Sarmiento consagró su vida a la educación popular, pública y gratuita

Sarmiento consagró su vida a la educación popular, pública y gratuita

La Provincia de San Juan no sólo es la tierra del sol y el buen vino, o el escenario ideal para desarrollar innumerables actividades disfrutando de sus montañas y ríos, o el lugar donde la luna tiene su propio valle. También en su capital profusamente arbolada existen diversos sitios históricos que merecen una visita, entre otros, el Museo Casa Natal de Domingo Faustino Sarmiento, primer Monumento Histórico Nacional, declarado por ley Nacional N°7062 el 7 de septiembre de 1910.

Y no es para menos ya que, a lo largo de toda su vida, este hombre nacido el 15 de febrero de 1811 consagró los mayores esfuerzos de su pensamiento y acción a la educación popular, pública y gratuita. “Educarse es ser simplemente hombre libre”, sostenía, y por ello su programa pedagógico formó parte inseparable de su ideario de civilizador.

Museo Casa Natal de Domingo Faustino Sarmiento

Museo Casa Natal de Domingo Faustino Sarmiento

Su política educativa, que expuso en 1849 en De la Educación popular, giraba en torno a varios ejes: la educación debía ser común y pública, e incluir por igual a varones y mujeres, ricos y pobres, niños y adultos, blancos y negros, sin distinción de credos, y sus objetivos primordiales debían ser la instrucción elemental, la formación cívica, la enseñanza práctica (agrícola, técnica, comercial, industrial) y el desarrollo de un sentido moral.

Para lograrlo, era necesario que dicha política estuviera basada en una descentralización programática y asegurara rentas propias. Así, el Estado debía asumir la conducción general, pero con la participación de las municipalidades, comunidades y comisiones locales.

Museo Casa Natal de Domingo Faustino Sarmiento

Museo Casa Natal de Domingo Faustino Sarmiento

Sarmiento estaba convencido de que “la civilización de un país no está en los colegios ni en las universidades, sino en las escuelas primarias, cuando estas se hayan montado sobre un plan liberal, filosófico y razonable”. Asimismo, otra certeza guiaba su causa: “sin civilización, sin luces no hay gobierno posible que no sea despótico; no hay opinión pública, no hay libertad, no hay instituciones, no hay industrias ni riquezas”.

Entregado con vigor a su ideal, se dispuso a crear un sistema de enseñanza pública y gratuita, a fundar escuelas normales que prepararan maestros para esas escuelas, a reformar los métodos de enseñanza de la lectura y de la escritura con el objetivo de democratizar los procesos de aprendizaje y hacerlos accesibles a la mayoría, y a promover la educación de la mujer.

Jorge Luis Borges opinó sobre su pluma: “La virtud de la literatura de Sarmiento queda demostrada por su eficacia”. Acaso esa eficacia animó desde siempre su carácter y se expresó insistentemente en cada una de sus facetas.

Patricia Ortiz
Mónica Perrotta

Crédito fotográfico: Caminos Culturales 

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