Evita y el hecho de cómo está presente en el repertorio patrimonial de los argentinos es un aporte y un homenaje que la Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos ofrece a su memoria en el marco de la presentación del primer número de la Serie Documentos (Ante la muerte de Evita).
“El trabajo que hoy me congratulo en presentar, y que la Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos ofrece al público, tiene que ver con esa `apropiación’, de Evita en particular, en la memoria colectiva”. (Extraído del prólogo de la presentación de la Arq. María Cristina Álvarez Rodríguez).
Ante la muerte de Evita refiere a la mujer que lloraron miles de argentinos, que llevaron el luto, lo transformaron en recuerdo y lo elevaron al lugar de figura histórica.
Evita y el hecho de cómo está presente en el repertorio patrimonial de los argentinos es un aporte y un homenaje que la Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos ofrece a su memoria en el marco de la presentación del primer número de la Serie Documentos (Ante la muerte de Evita). El acto comenzó con la bienvenida del señor presidente de dicha Comisión, arquitecto Juan Martín Repetto, en el Auditorio del Instituto Nacional de Investigaciones Históricas Eva Perón del Museo Evita.
“Decidimos purgar la cantidad de archivos importantes de la Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos, y nos hemos encontrado con un fondo documental inexplorado de archivos fotográficos y fílmicos de los años 40. Este documento pretende contar una historia lo más amplia posible y para lograrlo trabajamos en series que tienen que ver con los lugares importantes, donde se destaca la presencia de un prócer. De esta manera, queremos rescatar la historia en forma imparcial mediante los registros de la época que nos permitan recobrar y declarar aquellos elementos fundantes que tuvieron que ver con el momento histórico”.
El arquitecto Repetto transmitió una idea de trabajo, nada sesgada, bajo la línea de pensamiento de deponer actitudes, acordar estrategias y proteger los monumentos bajo una nueva mirada de la Comisión.
¿Qué piensa este cuerpo colegiado de la obra de Perón y Evita?
Las respuestas son el resultado de la lectura de este primer trabajo, cuya investigación histórica fue asumida por el doctor Oscar De Masi, vocal secretario de la Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos y quien dirige la colección.
Amplia pantalla, luces y fotos acompañaron la exposición del doctor Oscar De Masi en el auditorio, que comenzó con el agradecimiento a los integrantes de la Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos, al Museo Evita y a muchos alumnos de la Escuela de Museología. De Masi detalló el itinerario de cómo se inició y siguió la recuperación del repertorio patrimonial del justicialismo, un tema difícil para todos aquellos que se dicen peronistas: “Expondré acerca de las estéticas que el peronismo desarrolló. La estética está representada en el decir de ciertas cosas economizando la mediación del lenguaje; se expresa a través del diseño, de la forma y la imagen. El peronismo la desplegó como lo hicieron los grandes movimientos políticos y sociales. Hay importantes trabajos que están apareciendo, como el de Marcela Gene, sobre la gráfica peronista; hay otros sobre arquitectura y un trabajo acerca del cine en la época peronista”.
El peronismo debió recurrir a la construcción de una serie de signos y series y proyectarlos a lo largo de su existencia, en la que hubo proscripciones físicas y simbólicas. La V es un acto de estética y se transforma en graffitti. Desde el 17 de octubre de 1945, los signos y series se convierten en programas iconográficos y en cánones visuales y prácticos.
El doctor De Masi explicó que el peronismo no era creativo; copiaba la arquitectura de Hitler en Alemania o de Mussolini en Italia, y esto daba como resultado una construcción fascista acriollada o nazi argentinizada, pero en realidad no era así. En el primer momento, las arquitecturas del Estado fuerte, de los años 30, fueron arquitecturas imperiales, monumentalistas, no solo la del fascismo del Tercer Reich, también la de Rusia, la del New Deal en Estados Unidos. Esto sucedía porque el Estado fuerte reclamaba el monumentalismo, y el peronismo asumió estas estéticas neoimperiales que fueron cambiando con el transcurso del tiempo por otras arquitecturas que abandonaron el estilo anterior, conocido también como prusiano. El estilo de vanguardia racionalista aparece en los programas de asistencia social. Los columbarium, o palomares, construidos en la Antigua Roma se van dejando de lado a medida que va variando el lenguaje. El barrio de Curapaligüe es un ejemplo donde se emplea un estilo de arquitectura moderna que abandona las ataduras neoclásicas para ingresar en otra dimensión dada por las escalas territoriales de magnitud o urbanas: ¡Buenos Aires era la capital del justicialismo!
