Mercedes Farriols dirige Inside Outside en la Universidad de la Punta

Mercedes Farriols dirige Inside Outside en la Universidad de la Punta

Entrevista a la famosa cineasta en Bilbao, en la Universidad del País Vasco. Farriols cuenta cómo nació e impactó la historia de Sara. Al llegar a San Luis, habló de su proyecto y hoy está filmando junto a los alumnos de La Universidad de la Punta, varias películas para TV y un largo. “Sara fue una ex alumna mía, una artista plástica fenomenal que a los 22 años tenía una obra impresionante”…

—¿Qué posibilidades nuevas brindas en Inside Outside?

—Todo fluye día a día, segundo a segundo, y tengo la convicción de generar algo nuevo; mañana ya es pasado, y por lo tanto, me protejo estando en un alerta inquebrantable que me permite permanecer en el hoy. Creo que esa es la alternativa que debemos ofrecernos con cada nuevo proyecto. Siempre que tengo al frente alumnos, equipo, actrices, actores, colegas, propongo en el inicio realizar las preguntas: ¿cómo quiero salir de esta nueva obra?, ¿cómo quiero encontrarme después de este nuevo recorrido? Luego la escritura será mi testigo más allá del chucu-chucu mental, volátil y traidor. Algunas metas se logran y otras nuevas van surgiendo, porque de eso se trata estar con la mente abierta y atenta para que la nave llegue a destino.

—Si hablamos de nuevos roles cinematográficos, ¿te referís a los conocidos o hay un toque “farrioliana”, un desafío que rompe con lo común?

—Sorpresa es lo que exploro, pero no “en o para el cine”. Existe en mí, en la vida, en el amor, en la búsqueda… en las relaciones. Yo me sorprendo todo el tiempo antes de aburrirme; y no permito ni rotulación ni taxonomía. Es lo opuesto a la libertad, siempre. Cuando escribí, dirigí y protagonicé tanta comedia en teatro, escuché que se referían a mí como “la comediante… o la autora de comedias”. ¡Plaf!, un océano de misticismo afloró de mi interior. “Yo no soy sólo eso”, me dije. Y así fue como llegó El mundo indígena con Mimu, Olga, Victoria Olga Ahora estamos trabajando en la búsqueda del ser humano o humana y… ¡qué se yo!, ¿quién sabe qué? Entonces busco, buscamos, a veces encontramos algo. En la India escuché que mi película 4 3 2 UNO es una meditación…

—¿Lo es?

—Algo de eso aparece inesperadamente en la crítica y en la respuesta del público en la Argentina. Yo sigo por ese camino.

—¿De dónde viene la inspiración en Inside Outside?

—De una persona que acabo de ver en el desayunador del College donde vivo, en Bilbao, en la Universidad del País Vasco. Su nombre es Sara. Todo empezó con ella. Hoy estoy en Bilbao. Sara fue una ex alumna mía, una artista plástica fenomenal que a los 22 años tenía una obra impresionante. Sara cayó en la droga y después estuvo en coma, con varios intentos de suicidio. Su historia me impactó tanto que hace un año decidí hacer un corto con obras de ella que formaban parte de seis cortos que realizamos acá y de los cuales cerré cinco, pero ese no lo pude cerrar y lo presenté como work in progress en varios lugares de la India. Fue impactante. Al llegar a San Luis, hablé de ese proyecto… y acá estamos, haciendo varias pelis para TV y un largo.

—¿Qué es de la vida de Sara?

—Está recuperándose. Juntas planeamos realizar un libro de arte. Creo, como Paul Auster o como Jorge Luis Borges, que somos anticipatorios cuando escribimos. Entonces, parafraseando a Auster, escribimos lo que queremos que ocurra. La historia de Inside outside sigue ese camino: es la historia de una pintora que con toda la mierda vivida hace obra, se mete en ella; sublima, se salva, se eleva.

—¿De qué manera se estimula a los alumnos? ¿Qué técnicas, qué frases, qué ejercicios de imaginación los provocan?

—Para mí, todo es un tema de relajación, de respiración, de concentración. La mente es una bastarda que nos traiciona todo el tiempo, siempre atrás o adelante, nunca hoy, aquí y ahora. De eso se trata y sólo de eso: del aquí y ahora. Yo no enseño nada; en todo caso, acompaño. Peter Brook dice que lo que no está, lo que no existe de manera latente, no puede ser hallado. Todo ya está en todos y todas, sólo hay que despertar lo aletargado. Tratamos de volver a ser una niña; un niño: el conectarse con ese momento permite jugar, ser creativo. Un niño se sorprende, no se aburre, y funciona con las dos partes del cerebro… Después, al hacernos más adultos, sobreviene el aburrimiento, los condicionamientos, los miedos… La parte derecha del cerebro dice adiós, me voy a dormir, chau, cuando quieras me llamás. Y en eso estamos, en despertarlo. El niño no tiene miedo, el niño es perfecto… como la vida.

