En la película 4 3 2 UNO, Román Capurro es el niño protagonista

En la película 4 3 2 UNO, Román Capurro es el niño protagonista

Román es un chico de 10 años que va a la escuela, es cinturón azul de taekwondo y practica básquet. Ama los libros de Gaturro y sus tiras y se deleita con su amigo Adrián. Tiene una abuela en Córdoba, que visita cuando está de vacaciones. Quiere aprender a tocar la guitarra y a hacer cerámica precolombina. La magia del cine tocó a su puerta y él la abrió para contarnos su participación en 4 3 2 UNO.


Román es el nieto de una vecina de la playa de la Costa Atlántica donde Mercedes Farriols tiene su casa. De repente y por esas cosas de la vida, el pequeño de 10 años fue parte del film, que nació de una historia personal de la creativa directora. “Un día yo estaba en la playa con Mercedes y ella me empezó a hablar sobre su nueva película. Me propuso actuar aunque yo, al principio, lo tomé como una broma. Hablaba muy en serio y así fue como llegué a construir un personaje de un chico tranquilo, solitario y que disfrutaba de jugar en un lugar donde el mar es dueño de todo”, comentó Román.

El escenario elegido por Farriols no puede ser más inmenso y no deja de hablar por sí mismo. Tranquilidad, reflexión y respuestas son devueltas por el ruido de las olas que llegan y se alejan otra vez. Imaginemos a una mujer, un adiós eterno, una cámara que va adonde los pies desnudos que caminan sobre la arena la llevan. Ella se acerca y establece un diálogo. Por momentos decide nadar y entregarse a sus movimientos… así sin pensar, esperando que surja una nueva propuesta.

En la película hay interrogantes sobre el verdadero sentir: ¿hay una sola forma de afrontar el duelo? ¿O hay muchas, distintas, diversas como el movimiento del mar?

Román explicó que una de las escenas que más lo conmovió fue cuando estaba sentado en el árbol, porque ese es un pasaje que le hizo su abuelo cuando cumplió 9 años. “Me gustó verme y también conocer los efectos especiales. Fue un momento en el que estuve pensativo. La parte que más me costó fue la que tenía que subir al caballo, porque me daba un poco de miedo. También pensé dos veces la escena en que caminaba entre los médanos llenos de abrojitos, porque estaba descalzo”.

Este joven actor recibió como experiencia, además de conocer cómo se hace una película, una lección sobre la vida, y dice que en una época solía hacerse muchas preguntas sobre la muerte. “Me tranquilizó algo que me dijo mi mamá, muy parecido a lo que le pasa a mi personaje, que siente que el papá sigue estando o no está tan lejos”, dijo Román, quien por su corta edad afirmó que para entender la película desde el título sólo hay que mirarla: “Si fuera un espectador, no sé si lo entendería, porque me parecería que se trata de una cuenta regresiva, 4, 3, 2, uno ¡acción! Para mí todo era nuevo y fue genial… ¿qué chico no querría verse en esa pantalla grande?

Patricia Ortiz

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