Actúa en el área de los derechos humanos, la protección a la mujer y el apoyo a los inmigrantes de su país.
Cuando Sergina llegó por primera vez a Buenos Aires, en 1971, fue para participar con su grupo musical Karkará. Fue recibida y apoyada por los artistas que la habían invitado. Su estilo no ha cambiado: una sonrisa contagiosa muy abierta y su clásico vestido bahiano en las fiestas hicieron que fuera reconocida como una mujer que difunde su cultura a través de actividades artísticas y de la participación en programas de televisión, filmes, obras de teatro, etc. «A turma bahiana» (la barra de Bahía) es la asociación que ella representa con orgullo y que le permite representar a su país, abrir puertas y ayudar a quienes quieren vivir en el nuestro.
«Las actividades culturales son las que actualizan nuestras tradiciones; el carnaval es considerado uno de los eventos más importantes en Brasil. Se despliega en él toda la energía de Brasil y es conocido en el mundo como el mejor y el más divertido».
Sergina cuenta que a veces siente «saudades» que la música y el baile logran acallar. Cuando llega el fin de año, los ritos y las ceremonias en Bahía se materializan en la quema de todo lo viejo: muebles, cuadernos, ropa y formas de ser que se van con el fuego con el fin de terminar con las energías negativas. «En la playa, nos saludamos y transmitimos nuestros deseos. Lo curioso es que también se realiza la despedida del año vestidos de blanco, que es el color de la pureza», dijo.
Esta mujer bahiana, que nació en San Pablo en 1948 y que trabajó a lo largo de su vida como cantante, bailarina, actriz, peluquera, overloquista, habla también de quemar la soledad cuando extraña su tierra. «Estoy dividida: cuando estoy en Buenos Aires, extraño mi lugar y cuando estoy allí, me muero por estar aquí».
Sus expectativas para el 2009 son renovarse, siempre en la creación y difusión de la música, del arte y de la escritura portuguesas en Buenos Aires. La revista Jornalzinho es un medio de difusión de «La turma bahiana» y un lugar en el que la mujer tiene el espacio que Sergina, como consejera, busca para realzar la lucha, el trabajo y la participación de tantas mujeres que llegaron sin saber adónde dirigirse. Ella está en todo; es humilde y trabaja con uñas y dientes en contra de la discriminación. En Bahía, el setenta por ciento de la población es negra. Si se hace una investigación a fondo, se comprobará que no tienen luz, ni agua, ni comodidades; hay una deuda con ellos. Brasil no es sólo danza y carnaval. Tiene lugares históricos: el Pelourinho (llamado así porque los esclavos que recibían castigos quedaban con la piel pelada) o Arraiao. «Existen grupos en Bahía que comenzaron a movilizarse y a transformarse. Se realizan actividades para la tercera edad con el acompañamiento a los ancianos. Además, y dentro de los movimientos sociales, se animan a realizar y a intervenir en plástica o en música para rescatar a chicos que están en la calle. La cultura y el trabajo en grupos los contiene y evita que sigan en la drogadicción. Uno de los músicos que apuesta a este cambio es Carlinhos Brown. Han armado equipos y transmiten a través de la música su mensaje a una comunidad integrada», cuenta Sergina.
Ella intenta producir cambios, informar, ayudar. Hay tantos ritmos como deseos en su cuerpo. Sergina se acerca y entona una canción que es su preferida: «Nací con samba y con samba me crié».
ques
bueno como hiciste
un abrazo