El Camino Ignaciano, un peregrinaje que sigue los pasos de San Ignacio de Loyola en Euskadi

El Camino Ignaciano, un peregrinaje que sigue los pasos de San Ignacio de Loyola en Euskadi

El Camino Ignaciano que sigue los pasos de San Ignacio de Loyola en Euskadi, es un peregrinaje que se inicia en tierras vascas y pasa por la Rioja, Navarra y Aragón hasta el territorio catalán para concluir en Manresa, en la provincia de Barcelona, España.

Este recorrido espiritual traza un camino que ha sido marcado por un ser humano de excepción que lo realizó en 1522 desde Loyola hasta la localidad de Manresa y se diferencia de otros porque los peregrinos no solo caminan hacia un lugar, sino que de este modo recrean la experiencia de Ignacio en el viaje que proyectó a través de España.

Es que la obra de San Ignacio de Loyola y su importancia a nivel global se comenzó a conocer por la impronta que le dio al concepto de peregrinación basado en los “Ejercicios Espirituales”, creados, precisamente, en una peregrinación: no es casual que, en su autobiografía, Ignacio se refiera a sí mismo como un “peregrino”.

El Camino Ignaciano, un peregrinaje que sigue los pasos de San Ignacio de Loyola en Euskadi

Otro aporte efectuado al recorrido del caminante ignaciano fue el que dejó establecido en las Constituciones de la Compañía de Jesús que establecían que los jesuitas debían incorporar la experiencia y emprender una peregrinación, condición que fue única entre las órdenes religiosas. San Ignacio de Loyola transmitió, de este modo, el sentido del recorrido de la vida que aunque puede ser en compañía, siempre se reserva un espacio y un tiempo para conectarse con el interior espiritual de cada uno. Es un llamado al despertar del viajero que elige su rumbo y lo disfruta en silencio.

En Euskadi el Camino consta de seis etapas que pasan por Azpeitia, donde sobresale el majestuoso edificio monumental del Santuario de Loiola un complejo monumental construido alrededor de la casa de la familia Loyola que deslumbra al caminante. Desde Gipuzkoa se ingresa en Araba-Álava, atravesando La Llanada, Montaña y Rioja Alavesa, pasando de allí a Navarra.

El mundo de Ignacio en su tierra vasca era simple, sereno y tranquilo como los paisajes que se observan e incorporan, despojados de trabajadas construcciones, constituyen entornos abiertos y de naturaleza agreste, carreteras poco concurridas y poblados sin excesivos postes de luz y servicios.  Maravillosas son las vistas de los macizos montañosos; los verdes bosques cuya luz solar entra tímidamente en su reinado e impactantes y estruendosas pendientes. Este marco ofrecido por la naturaleza complementa el deseo de conectarse con ella.

La creación de los caminos de peregrinaje, fomentan la llegada de miles de viajeros que van dejando su huella e interesando a otros. De este modo el Camino Ignaciano alimenta el desarrollo del turismo, apoyado no solo en la necesidad religiosa o espiritual, sino también en la atracción que despierta el valioso patrimonio de Euskadi: el Santuario de Loiola, la Ermita de La Antigua y el Santuario de Arantzazu. Otros senderos nos llevan al interior de Gipuzkoa, hasta descubrir Zumarraga, cuya segunda parada es la Ermita de La Antigua. El final del recorrido lo define el Parque Natural de Aizkorri-Aratz. Podemos asegurar que quien transite estos caminos históricos y míticos vivirá una experiencia inolvidable.

Patricia Ortiz
Corrección: Ricardo de Titto 
Crédito fotográfico: Turismo Euskadi  

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