Olga Bard fabrica un licor artesanal con la receta de su abuelo

Olga Bard fabrica un licor artesanal con la receta de su abuelo

Olga Bard reveló al grupo de periodistas del Fam Press, organizado por el Ministerio de Turismo de Entre Ríos, los secretos de la tradicional licorería fundada por su abuelo.

Para comenzar, recorrió las instalaciones ubicadas en la localidad de San José, Departamento de Colón, y exhibió los objetos que utiliza en la fabricación de los licores artesanales que atraen a los visitantes acompañados por los guías de turismo. 

La heredera Bard se emocionó al contar la historia de su familia y explicó por qué el lugar fue  declarado de Interés Cultural gracias a la colaboración y labor incansable de la Coordinación de Turismo de la Municipalidad de San José, que impulsó el emprendimiento familiar.

Había una vez una pareja de jóvenes; eran Hipólito Bard y Juana Deymonaz, quienes arribaron a San José en la tercera embarcación, en el año 1860.

Licorería Bard

Licorería Bard

Mis abuelos se conocieron en el barco, se enamoraron, se casaron y soñaron con una familia, que estuvo formada por once hijos, de los cuales tres, Lino, Miguel y Cristóbal, fundaron en 1908 la sociedad Bard Hermanos. El tiempo pasó, y hoy me encuentro trabajando en este querido lugar, que en 2008 cumplió 100 años. Ese mismo año decidimos crear este pequeño recorrido para mostrarles de qué manera trabajaban nuestros abuelos. Me siento muy feliz de mantener la tradición de la familia, a pesar del paso de las distintas generaciones”, comentó.

Seguidamente, Olga se ubicó en la cocina de jarabe, y detalló que recibe se nombre porque es allí donde se obtiene un almíbar con agua y azúcar. Las ollas usadas por los abuelos, allá por 1908, permanecen intactas, y se utilizan aún en la actualidad: “Son de hierro fundido y  estañadas por dentro. Tienen una capacidad de 300 litros cada una. Seguimos cocinando a leña para tratar de obtener el mismo sabor del licor inicial, y por eso todas las maderitas se encienden con una llama muy bajita y constante durante 11 horas, aproximadamente, hasta que consigo el punto del almíbar que necesito para nuestro licor; luego apagamos el fuego y dejamos enfriar durante la noche, y al otro día, ya frío, continuamos con el procedimiento; acá hay que quemarse las pestañas un rato”, admitió.

Licorería Bard

Licorería Bard

Las ollas, la espumadera, las cucharas, las botellas y un pequeño sector del piso son originales, y nos ubican en un tiempo tan lejano como costumbrista. El azúcar utilizado es lo menos refinada posible, y la cantidad de licor que sale de esas 3 ollas de jarabe son entre 1.200 a 1.300 de las esterilizadas botellas, con capacidad para 750 cm3.

En este recipiente volcamos el contenido de una olla, y aquí vamos a mezclar el jarabe frío, le agregamos el alcohol, y automáticamente se va a evaporar. Luego, la maceración de la fruta le dará el sabor. Mis abuelos maceraban como mínimo un año, y yo lo sigo haciendo tal cual. Aquí tengo la de la fruta Yatay o Butia Yatay; así se llama a la palmera que habita El Palmar”, continuó con el relato Olga.

El secreto familiar se basa en el almíbar, la maceración y el alcohol; una vez mezclado se revuelve bien todo y se va pasando tres veces a través de filtros de lienzo, bien caseritos: uno cortito y dos más largos: “Vean que cae limpio al tacho, sale por las canillas y de esa manera se va envasando botella por botella, cuyos picos se cierran con la tapadora heredada del abuelo que se sigue usando.

Licorería Bard

Licorería Bard

La especialista advirtió que es necesario envasar y tapar rápidamente para que el alcohol no se evapore. Los respetuosos silencios se impusieron para escuchar la historia cuyo éxito se basa en la nobleza de los instrumentos y en el amor que expresa esta labor artesanal.

Esta no es sólo una actividad, es un sentimiento. Si no, no se hubiera conservado de esta manera. Fue un capricho mío mantenerlo así, tal cual es. Y lo pude cumplir. Mi meta era que la licorería llegara a los 100 años”, manifestó con determinación.

En otra sala, un cuadro describe en fotos los rostros de los bisabuelos de Bard venidos en 1860 de la Alta Saboya, Francia, en el tercer viaje de Justo José de Urquiza. En esos barcos amenazados por la peste que dejó la guerra, los viajeros nacían y morían durante la travesía.

Una vez establecidos en la localidad de San José,  formaron su familia. Tuvieron once hijos; de los once, Lino, Miguel y Cristóbal formaron la Sociedad Bard Hermanos. Juan, otro de los once hermanos, no la integró porque era boticario. Y, gracias a sus conocimientos de química, fue quien finalmente ayudó a sus hermanos a realizar la fórmula para hacer los licores. Estuvieron aproximadamente dos años haciendo mezclas, hasta que consiguieron lo que buscaban. Luego del lanzamiento al mercado, trabajaron durante años hasta que la Sociedad se rompió, y sólo continuaron mi abuelo Lino y su hijo del mismo nombre, mi papá, quien lamentablemente falleció muy joven a los 52 años”.

Licorería Bard

Licorería Bard

Fue en ese momento cuando Olga Bard decidió tomar las riendas de su licorería, donde hoy recibe a estudiantes y turistas de todas las edades para contarles la historia que se exhibe, como en un museo, a través de los libros contables antiguos, el viejo escritorio de Lino, la tapadora, la caja fuerte, los afiches de otras épocas y otras tantas herramientas pintorescas del pasado.

Una vez ubicados en la barra, Olga presentó a su sobrino Francisco, de 15 años, quien colabora con ella en todas las labores: “Junto a su hermana Lucía, de 18 años, abrazaron esta tarea desde adolescentes, y continuarán con esta tradición totalmente artesanal. De todas las etiquetas que existían en los comienzos (20 variedades), Olga se quedó con tres: naranja, miel y Yatay, frutos que ofrecen la materia prima de la zona y permiten trabajar más cómodamente”.

El joven Francisco llenó unos vasitos y los ofreció con simpatía, mientras Olga señalaba las primeras botellas que se hicieron en nuestro país: “esto es una verdadera reliquia; en el esmerilado se puede leer ‘Bard Hermanos, Colón, Entre Ríos’”.

Patricia Ortiz

Dirección: Entre Rios 1046, San José, Entre Ríos

Teléfono: 03447 47-0214

www.turismoentrerios.com/colon/licores-bard.htm

Licorería Bard

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