La Fundación Flexer ayuda a los niños con cáncer

La Fundación Flexer ayuda a los niños con cáncer

Entrevista a la Lic. Leticia García, directora ejecutiva de la Fundación Flexer, que desarrolla actividades de contención integral tanto para el niño enfermo de cáncer como para sus padres. No ofrece soluciones médicas directas, pero su intervención repercute en la calidad del tratamiento, en el bienestar general de la familia y en la capacidad de los adultos para acompañar a sus hijos.

—¿Cuándo nació la Fundación Fletxer? 

—La Fundación Natalí Dafne Flexer fue creada en 1995 para ayudar a los niños con cáncer. Su fundadora, Edith Grynszpancholc, lo hizo en memoria de su hija Natalie, quien murió de esta cruel enfermedad. Gracias al apoyo de un grupo de amigos totalmente comprometidos por el afecto y la solidaridad, la Fundación comenzó a desarrollar actividades de contención emocional para los niños y sus familias en sus diferentes sedes, ubicadas en el Hospital Casa Cuna, el Hospital Posadas en Buenos Aires y dos más en las provincias de Corrientes y Tucumán. En general, realizamos las mismas actividades, salvo algunas particularidades. El trabajo está vinculado con el apoyo para la obtención de recursos relacionados con el tratamiento médico, psicológico o recreativo. En cuanto a los profesionales, se acercan a nosotros a través de las sedes y los apoyamos con becas de capacitación. La fundación se subvenciona con el aporte mensual de personas y empresas que, entre otras cosas, patrocinan eventos.

Edith Grynszpancholc, presidente de la Fundación Flexer

Edith Grynszpancholc, presidente de la Fundación Flexer

 

—¿Cuándo comenzó su trabajo en la Fundación?

—Llegué hace 15 años, y a partir de ese momento inicié una labor variada. ¡Todo el tiempo suceden hechos! Recibimos a 1500 familias por mes, y continuamente estamos adaptándonos a sus necesidades. Disfrutamos el día a día y nos da satisfacción el trabajo que se genera junto a los 150 voluntarios que forman parte de este mundo al que se ingresa con mucho desconocimiento. Cada vez que vemos como un chico deja atrás la enfermedad, nos alegra.

—¿Qué actividades desarrollan los voluntarios?

—Los ubicamos en las salas de juego, en el área de recreación o dirigiendo los talleres de recreación. Además, existe un espacio de logística; allí se centraliza la ayuda a través de las donaciones o se organizan los eventos durante el año. También contamos con profesionales que ofrecen su trabajo en el sitio www.fundacionflexer.org, donde recibimos los datos de quienes quieren colaborar. Los interesados deben llenar un formulario para ser convocados de acuerdo con las necesidades.

—¿Por qué febrero es el mes del cáncer infantil?

—La Fundación Flexer forma parte de una confederación internacional de organizaciones de ayuda a chicos con cáncer y representa a la Argentina y a Latinoamérica. El 15 de febrero, la confederación propone la realización de eventos, y en ese marco creamos la campaña “Ponete la camiseta”, que invita a la gente a tomarse una foto vestida con una camiseta blanca, que se sube a las redes. Mediante esta acción, logramos que más gente se involucre y conozca la existencia del cáncer infantil. También logra que los chicos se integren durante el tratamiento.

Campaña "Ponete la camiseta" en Alto Palermo

Campaña «Ponete la camiseta» en Alto Palermo

¿De qué manera la Fundación contiene a la familia de los chicos enfermos?

—Cuando los familiares de un chico con cáncer reciben la noticia, nos hacemos cargo de que el impacto es para todos. En general, no están preparados y hay que ayudarlos en su emoción. Es entonces cuando comienzan a manejar un vocabulario nuevo. Sabemos que hay que vencer el miedo que les produce la palabra “cáncer” en una franja que se extiende desde ser bebé hasta los 20 años.

—¿Qué actividades despiertan más interés en los niños?

—La recreación forma parte de un programa destinado a la expresión a través del juego; en general, les resulta difícil poner los sentimientos en palabras, y por este motivo es una herramienta que les permite jugar, aprender y disfrutar en grupo. Debemos tener en cuenta que, independientemente de que sepan o no de su enfermedad, en algún lugar lo presienten, porque observan cambios en su rutina. Consideramos que es necesario contarles, para tenerlos como parte y protagonistas de lo que les ocurre. El equipo interdisciplinario les brinda todo lo que está a su alcance para acompañarlos en la delicada etapa.

—¿Hay muchos casos con final feliz?

—¡Sí, los hay! Si el diagnóstico es acertado, el 70% lo logra. Al principio, nunca sabemos quiénes se curarán o no. Nos parece que, más allá del resultado del tratamiento, lo fundamental es que estamos ahí para sostenerlos.

—¿Qué proyectos tienen para este año?

—Iniciamos la construcción de nuestra nueva sede frente al Hospital Gutiérrez. En la primera etapa, se demolió la casa vieja; estamos entusiasmados con este proyecto que nos permitirá ofrecer más servicios a los que se incorporen, ya que tenemos un déficit de espacio al recibir a alrededor de 800 familias por mes.

—¿Cómo es su día de trabajo?

—¡Muy intenso! Comienzo muy temprano en la mañana, y aunque decido cumplir con una agenda programada, los planes cambian. Con el tiempo, me he ido acostumbrando a resolver temas cotidianos junto a mi equipo, como la búsqueda de una silla de ruedas, remedios, atención oncológica o asistencia psicológica. Como verás, mi trabajo tiene que ver con el aquí y el ahora. Fijamos metas para saber dónde queremos llegar; es muy importante hacer un balance entre las dos áreas.

Catherine Fulop apoya a la Fundación Flexer

Catherine Fulop apoya a la Fundación Flexer

—¿Cuál es la mayor dificultad de cada día?

—Tengo vocación y un gran placer por mi trabajo. Soy una mujer privilegiada que se levanta con ganas de ir a la fundación, más allá de lo difícil de la tarea en lo emocional. La posibilidad de estar en una organización que colabora con tantas familias que sufren por sus hijos me ubica en un lugar especial. Estamos unidos más allá de lo que hoy nos toca y superamos situaciones personales para hacerles frente.

—¿Qué respuestas han tenido de la campaña “Ponete la camiseta”?

—Nos ofrece momentos inolvidables. La gente se acerca y deja un mensaje de apoyo a los chicos. Ha evolucionado a lo largo de cinco años, y sobre todo en el interior. Además contamos con la participación de varias organizaciones en Latinoamérica.

Estamos satisfechos porque hemos logrado crear conciencia sobre la existencia del cáncer infantil y transmitir que no es totalmente mortal y, a partir de una apertura mental, se obtiene que los niños se integren socialmente durante el tratamiento.

—¿Cuál es el mensaje que nos deja la campaña?

—Una simple reflexión: “Un niño enfermo de cáncer sigue siendo “un niño” con todas las necesidades y sueños de quien espera jugar, compartir y reír con sus amigos. A pesar de todo, continúa siendo un niño”.

Patricia Ortiz

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