OSPAÑA y la reanimación cardiopulmonar en niños y adultos 

OSPAÑA y la reanimación cardiopulmonar en niños y adultos 

La Reanimación cardiopulmonar (RCP) es un procedimiento de salvamento que se realiza a una persona cuando la respiración o los latidos cardíacos de alguien han cesado. Esta acción puede suceder después de una descarga eléctrica, ahogamiento o un ataque cardíaco.  

 Desde su centro médico, OSPAÑA informa que es importante conocer cómo se debe realizar la reanimación cardiopulmonar en adultos y niños después de la pubertad, debido a que se puede presentar daño cerebral permanente o la muerte dentro de cuatro minutos si el flujo de sangre en una persona se detiene. Por este motivo es menester practicar la respiración boca a boca de modo de proveer oxígeno a los pulmones y compresiones torácicas, y mantener así circulando la sangre de la persona. Por lo tanto, se debe continuar con la RCP hasta que los latidos y la respiración de la persona retornen o hasta que llegue ayuda médica preparada para efectuar.

Las personas ideales para practicar RCP son aquellas que hayan recibido entrenamiento para tal fin en un curso acreditado y que utilizan las técnicas más nuevas que hacen énfasis en la compresión más que en la respiración boca a boca y el manejo de las vías respiratorias, lo que revoca las prácticas antiguas. En cuanto al tiempo –es fundamental– cuando una persona inconsciente no está respirando ya que el daño cerebral permanente comienza después de tan solo cuatro minutos sin oxígeno y la muerte puede ocurrir de cuatro a seis minutos más tarde.

Existen, además, las máquinas llamadas desfibriladores externos automáticos (AED, por sus siglas en inglés) que se pueden encontrar en muchos lugares públicos y están disponibles para su uso casero. Estas máquinas tienen almohadillas o paletas para colocarlas sobre el pecho durante una emergencia potencialmente mortal. Estas máquinas revisan automáticamente el ritmo cardíaco y dan un choque súbito sí –y solo sí– es indispensable para hacer que el corazón recobre su ritmo correcto. Para usar la AED, se deben seguir las instrucciones respectivas al pie de la letra.

Entre las causas más destacadas y las principales razones para que los latidos del corazón y la respiración en los adultos se detengan, entre otros, destacamos: la sobredosis de drogas, el sangrado excesivo, problemas cardíacos (ataque cardíaco o ritmo cardíaco anormal, líquido en los pulmones o que comprime el corazón), infección en el torrente sanguíneo (sepsis), lesiones y accidentes, ahogamiento o accidente cerebrovascular.

En tanto, en el caso de un episodio cardíaco en un niño mayor o adolescente, los motivos que provocan que los latidos cardíacos y la respiración se detengan hay que tener en cuenta, por ejemplo, el atragantamiento, ahogamiento, una posible descarga eléctrica, el sangrado excesivo, el traumatismo craneal e, incluso, una lesión grave

Los primeros auxilios deben brindarse de inmediato y verificar si hay respuesta de la persona; sacudirla o darle palmadas suavemente observando si se mueve o emite algún sonido, además de preguntarle –en voz alta– si se siente bien.

Por otra parte, es importante colocar a la persona cuidadosamente boca arriba. Si existe la posibilidad de que la persona tenga una lesión en la columna, dos personas deben moverla para evitar torcerle la cabeza y el cuello.

Una cuestión clave es cómo realizar las compresiones torácicas. Los cuatro pasos iniciales son precisos:

a)      Colocar la base de una mano en el esternón, justo entre los pezones
b)      Colocar la base de la otra mano sobre la primera mano y aplicar 30 compresiones rápidas y fuertes. Luego presionar alrededor de 5 centímetros dentro del pecho dejando que entre cada compresión se levante por completo.
c)      Acto seguido, contar las 30 compresiones rápidamente y en voz alta: “1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15, 16, 17, 18, 19, 20, 21, 22, 23, 24, 25, 26, 27, 28, 29, 30, ya”.
d)      Inmediatamente, se debe abrir la vía respiratoria levantando la pera (barbilla) con dos dedos mientras se inclina la cabeza de la víctima hacia atrás empujando la frente hacia abajo con la otra mano.

Quien practica la maniobra, debe observar, escuchar y sentir si hay respiración y para ello es importante poner el oído cerca de la nariz y boca de la persona y comprobar si hay movimiento del pecho y sentir con la mejilla si hay respiración.

En el caso de que la persona no esté respirando o presente dificultad para respirar, se debe cubrir firmemente con su boca la de la persona afectada: cerrar la nariz apretando con los dedos y mantener la barbilla levantada y la cabeza inclinada.

Además, hay que dar dos respiraciones boca a boca, y en cada respiración se debe tomar alrededor de un segundo y hacer que el pecho se levante.

Es importante repetir las compresiones torácicas y las respiraciones boca a boca hasta que la persona se recupere o hasta que llegue ayuda. Si hay un AED para adultos disponible, utilizarlo lo más pronto posible y, en caso de que la persona comience a respirar de nuevo, colocarla en posición de recuperación.

Patricia Ortiz
Corrección: Ricardo de Titto 
Crédito fotográfico: Freepik.es

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