El dolor de cabeza es conocido como “cefalea”, una de las formas en las que se manifiesta un malestar que suele aparecer en forma intermitente con una sensación de pulsación o de presión, como si la cabeza fuese apretada por un cinturón. Las formas más comunes del dolor de cabeza son la migraña y/o la jaqueca, así como la cefalea tensional.
Desde su clínica médica, OSPAÑA informa que, aunque alguna de estas formas se presente con frecuencia, no todos los dolores son iguales y, de acuerdo con su origen, los síntomas y el tratamiento pueden ser distintos.
La cefalea tensional se genera, usualmente, por contracturas musculares, aunque también influyen los cambios hormonales derivados de la menstruación, los anticonceptivos orales o la terapia de reemplazo hormonal. El estrés, la angustia y la ansiedad son desencadenantes de las jaquecas; como también los olores fuertes de las comidas, los perfumes y el humo del cigarrillo.
Aunque es una cefalea bastante tolerable y no afecta la actividad ni interrumpe el sueño, a fin de contrarrestarla se puede recurrir a analgésicos y miorrelajantes para aliviar las contracturas musculares que pueden originar el dolor.
En cuanto a la cefalea tensional crónica, sus causas son similares a las de la cefalea tensional. La diferencia radica en que se presenta dos o más veces a la semana, y, en muchas ocasiones, el malestar se puede prolongar durante todo el día, a pesar de la ingesta de calmantes. Se considera “crónica” cuando se instala, al menos quince días al mes, durante un período de seis meses. La persistencia del dolor interfiere en la actividad diaria, provocando insomnio y alteraciones en el estado de ánimo.
Cuando el médico determina que la cefalea es persistente puede indicar una medicación según el origen del dolor y suele recomendar medidas preventivas como actividad física regular y ejercicios respiratorios y de relajación para equilibrar las tensiones musculares.
Por último, el dolor de cabeza conocido como jaqueca o migraña es aquel que se origina en una alteración bioquímica en el cerebro que involucra la disminución de serotonina y otros neurotransmisores que favorecen la dilatación de las arterias cerebrales, generando un malestar recurrente, de característica aguda; fuerte y pulsátil que impulsa latidos en un lado de la cabeza. Este dolor, que puede durar hasta 72 horas, puede desatar náuseas, vómitos e hipersensibilidad a la luz y el ruido. A pesar de la intensidad, con el tratamiento adecuado la mejoría es significativa. Sin embargo, como la mayoría de las personas no consulta con su médico por este cuadro, se calcula que un 60% de las personas ve disminuida su calidad de vida por no contar con la terapia apropiada que consiste en medicamentos específicos junto a una terapia basada en la buena alimentación; el ejercicio regular y las técnicas de relajación; entre otras medidas.
El paciente debe consultar a su médico cuando la cefalea se produce con dolor súbito o severo ‒dolor tipo “trueno” ‒, empeoramiento progresivo o cambio en carácter de una cefalea, cualquier alteración en el examen neurológico, cefalea y fiebre de foco no precisado, cefalea y convulsiones, cefalea que despierta en la noche o que se agrava con el ejercicio.
Patricia Ortiz
Corrección: Ricardo de Titto
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