Un escritor ¿nace o se hace? Entrevista a la rectora del Instituto Mallea, magíster Lina Mundet

Un escritor ¿nace o se hace? Entrevista a la rectora del Instituto Mallea, magíster Lina Mundet

– ¿Qué cursos ofrece el Instituto Mallea  relacionados con los procedimientos de enseñar a escribir?

El Instituto Mallea ofrece una carrera, varios cursos y talleres, en la modalidad presencial y online. Respecto de la carrera, se trata de la Tecnicatura Superior en la Redacción de textos, de 1.600 horas, con una duración de seis cuatrimestres. El título es oficial, de validez nacional e internacional. Esta fue creada por el equipo docente del instituto y oficializada en 2002. Por otro lado, se ofrece el curso cuatrimestral Técnicas para la redacción de textos, donde se enseña a producir textos de toda índole. Luego aparecen los cursos de escritura especializada como Redacción de guiones de TV y cine, Redacción periodística, Redacción para redes e internet y Redacción corporativa e institucional. La producción literaria se desarrolla en los cinco talleres literarios.

¿Cómo describe el arte de escribir?

La escritura, como las otras habilidades basadas en la lengua –hablar, escuchar, leer–, se aprende en la escuela en sus distintos niveles, pero no siempre con metodologías adecuadas. La nueva perspectiva sobre la escriturase centra en los procesos mentales, es decir, en los mecanismos que se activan en el interior del cerebro cuando escribimos. La lingüística aplicada se apoya así en la psicología cognitiva y juntas nos ayudan a describir los procesos involucrados en las competencias lingüísticas de la escritura; en consecuencia, se ejercitan desde los procesos más simples –letra clara, secuencia y orden de las palabras– hasta los más complejos, donde la capacidad imaginativa, la memoria y la reflexión actúan para dar origen a la selección de temas para el texto, a la organización de su estructura, al nacimiento y desarrollo de ideas, al registro adecuado según el receptor, entre otros.

Lamentablemente, la mitificación de la escritura basada en las dotes personales y en la inspiración impidió, durante mucho tiempo, el desarrollo eficiente de una metodología que reafirmara, mediante la enseñanza de técnicas y el aprendizaje metódico, los caminos posibles para llegar a componer. Las nuevas concepciones nos hablan de la existencia de estrategias básicas y de apoyo para formar escritores capaces de enfrentar y resolver satisfactoriamente cualquier situación de escritura.

¿Cuántas redacciones especializadas existen?

Tantas como el tipo de texto que necesitamos armar para una determinada audiencia o contexto donde circulará ese escrito. La composición de textos de toda índole es una necesidad de nuestra época, atravesada de discursos escritos. Desde la escuela a la universidad (redacción académica), en las empresas e instituciones (redacción corporativa e institucional), en las oficinas y negocios (redacción administrativa), en los juicios y parlamentos (redacción jurídica), en los medios audiovisuales (redacción de guiones de TV, cine y radio), en los escritos de prensa (redacción periodística), en las imprentas y editoriales (redacción literaria), en los medios digitales (redacción para las redes e Internet)… se necesitan técnicos expertos en la escritura que puedan realizar esa tarea de manera profesional, atendiendo a los estilos particulares, al vocabulario y formatos, y a sus audiencias. De ahí surgió la idea de profesionalizar esta práctica creando una carrera y diversos cursos que atendieran todas las dimensiones y niveles de los textos escritos, a fin de que sus egresados pudieran abastecer la demanda de redactores especializados que ocuparán los lugares clave donde se los necesite.

– ¿Qué preparación debe tener alguien que aspira a construir una historia o relato?

Por un lado, conocer el código escrito (C.E), esto es, dominar algunas características de la gramática tradicional (ortografía, sintaxis, semántica) y de la gramática textual como la cohesión, donde todas las partes de un texto se relacionan; la coherencia, para girar en torno de un tema central y no desviarse; la adecuación a la circunstancia comunicativa; la originalidad, lograda a partir de los formatos textuales.

Sin embargo, no basta con que los escritores conozcan el C.E., sino que además deberán ser conscientes de la necesidad de dominar ciertas estrategias usadas por los escritores competentes. Por estrategias entendemos el conjunto de acciones, externas o internas, realizadas por el escritor desde el momento que decide redactar un texto hasta que lo leen sus lectores. Mediante estas los buenos escritores necesitarán: a) reflexionar sobre sus audiencias, porque dedicar un tiempo considerable a imaginar cómo los lectores recibirán el escrito y qué efectos se producirán, estimula en la mente del emisor la aparición de raíces temáticas insospechadas durante la composición. En este momento es cuando este decide, entre otras opciones: qué tratamiento establecerá con los lectores, qué registro de lengua será la base para crear un lenguaje común; qué temas podrán interesar más, qué otros habrá que desechar o dejar para más adelante; qué sabe el lector de antemano y qué desea conocer; cuál es el propósito perseguido (informar, convencer, asombrar…); b) diseñar la estructura del escrito: de las reflexiones anteriores surgirá la representación mental del texto. Sabemos que el orden basado en objetivos precisos no coarta la invención, sino la orienta y nutre en escala progresiva. Los mejores escritores no comienzan su texto sin una planificación previa que unifique los contenidos, señale los cortes previstos, la distribución de datos y su jerarquización, y el enlace coherente de cada una de las proposiciones; c) redactar las ideas en un lenguaje accesible al lector; d) releer y ajustar el plan inicial, dado que la relectura de las partes del texto ya redactadas da nuevo ímpetu al escritor para replantear aspectos no previstos en el plan inicial. Por tanto, este último podrá sufrir tantas modificaciones como ideas se aparezcan durante su elaboración; e) corregir los aspectos formales como la ortografía, la tipografía, el estilo textual, entre otros.

