Un nuevo año ha terminado y las situaciones diarias ponen a prueba nuestra capacidad de respuesta: demandas, exigencias, responsabilidades y conflictos personales se superponen, con frecuencia, haciéndonos sentir que no podemos hacer frente a todas ellas sin quedar exhaustos y, de esta manera, afectar nuestro bienestar.
La rutina nos sumerge en un mar de acciones de las que, muchas veces, no podemos salir. Por este motivo y, para no quedar atrapados en el tiempo, existen técnicas para escapar del estrés que nos impide fluir como deberíamos.
Desde su centro médico OSPAÑA brinda información sobre el agotamiento físico y mental que se cuela en la mente y el cuerpo cuando no se puede responder a la pregunta: “¿estoy viviendo o solo existiendo?”.
Aspecto para tener especialmente en cuenta son la exigencia física, que produce dolor de cabeza o contractura en cuello y hombros y el mal descanso, a deshora o con despertares frecuentes, que genera cansancio matutino y falta de fuerza y energía.
En cuanto a las consecuencias psicológicas, estas se producen por una preocupación constante, desborde emocional y miedo de perder el control, lo que ocasiona incapacidad de relajarse; insatisfacción y disgusto con todo lo que no se puede manejar, tanto interno como externo.
Bajar un cambio –o varios–, es una propuesta que parece simple, aunque, si no se toma conciencia, no se llega al objetivo de un control más cerrado ante las demandas cotidianas para reducir las preocupaciones, disminuir la autoexigencia y tener claridad sobre cuáles son nuestras prioridades y nuestros propósitos.
Para conseguirlo, es importante comprender en primer lugar que aquello que para uno es “estresante” no necesariamente lo es para otra persona. Esto se debe a que cada uno tiene un sistema de creencias y valores que lo conduce a evaluar las circunstancias de la vida de un modo muy personal.
Cada ser humano desarrolla sus propias herramientas de defensa para no sucumbir en el intento: algunas personas, aun estando de vacaciones y sin obligación alguna y en lugares soñados, continúan autogenerando presiones sobre ellos mismos; otras, logran relajarse en una habitación, luego de una charla o tomando un café; en otros casos, hablar de detener las corridas, parece un imposible. Por eso, en última instancia, se trata de ajustar las respuestas a la famosa frase de “conócete a ti mismo” y actúa en concordancia proponiéndote disfrutar lo máximo posible de cada circunstancia adaptándose al contexto que brinde la realidad. Las fiestas de fin de año, en tal sentido, suelen ponernos a prueba en este orden tan personal.
Patricia Ortiz
Corrección: Ricardo de Titto
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