El mausoleo que guarda los restos de María Antonia de Paz y Figueroa, ubicado en la nave lateral derecha de la Iglesia Nuestra Señora de la Piedad, en la ciudad de Buenos Aires, fue declarado sepulcro histórico por la presidente de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner.
La firma del decreto se realizó el 2 de octubre de 2014 y se basa en que “sor María Antonia de Paz y Figueroa (o María Antonia de San José o Mama Antula) fue una figura femenina que desarrolló una vida espiritual y social en épocas de la colonia. Mama Antula profesó votos de castidad, pobreza y entrega en Santiago del Estero. Siendo muy joven, recibió la túnica negra, hábito de San Ignacio, de manos de los padres Jesuitas que moraban en la ciudad”.
Entrevista al doctor Oscar De Masi, ex vocal secretario de la Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos, quien impulsó dicha declaratoria que hoy, bajo la presidencia de la institución del arquitecto Jaime Sorín, es un hecho.
–¿Cómo nació la propuesta de Declaratoria como Sepulcro Histórico Nacional del mausoleo de Sor María Antonia de Paz y Figueroa?
–Surgió de mis visitas a la Santa Casas de Ejercicios Espirituales y de mis conversaciones con la Hermana Zulema Sayas, de las Hijas del Divino Salvador, en tiempos en que me desempeñaba como vocal secretario de la Comisión Nacional. Me pareció que la declaratoria de la Santa Casas como monumento, desde los años 40, debía complementarse con la tumba de la fundadora.
–¿Quién fue Mama Antula?
–Una mujer excepcional que se consagró como «beata» en su Santiago del Estero natal y se dedicó a restablecer la espiritualidad en el Río de la Plata, luego de la expulsión de los jesuitas en 1767. Pero además fue muy activa en materia de solidaridad social. Todo ello la convierte en una figura muy actual y sumamente ejemplar.
–¿Cuál fue el trabajo que tuvo como objetivo llegar a la declaratoria que finalmente se dio en 2014?
–En rigor, la declaratoria la propicié desde fuera de la Comisión, en mi carácter de Asesor Honorario, pero conté con el apoyo de algunos colegas del Comité Ejecutivo durante el período provisional del Arq. Alberto Petrina, y muy especialmente del Padre Ignacio García Mata, SJ.
–¿Cómo se realizaban las prácticas espirituales según el método de San Ignacio de Loyola?
–Son los famosos «Ejercicios Espirituales», una forma de «retiro» ascético para examinar la propia vida y replantearla desde una perspectiva de fe, oración y prácticas virtuosas.
–¿En qué otras provincias se diseminó la fe de Mama Antula?
–Ella estuvo personalmente en Santiago del Estero, San Salvador de Jujuy, Salta, Catamarca, La Rioja, Córdoba (donde no la trataron muy bien…), San Luis, Colonia, Montevideo y por supuesto Buenos Aires, donde al principio tampoco fue muy bien recibida por el Virrey Vértiz y por el Obispo Malvar, aunque luego ambos «aflojaron» ante el carisma de la Beata.
–¿Cómo fue la ceremonia que recordó su memoria en la Iglesia de La Piedad de Buenos Aires?
–Fue una ceremonia emocionante, tanto el descubrimiento de la placa que hizo el cardenal Poli como la misa posterior, donde las Hermanas de la Congregación que ella fundó entonaron una potente Chacarera de la Mama Antula. Fui honrado con la invitación a leer una lectura bíblica. Todo fue digno y conmovedor. A pedido de las Hermanas, redacté un breve texto que indica que ese sepulcro goza, ahora, de una declaratoria nacional. Es una distinción que alude a su estatus patrimonial.
–¿Qué interés despierta en el Papa esta declaratoria o la historia de Mama Antula?
–Supongo que, como el Papa Francisco y Jorge Bergoglio son la misma persona, esa misma persona no se habrá olvidado del cariño que sentía en Buenos Aires por esta santa y valiente mujer argentina. Y espero que ese recuerdo de los méritos de Mama Antula haga que se acelere la causa de su canonización. Porque si bien la Beata ya está en el corazón y en el patrimonio de los argentinos, sería justo y reconfortante que estuviera también en los altares.
–¿Por qué eligió a esta mujer destacada y protagonista para impulsar la declaratoria de su sepulcro?
–Su vida es un ejemplo de compromiso con una vocación espiritual. Se destaca en su personalidad, que no descuidó los aspectos sociales mientras se predicaban los ejercidos en la Santa Casa. Ella auxiliaba a las familias pobres, visitaba enfermos y presos en los calabozos del Cabildo, se preocupaba por los esclavos negros. Para los relatos de su época, fue una Santa que obró milagros. Yo prefiero decir que fue una heroína carismática con una fortaleza de carácter y una bondad fuera de toda medida. Donde ella advirtió sufrimiento y miseria humana, allí se movilizó para dar auxilio y dignidad a las personas. Por eso me parece que su mensaje es muy actual, especialmente para nuestro país y para América Latina.
Patricia Ortiz
