El asma es una enfermedad pulmonar crónica que afecta a personas de todas las edades y es causada por la inflamación de las vías respiratorias. Esto se debe a la sensibilidad de sus bronquios, que al realizar actividades físicas o ante la exposición a distintos agentes ambientales como cambios climáticos, los ácaros, el polen o el humo de tabaco, entre otros —en incluso situaciones de estrés— se estrechan y provocan los llamados ataques o crisis de asma.
OSPAÑA informa que es importante estar atentos ante la aparición de síntomas como fatiga, silbidos respiratorios, tos y sensación de opresión en el pecho, tanto quienes los experimentan por primera vez como quienes ya están diagnosticados. Estos últimos deben de prestar especial atención para evitar las crisis asmáticas, durante las cuales aumenta la dificultad para respirar al verse afectada la normal circulación del aire desde y hacia los pulmones.
Una vez detectada la afección, un tratamiento adecuado permite llevar una vida sin limitaciones considerables, aunque las personas asmáticas deben estar pendientes de las actividades que son más o menos recomendables según cada caso. Si no se controla o no se sigue el tratamiento, sí se verán afectados y condicionados el desempeño laboral o escolar, las actividades diarias y deportivas, la calidad del sueño e incluso la psicológica del paciente. No monitorear los síntomas y restarles atención puede conducir a una hospitalización o traer consecuencias aún peores.
A la hora de identificar las crisis asmáticas o momentos en los que los síntomas se presentan con mayor intensidad es importante tomar nota su asiduidad y de los horarios en los que ocurren. Nunca debe subestimarse la gravedad de un ataque y siempre se debe tener a disposición las recomendaciones del médico.
Patricia Ortiz
Corrección: Ailen Hernández
Crédito fotográfico: Fundaler
