, ahogo, sensación de muerte y transpiración de manos y pies.

Es importante señalar que el problema no aparece solo al subir a un avión: el malestar se inicia mucho antes, generando nervios, excesiva irritabilidad o gran angustia los días previos al vuelo.

Cada experiencia, sin embargo, es única: algunos inician su periplo días antes; otros, en las semanas y hasta meses previos. Es decir, cuando se tiene la certeza de que se abordará un avión la alarma interna se dispara. Esta ansiedad suele presentarse bajo la forma de pensamientos anticipatorios catastrofistas que no hacen sino acelerar esa misma ansiedad. Por otra parte, se incrementan las conductas que tienden a aumentar la seguridad, el control o la huida de la situación, como preguntar si todo está en condiciones o sentarse al lado de alguien que merezca especial confianza o genere empatía. En cuanto a los síntomas físicos son diferentes en cada caso y presentan cuadros variados: algunos se revelan en sudoración, taquicardias y temblores, como también mareo, hiperventilación o dolores y trastornos digestivos.

Entre las causas que originan el miedo a volar se pueden citar traumas de la infancia o mensajes negativos inculcados en el seno familiar. Es menester investigar el porqué de la fobia para llegar al tratamiento adecuado y obtener la mayor eficacia, aunque, en última instancia, todo depende de la base de la personalidad y de contar con un pensamiento pesimista en niveles más generales.

El miedo a volar como cualquier otra fobia, se debe tratar, justamente, por medio de una ayuda psicológica que influya en reemplazar los pensamientos negativos por otros más racionales y funcionales. Además, se puede acompañar de un tratamiento psiquiátrico como, por ejemplo, en los casos más complicados o aquellos en que la persona necesita viajar con frecuencia por cuestiones laborales o profesionales. El tratamiento, que se basa en la asistencia psicológica, a veces debe acompañarse de un psiquiatra, en particular en los casos en que la persona deba viajar con cierta regularidad por trabajo u obligaciones.

Cuando es necesario se puede recurrir a la medicación como otro pilar para disminuir los síntomas y alcanzar una mejor calidad de vida, que se ve afectada por esta limitación.

Patricia Ortiz
Corrección: Ricardo de Titto
Crédito fotográfico: Freepik.es

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