Juntar Rigel con Antares. Un cuento de Poldy Bird
Después de que se ha ido para siempre, cuando sólo pueden traerlo a este mundo las palabras de los que lo conocieron en parte: amigos, compañeros, familiares, una busca al hombre en los estantes altos de las bibliotecas, en la guantera del auto, en el fondo de los cajones de la cómoda, del placard, del escritorio, en los cuatro bolsillos de la ropa que tenía en uso, en las manchas de sus pañuelos, en el polvo de las suelas de sus zapatos… En todas, una por una, las páginas de su agenda. La agenda, un capítulo aparte. Es como una ciudad secreta llena de gente, de paisajes, con anotaciones en las paredes, música, bocinazos, accidentes, algún recordatorio imprudente… Me sobresalto cuando abro su agenda y leo mi nombre en cada …