Una postal de Ezeiza reveló la implantación del aeropuerto y el entorno vial y urbano que lo acompañaba. “La torre de operaciones aéreas y la imagen del avión moderno, la tecnología, son parte de las estéticas y del desprejuicio que el peronismo ostentaba. Los arquitectos de la época no dudaban en adaptar estilos desprejuiciados que exponían en reminiscencias árabes como las de la República de los Niños, en Gonnet, inaugurada en 1951 por Juan Domingo Perón. Fue considerada el mayor emprendimiento infantil de Latinoamérica y el primer parque temático del continente con un programa educativo completo, centro cívico y edificios concebidos a escala infantil: bancos, plazas, palacios, museos y capillas”, continuó el disertante.
La siguiente figura descubrió los monoblocks y los planes de vivienda colectiva posteriores a 1955, que trajeron dignidad a los habitantes. El justicialismo echó mano de los pintoresquismos que desarrollaron la veta estética roosveliana con sus chalecitos californianos: ¡toda una innovación!
A continuación llegó el turno del famoso monumento al Descamisado, cuya idea era la de emplazarlo al lado de la Facultad de Derecho. La colosal estatua fue encargada al escultor italiano León Tomassi, que trabajaba en las figuras que decorarían la Fundación Eva Perón. Tenía que ser el más grande del mundo, y Tomassi, que trabajó al servicio de Mussolini en la escuela lombarda, comenzó a realizar los moldes en San Isidro; luego, la estatua la terminaría en su taller de Milán.
El golpe del 55 echó por tierra la concreción del monumento pensado como el más grande del mundo, con una altura, hasta la cabeza del coloso, de 140 metros. De Masi señaló la base; una arquitectura imperial con una estructura hueca, cadena elicoidal que conducía a los visitantes a distintas plataformas intermedias que se abrían como puntos de observación panorámicos de la ciudad.
“El Descamisado no era Perón, era una alegoría, una figura que incorpora al repertorio iconográfico argentino a alguien que hizo su aparición el 17 de octubre de 1945 y se convirtió en un arquetipo. Los modernos criterios de interpretación museística se adelantaban en un museo y una biblioteca interpretativos. El fallecimiento de Eva implicó el cambio en el programa, pero el monumento al Descamisado fue el prototipo de las conquistas sociales. Tras la muerte de Evita, los planes de transformación en sarcófago de pie de cristal que mirara hacia abajo la cripta de Eva Perón no se implementaron porque el golpe militar del 55 devastó las estructuras y las destruyó”, comentó De Masi, quien sumó a la arquitectura como expresión fuerte de identidad en las artes gráficas y la comunicación de los afiches del gobierno, donde la figura de Perón y de Eva, relacionadas con los planes quinquenales, aparecieron marcando una estética con elementos de lenguaje moderno que no se habían utilizado en programas gubernamentales.
En esa época las estampillas y el mundo de la filatelia se transformaron en una usina de información que, sin abandonar las figuras de los próceres, sumaron a otras como la de los restos de los padres del General Don José de San Martín, la Fragata Sarmiento, las gestas de la época, los aniversarios o la figura de los trabajadores. Otras reproducían la productividad argentina, los ferrocarriles, las comunicaciones y las líneas aéreas del Estado. Las nuevas imágenes y alegorías representaban a una Argentina moderna que evolucionaba.
En el final, la hermosa figura de Evita no podía faltar en el repertorio iconográfico desde agosto de 1952. “Estas estampillas-afiches identificaron una idea, un pensamiento, un movimiento que tiene la misma elocuencia que cuando hacemos el signo de la V”, concluyó el secretario de la Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos.
La Arq. Cristina Álvarez Rodríguez recibió de manos del arquitecto Juan M. Repetto, en carácter de donación al Museo Evita, la copia de los documentos relativos al fallecimiento de Eva Perón existentes en archivos de la Comisión: “Desde el año 1994 trabajamos en el proyecto del Museo Evita y deseábamos que esta casa fuese el hogar para reencontrarnos y anclar en una memoria fértil, constructora de un relato histórico. Sumamos etapas corrigiendo errores. En un honor recibir la publicación de estos documentos como un aporte novedoso”.
La presidente del Museo Evita ponderó el trabajo de la Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos, que tiene como objetivo la preservación de la memoria física y de lugares emblemáticos donde ocurrieron acontecimientos que nos conmueven y nos identifican como sociedad. Sin duda, un lugar histórico habla de una época, de una independencia que hizo a la dignidad del pueblo argentino: “Queremos sumar a otros próceres y destacar a héroes colectivos. Creo que podemos homenajear y reivindicar cuestiones porque hoy construimos una etapa histórica”
Patricia Ortiz
Más información:
www.monumentosysitios.gov.ar
www.museoevita.org