—¿Cómo proyectarás el arte en este espacio de cine?

—Cuando me veo en el futuro, me veo en un cerro, con un montón de gente alrededor y en silencio, jugando con colores y vestida de blanco. Pero cuando bajo a tierra, me doy cuenta de que estoy en La Universidad de la Punta, llena de pelotas de colores, decenas de almohadones, arcoíris, infinidad de telas de diversa textura, siempre vestida de blanco… Pretendo proyectar lo que estoy viviendo.

—¿Qué colores ya están formando parte de la estética de Inside Outside?

—Sara, la protagonista, es una performer en el arte, en la vida. No le basta la paleta, no le bastan las texturas en una tela, no le basta sólo la escultura. Ella misma se pone dentro entonces… ¡eh!, ¡estamos en un lugar que da para todo! Un día la paleta es terracota como el Parque Las Quijadas y otro día es blanca como Las Salinas del Bebedero. A diferencia de 4 3 2 UNO, que es blanco y negro, apenas un rayo de sol, o un aroma rojizo… Inside.. es puro color, es el color mismo y su búsqueda intensa.

—¿Cuántos colores manchan esta paleta?

—El color del estado de ánimo, el color del sentimiento, el color de la miseria, el color de la violación, el color del pis, el color de la sangre, el color de la iluminación. Hay una escena que adoro que es en La Carolina, y en medio de esa belleza suprema, la búsqueda se transforma en rojo, y el rojo en ese paisaje representa la elevación, por ejemplo.

—¿Cuál fue el criterio de división de tareas a los alumnos? ¿Cómo han sido seleccionados?

—Las personas ocupamos los lugares que queremos ocupar, nadie nos elige, nosotros lo hacemos. Desde octubre de 2010, pasaron “por mí”, para decirlo de alguna forma, 230 personas en las capacitaciones, gente de cine, maestros, docentes, profesores de plástica, de música… Toda gente maravillosa que está en su búsqueda como persona, como ser humano. No siempre vamos a buscar lo que formalmente nos decimos que vamos a buscar; es normal, nos ocurre todo el tiempo. Tampoco encontramos lo que creíamos que íbamos a encontrar, y eso es la magia. Hubo gente que manifestó deseos de estar; otros, no. Algunos estuvieron por períodos; otros, un rato sí, otro rato no; y otros, todo el tiempo. Qué se yo, como la vida, como creo que tienen que ser las relaciones: no rígidas, versátiles, útiles al desarrollo de las partes y no estructuradas por el pasado que ya fue, amorosas no belicosas. En una primera etapa, las veinte personas sobre veinte participaron, porque era justamente eso: un experimento. Luego quedaron siete, y a lo largo de todo el verano se sumaron músicos extraordinarios, colaboradoras esporádicas que hicieron su experiencia como actrices, otros participaron en arte y en todo tipo de roles. Porque el trabajo propuesto es integral, por lo tanto, yo dirijo y sirvo el café, y el director de fotografía o el cámara levantan la grúa o ceban mate al compañero, o el actor hace claqueta. Bueno, acá empieza el camino “diferente” en el cine, y entonces ya empezamos a hablar de otras aspectos trascendentales.

—¿Qué grupo tiene más dificultades en seguir tu propuesta? ¿Cuáles han avanzado más y por qué?

—¡Uh!, ¡no sé, qué sé yo! Todos, todas, ninguna. Pienso que el ser humano quiere ser feliz, debe ser feliz. Yo soy un ser feliz; esa es mi naturaleza, que desarrollo con mucho trabajo y disciplina. Y aquí empiezan las maravillosas confrontaciones del camino. Tal vez la única forma de acompañarse en un grupo de estudio, de trabajo, en una relación sea, para mí, poder acordar; y de esa manera hacemos, nos equivocamos, volvemos a acordar y seguimos, seguimos, seguimos… Yo estoy tanto en la Universidad del País Vasco como en la Universidad de la Punta para generar un espacio de innovación, creatividad y excelencia; esto sólo sé desarrollarlo con disciplina. Y entonces eso delimita en qué parte de mi círculo cada uno participará. Valoro todo tipo de esfuerzo que en el propio camino de superación es realizado y eso, como maestra, lo tengo a flor de piel pero también fomento ciertos valores: una vida sana, los buenos tratos, la igualdad. Lo cual de ninguna forma quiere decir que seamos todos iguales. Pero claro, si somos diferentes, lo que conseguimos no es lo mismo, no? Yo planteo un trabajo comunitario, pero no es lo mismo lo que logro si me entrego al 20, al 40 o al 100%, ¿no? No es lo mismo el actor o la actriz que llega al escenario con dos horas de trabajo previo, afinando su instrumento, concentrándose, alineándose, que uno que llega con un plato de milanesa con papas fritas, mayonesa, y salchichas rojas e/y/o intoxicaciones varias… y así se presenta a su público. Así lo planteo y ahí también cada cual obtiene lo que le toca explorar en cada momento. Siempre decimos en los grupos que lo del otro es lo del otro, es su espacio, su privacidad. Trabajar conmigo o en el segmento más cercano a mí tiene un costo; me refiero a la entrega, a la disciplina, y por supuesto, tiene sus beneficios, claro.

