En la Feria Internacional del Libro, no se venden solo libros

En la Feria Internacional del Libro, no se venden solo libros

Las casas de las provincias llegaron a la Feria Internacional del Libro, que como todos los años se realiza en el predio de la Sociedad Rural en Palermo y presentaron, además de su propia literatura, la cultura que las nutre para presentársela a los porteños.

Con el paso del tiempo, la Feria Internacional del Libro se ha convertido en un espacio de intercambio cultural que excede ampliamente a la literatura. Esto se evidencia sobre todo en las asas de las provincias, donde los libros son la excusa para traer a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires paisajes, tradiciones, juegos, música, proyectos, comidas y todo lo que se considere autóctono de cada lugar, y compartirlo con aquellos que no lo conocen.

Desde la entrada más importante al predio de La Sociedad Rural Argentina, ubicada sobre la Avenida Santa Fe, lo primero que encuentra el visitante es el Pabellón Ocre, donde se ubican, entre otros, los stands provinciales. Pese a que también hay ciudades con su propio lugar, como Amsterdan —la invitada de honor a partir del coronamiento de Máxima Zorreguieta—, Mar del Plata, que centra su exposición en Astor Piazzolla, Tres de Febrero y Pergamino, el foco central lo tienen las provincias, aunque aquellos que buscan libros suelen pasar de largo hacia las editoriales.

Cada provincia buscó diferenciarse arquitectónicamente del resto y llamar la atención ¡y lo lograron! Algunos stands lo hicieron con austeridad, como Catamarca y Salta, otros con mucho decorado, como Tucumán, que colgó tiras con frases desde el techo, imágenes con personalidades como lámparas y silloncitos forrados con papel de diario. Jujuy y Mendoza se destacaron por sus edificaciones: la primera construyó una pirámide invertida de libros gigantes en el centro de su stand, mientras que la cuyana, en su entrada, emula el ingreso a la provincia, con las mismas construcciones.

San Juan llama mucho la atención, tanto si se buscan libros o, simplemente, ver qué hay. Donde uno debería encontrar muestras culturales de la provincia, fotos o algo similar, hay una maqueta de un proyecto del túnel que uniría Chile con Brasil. El “Túnel de Agua Negra” acercará a la Argentina al puerto en el Pacífico de Coquimbo y al Atlántico en Porto Alegro. Este año se llamaría a licitación para la construcción del paso.

Misiones, haciendo honor a su apodo, presenta un stand en tonos colorados, muy completo en actividades culturales con la estrella del Festival Internacional de Cuentacuentos Tutú Marambá que contará con narradores de la Argentina, Colombia, España y Venezuela, y se hará el 6 de mayo en la Sala Javier Villafañe.

San Luis tendrá su fiesta a todo trapo: el 10 de mayo, en ocasión del día de la provincia puntana, se presentará  la investigación literariaEl Viaje del Poema: Mapa Documental de Provincia Puntana, de Gustavo Romero Borri. Se trata de dos tomos con casi mil páginas que recorren toda la historia de la provincia a través de la poesía.

Santa Fe optó por una ingeniosa decoración: una sopa de letras resuelta con apellidos de personalidades de la provincia. Adentro, se exponen libros de autores o editoriales santafecinos. Tierra del Fuego tiene un bello espacio, ambientado como una cueva patagónica, y allí se vendían obras sobre viajes al sur o autores de la zona, que incluso participaban de la exposición.

La Pampa dedica a los niños un armado que es como una pequeña granja y actividades como la presentación de canciones infantiles. Algo similar planteó Tucumán: durante la tarde, propone enseñar juegos del Norte y, a la noche, el folklore inunda la casa. En una extraña elección, Corrientes acercó, más allá de su cultura, una porción de su fauna con estatuas de animales autóctonos.

Además de los stands provinciales, allí también hubo espacio para la Legislatura Porteña, la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), el Club Atlético Huracán, el sector de Estadísticas y Censos de la Ciudad de Buenos Aires, entre otros. Hubo ausencias pero, de todos modos, el espacio dedicado a las provincias se nutrió más de tradiciones y muestras culturales que de literatura. Por supuesto que todas vendían libros, pero cada una buscó la manera de acercarle la cultura propia a aquellos que no la conocen, y todo aquel que le dedique un tiempo a visitar este espacio se llevará un aprendizaje nuevo.

Mariano Perusso

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