 

– ¿Cuál es la diferencia entre escribir un texto narrativo y un guion cinematográfico?

Hay profundas diferencias técnicas. Si bien ambos cuentan una historia, y el guion cinematográfico suele partir de un texto narrativo, el primero presenta  tanto el tiempo, el espacio, el perfil de los personajes, como los movimientos de la cámara, los sonidos y los efectos especiales, a través de las acotaciones dirigidas al director quien deberá acondicionar la escena según los detalles audiovisuales del guionista. A su vez, el autor del guion reproducirá los diálogos de los agentes de la acción o personajes. Así el espectador podrá ver y oír la secuencia fílmica, sentado en su butaca o lugar de recepción.

En el texto narrativo, en cambio, se configuran todos esos elementos a partir de la existencia de un narrador, interno o externo, encargado de conducir los hechos, los diálogos, las descripciones… de lo que el lector tendrá que imaginar mientras lee.

Otra diferencia la marca el estilo de la prosa que utilizan unos y otros. Mientras el guionista trata de ser claro, específico y completo, a fin de orientar al director de la película, el narrador de cuentos, novelas y relatos… podrá complejizar su prosa al emplear distintos recursos estilísticos para reproducir imágenes, sentimientos y otros efectos que experimentará el lector.

– Escritor ¿se nace, o luego de un entrenamiento adecuado puede lograr construir un texto aceptable?

El escritor nace y se hace. Como ya expresamos, debe dominar el código escrito y las estrategias de escritura para dar con un texto aceptable. De ahí que, a las condiciones naturales y a los llamados de la vocación, necesitará sumarle el entrenamiento, la reflexión y el aprendizaje de una serie de mecanismos que lo hagan sentirse dueño de sus capacidades escriturarias.

Nosotros partimos de la convicción de que la escritura tiene un importante componente técnico que puede ser enseñado con instrucción eficaz, y que cualquier persona, con más o menos pericia, puede aprender si tiene interés y hacer de su formación un ejercicio profesional idóneo.

– ¿Cuál es el primer paso para comenzar a escribir un texto?

El primer paso será proponérselo para luego reflexionar acerca de quién lo leerá, qué objetivos tengo, cómo lo voy a planificar, qué tipo de formato elegiré para su contenido, cómo seleccionaré los vocablos acordes con su estilo, ¿tendré que leer varios textos parecidos para asimilar sus características?, ¿recurriré a bibliografía?… y así hasta quedar satisfecho con lo producido.

– ¿Cuáles son los principales problemas que encuentra en los alumnos que realizan las carreras o cursos relacionados con la escritura?

Los problemas que aparecen son de diversa naturaleza. Por lo general, los escritos de los principiantes suelen tener problemas vinculados con la coherencia y la cohesión textual. La coherencia atiende al reordenamiento de la prosa de tal manera que el lector pueda leer ese texto recuperando las significaciones globales, distinguiendo lo esencial de lo accesorio. Para seguir el camino, el que lee necesita señales (mecanismos de cohesión) que le aseguren que podrá comprender con facilidad los contenidos de ese escrito. Otras dificultades suelen vincularse con la correlación de los tiempos verbales, el uso del gerundio, las repeticiones de vocablos, la ortografía, etc.

– ¿Cómo se construyen los textos de respuesta a un requerimiento o a la necesidad de ofrecer un producto?

Estos textos deberán ser breves, claros, y sujetos a la respuesta solicitada o a los objetivos que persiguen. Los e-mails, por ejemplo, tendrán que contestarse de manera inmediata, con un tema por correo, y muy revisados para que no contengan errores ortográficos (tildes, puntuación, etc.) ni ambigüedades que confundan al lector. Pero el hecho de ser sintéticos no significa que estén incompletos, dado que la falta de información en el mensaje generará más correos por contestar.

El ofrecimiento de productos o servicios conviene hacerlo en gacetillas o newsletters (boletines) de emisión periódica para fidelizar clientes. Estos deben estar escritos con corrección y claridad para no entorpecer sus fines.

Por lo general, las empresas están muy interesadas en capacitar a su personal sobre cómo responder correos, realizar newsletters, armar páginas web, periódicos y revistas, dado que es la manera más exitosa no solo de conservar a los clientes y aumentarlos, sino también de prestigiar su imagen.

El Instituto Mallea ofrece el curso de Redacción corporativa e institucional en forma digital, in Company o presencial, enfatizando tanto en la redacción de estos tipos textuales como en la normativa de la lengua.

– ¿Se debe escribir solo cuando se tiene una idea? ¿Y si no surge?

En general, no se escribe porque se tiene una idea, además, esta no surge de la nada. Para que realmente alguien se oriente en la escritura, necesita previamente estudiar el perfil de los lectores para quienes escribe. De ese relevamiento: ¿qué edad tiene mi público? ¿Qué temas le interesan? ¿Qué sabe al respecto?… surgirán las ideas y el modo más eficaz de volcarlas.

 – ¿Cuándo dice que un texto está bien escrito?

Cuando cumple ampliamente con los objetivos que se propuso: entretener, informar, averiguar,  argumentar, defender, etc. Suele ser preciso y despojado de incorrecciones, de ágil lectura, inserto en un formato adecuado y con un lenguaje acorde al estilo de texto elegido.

Patricia Ortiz

www.institutomallea.edu.ar

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