—¿Cuáles son los lugares comunes que han pasado por este proyecto?

No vivo en un mundo de lugares comunes; mi mundo no es un lugar común, no sé. Me lo invento cada día, como la Reina Roja en el País de Alicia. Tal vez… ¿a eso te referís? Quizá se pueda pensar que porque hablo de libertad, se puede hacer cualquier cosa o de cualquier manera y sorprenderse o enojarse cuando no es así. Tal vez porque hablo de igualdad se crea que tenemos todos los mismos derechos no teniendo las mismas obligaciones. ¡De ninguna manera! Tal vez porque hablo de paz y me visto de blanco, no se acepte que seré intransigente una y otra vez ante la falta de respeto por el trabajo del otro, por los objetivos. Como guía o directora, tengo un rol, aunque siempre hay un momento en que el actor, mi asistente, mi alumna, quien sea, se enoja conmigo, pero si logra superarlo después viene el reconocimiento, el agradecimiento y el amor. Es sólo una cuestión de tiempo. ¿Lugares comunes? No sé…

—¿Cuáles de las obras de Sara te impresionaron más, te provocaron y te invitaron a realizar esta historia?

—Creo en la resiliencia, por supuesto, y siempre dije de mí misma que de la mierda puedo hacer una flor; crear belleza, imponer equilibrio, llegar a la plenitud. La obra de Sara refleja el dolor transformado en obra, la violación que muestra la ternura de la niña indefensa que es transgresora, cruel, solitaria, abandonada, desarraigada, con una pincelada y un virtuosismo increíbles. Sara fue tapa de un libro de la colección que yo dirigí en Bilbao en 2004 o 2005, no me acuerdo bien. Luego, cuando se enferma, yo voy a capturar su obra a León, a casa de su madre. Tuve una intuición, y cuando vi el caudal de la obra, me quedé dos días completos realizando el trabajo. Los traslados de obras de arte son complejos. Sara tiene esculturas que hay que tratar con mucho cuidado. La que más me impactó fue la de un hombre y una mujer. ¡Fue una gran sorpresa!: al rescatar la figura del hombre y la mujer por separado, fue una cosa, pero cuando ambos aparecen apoyados, suaves, livianos, tranquilos uno sobre la otra, fueron uno, hermosos, diferentes. Esta es la obra que más me subyugó y es lo que desarrollamos en el Parque Las Quijadas: tiene su mismo color. Estamos haciendo allí, en medio de esa grandeza suprema, algo muy bello.

—¿Cómo comenzó esta idea en la Universidad de La Punta?

—Fue causalidad. Hace siete años, el anterior rector de la ULP y el gobernador de la provincia, Alberto Rodríguez Saá, vinieron a mi UPV acá, en Bilbao, justo donde estoy ahora. La Universidad de la Punta aún era una maqueta que se mostró a mi rector en Bilbao y, como resultado, ambas entidades firmaron un convenio. Hace dos años me reuní con la rectora Alicia Bañuelos y me dije: “Yo quiero estar acá”. En 2010 estaba por irme a trabajar seis meses a Auroville, en la India donde me ofrecían capacitar gente, hacer cine… crear. En Auroville estuve con 4 3 2 UNO. Es una comunidad, una utopía que existe; allí la gente es feliz con lo que decide hacer. Llegó mayo de 2010… antes de ir a la India, se estrenó 4 3 2 UNO en San Luis y conté la historia de la pintora y me pidieron que lo hiciera en la Universidad de La Punta.

—¿Qué similitudes o diferencias hay entre Auroville y La Punta?

Arquitectónicamente, Auroville y La Punta tienen mucho que ver: los colores, los paisajes, el tratamiento de lo espacial, la luz. La rectora Alicia Bañuelos y la provincia aceptan, o aceptamos, todas las partes, y acá, o ahí, estamos a pleno, creando, trabajando con conducta y creando en libertad. En La Punta tengo todo lo que necesito; es un lugar de excelencia; siento que es mi lugar. En la actualidad, estamos armando una isla nueva de edición para editar material de arte ¡y es genial! Estoy agradecida desde el corazón, porque a veces se puede trabajar mucho pero del otro lado no hay respuesta. En cambio, en este espacio, yo propongo y hay eco y espacio para mi libertad y la creatividad y por eso es mi lugar.

—¿Cuándo se verá la película en cine y en TV?

—Pronto. Pero no sé, no sé, es prematuro. Estamos en plan de hacer 20 pelis para cine y TV, películas de arte, que no es 1 + 1= 2. Es otra búsqueda y no quiero apresurarme ni poner límites. Ya vieron partes en la India y les encantó, así que seguro vamos primero allí. Se viene una etapa de edición que es un mundo. Para mí, la edición es la verdadera dirección de un producto. Durante años edité para el gobierno de Francia y en ese momento tuve una beca de Suecia para la Escuela de Cine de Bergman, en Estocolmo, y me pasaba horas y horas buscando y buscando. La propuesta ahora es que, mientras hago este trabajo, quede gente formada en la Universidad para editar pelis de arte. Esto es lo que nos toca ahora.

—¿Y después?

—Seguir rodando y seguir editando… y seguir y seguir.

—Me interesa mucho lo de la metáfora: si tuvieses que crearla con un pincel, ¿cuál sería?

—Un hexágono.

—¿Qué búsqueda interna has realizado para llegar a esta hermosa propuesta que se refiere a distintas sensaciones y sentimientos?

—Yo elegí el arte como forma de vida. No tengo una vida escindida, no conozco de eso. Nunca me tocó. ¿Es bueno, es malo? Para mí es mágico, divertido, apasionante. Feliz y perfecto. Es mi vida. Yo siempre enseñé, desde muy chica. Y siempre me dije: “Ojalá nunca enseñe lo que no sienta que estoy a pleno para enseñar”. Fui bailarina, y enseñé. Dejé de ser bailarina, y dejé de enseñar. Cuando volví de Italia, enseñaba italiano; a los dos años de no volver más a Italia, dejé de enseñar porque no me sentía a full para hacerlo. Luego, cuando me instalo como escritora, ayudo a escribir y aquí me quedo. Cuando me formé como actriz con Carlos Gandolfo, Vittorio Gassman, Darío Fo, empecé a explorar el aquí y ahora. Comenzó la preocupación por los malos tratos, la No violencia: hago algo con ello y aquí me quedo. No creo en verdades únicas, ni siquiera en las mías. Pasan, mutan, yo muto. Aseveré tantas cosas en una línea tal vez, pero fui cambiando. Otras veces reflexiono: “Uy, mirá antes en qué me basaba”. Igual creo que hay que comprometerse con el punto de vista que tengamos, a muerte. También soltarlo si hay que soltarlo. Ya frecuentaba técnicas de meditación orientales en esos momentos. Y aquí me quedo, ya sea teatro, cine, plástica, dirigiendo, escribiendo, enseñando, haciendo reír, hablo de las mismas cosas que me ocupan: yo exploro el aquí y ahora y mi interior que es mi trascendencia, sólo eso. Meditar es mi gran viaje. Es el Infinito. Transmuto en Arte. Mi poeta. Y soy feliz. Y eso comparto en la enseñanza o en la conducción. En el Arte, mi Poesía. En el Amor. Sólo eso.

—Me gustaría finalizar con el espíritu y los sentidos del hexágono. A esta altura de la entrevista, lo imagino con brillo, luz y vida propia…

Un día me desperté con un hexágono (siempre lo dibujo en mis cuadernos con infinitos hermanitos que dan dodecaedros de infinito). Hice construir uno en el Campus de la ULP. Era una escena que no estaba escrita en el guión, una aparición, anexa a otra escena o al todo, no sé, no importa.

Un hexágono con hierros de luz. Grande, muy grande. Y alto, hacia el cielo. Con hilos que unían cada vértice y todos unidos a otro, hierro en el centro. Se colgaron doce sábanas blancas de una textura apta para volar. Vestí a todo el equipo de blanco, incluida yo, más Sara de niña. Entre el hexágono se veían las sábanas, los seres de blanco. El viento solicitado hizo lo suyo, y se desarrollaron los sentidos y las percepciones. Fuimos más allá de los cinco sentidos para ingresar en lo multidimensional. El lugar, La Punta, el cerro, la inmensidad son plataforma casi maya diría yo. Ese fue uno de los momentos más mágicos que tuvo el rodaje. Aunque de esos momentos de conexión cósmica multidimensional, la obra y mi vida están plagadas y convivo con ello; compartirlo con el equipo fue un regalo.

Algunos de los colaboradores más cercanos de Mercedes Farriols: Ariel Lucero, Eleonora Olguín , Andrea Breninato la diseñadora Marisa Marana y el Director de Fotografía colombiano invitado a la ULP Sebastián Cardona.

Sitio Web: www.ulp.edu.ar

Patricia Ortiz


1 Comentario

  1. micaela - 25/04/2012

    mercedes farriols,,una grande

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