Entrevista a Jorge Castañeda, intendente de la Villa de Calingasta, un departamento ubicado en la provincia de San Juan rodeado de un paisaje único que combina montañas de colores intensos y picos nevados; árboles frutales que perfuman el camino y circuitos que llevan a las cumbres más destacadas de la cordillera. Aquí, desde este oasis andino, Castañeda cuenta a Caminos Culturales por qué el valle es elegido por los turistas para recorrer y disfrutar días inolvidables.
¿Qué significa Calingasta?
Calin: cacique; gasta: pueblo, o sea, el “pueblo de Calin”. Así como Tinogasta y Antofagasta, estos pueblos eran asiento de los caciques y señoríos de aquellos tiempos.
¿Qué paisajes descubrimos en Calingasta?
El Valle de Calingasta ofrece un paisaje único pintado en maravillosos pueblos turísticos ubicados en un valle longitudinal ubicado de Sur a Norte, rodeado por la Precordillera y Cordillera de los Andes que impactan con sus amplias vistas. La magnitud del Cerro Mercedario dueño de 6.770 metros de altura se puede observar desde aquí; además se descubre uno de los circuitos más destacados de nuestra cordillera; el Balcón de los 6 mil metros, una travesía de diez días aproximadamente que nos lleva a lo más alto y desafía nuestras expectativas y emociones.
¿Qué actividades se realizan en la Municipalidad de Calingasta?
Este es el sexto año de una gestión que va por el segundo período y en la cual hemos apostado a desarrollar el Turismo. En los primeros cuatro años llegamos a ser reconocidos como el primer destino turístico sustentable de San Juan, según estadísticas del Ministerio de Turismo y Cultura de San Juan, junto a cuatro departamentos del país. Tenemos reservas mineras de cobre en exploración y una agricultura y ganadería en franco desarrollo aunque lo turístico es política de estado y a partir de esa prioridad se desprenden otras actividades. Existe una delegación en la cual cuarenta productores y artesanos ofrecen dulces, frutas desecadas, madera, tela, cuero, tela. En las plazas de cada pueblo se venden productos de ganadería que se procesan y venden al turista para mostrar nuestras artesanías.
Los dulces de Calingasta son muy conocidos: ¿Cuáles nos recomienda?
Los de membrillo son muy ricos; también son especiales los de pera, manzana y duraznos al natural y, muy reconocidos, los zapallos en almíbar. Los extractos de tomate disecado y porotos –como el mismo zapallo en almíbar– son muy demandados. Por otra parte, el cuero de la vaca se transforma en llaveros y en otros portaobjetos; se venden ceniceros hechos de piedra o madera. Las hierbas aromáticas como el cedrón, el romero y el estragón son elegidas para infusiones o condimentos
¿Qué lugar tienen los vinos?
Calingasta se destaca por los vinos de altura que han conseguido muy buenos resultados en el país. Entre ellos se destaca el vino de autor Casimiro, a 1400 m.s.n.m. en la Bodega “Las Cambachas”, un producto de los sanjuaninos Emiliano Lorenzo y Carlos Tinto que ha cosechado medallas de oro. Se invierte en el enoturismo que es una actividad muy especial y que combina aventura con el simple acto de compartir…
¿Qué experiencias se comparten?
Las excursiones a la cordillera, a la Pampa del Leoncito; deportes como el rafting en el Río los Patos, mountain bike, el carrovelismo –que con el simple impulso del aire un carro toma velocidad y se pierde en la montaña– que encanta a quienes lo practican ya que se realiza en una planicie de doce kilómetros de largo y cinco kilómetros de ancho en un desierto blanco que reúne a deportistas y amantes del viento y del paisaje. Una propuesta muy interesante es esperar a que caiga la noche para disfrutar de un cielo estrellado e impactante. En Barreal, las cabalgatas a lomo de mula y a caballo transcurren entre verdes álamos y sauces llorones.
¿Cómo llegamos a este paraíso andino?
Tomamos la Ruta 40 desde la ciudad de San Juan (son 230 km) y luego las ruta 134 y 12 y ya nos encontramos en Calingasta. Los caminos son seguros y se encuentran en muy buenas condiciones: es un recorrido que se disfruta cuando parece que la precordillera y la misma cordillera están tan cerca nuestro porque se transita tanto por elevaciones como por extensos valles.
¿Cómo trabaja en este año de apertura, luego de las restricciones por la pandemia?
Hemos tenido una excelente organización y contado con la colaboración de la gente de salud, de seguridad y de los mismos habitantes: somos amigos y nos conocemos. La gente pide y aporta ideas o da información, por ejemplo, de que un árbol se está secando o que es necesario llegar a determinado lugar para brindar una ayuda. De esta manera se puede actuar inmediatamente. Calingasta fue el primer departamento del país en abrir después de la pandemia y recibimos con alegría a mucha gente que no podía salir a otros destinos y que luego de conocer Calingasta, la eligen para vacacionar.
Quisiera destinar unas líneas especiales para referirme a Tamberías, la capital de Calingasta, que se destaca su casco histórico y donde se fundó el primer proyecto minero de Domingo Faustino Sarmiento en el que trabajaron más de 4000 personas. Son grandes casonas antiguas que hemos refaccionado con la técnica usada en la antigüedad. Lo hemos convertido en un producto turístico importante: forman parte de las minas del Carmen en el Tontal, el Trocadero y las minas de Hilario. Los proveedores se encontraban del otro lado y todos forman parte de un mismo circuito. Al cerrarse la mina en 1867, se funda sobre Tamberías, Villa Maipú, el departamento de Calingasta y se inicia la unidad geopolítica que se va transformando lo que a su vez revierte en su concreción como atracción para el turismo.
¿Qué apoyo le brinda el Ministerio de Turismo y las Culturas a cargo de la ministra Claudia Grynszpan?
Debo destacar las políticas públicas integrales que se llevan a cabo desde el Ministerio: hace muchos años que solo mostramos el Valle de la Luna y este gobierno ha volcado su mirada a todas las localidades. Nos dan muchas herramientas para utilizar tanto desde el estado como desde el ámbito privado a través de préstamos blandos o capacitaciones y congresos que influyen en la mejora de la calidad de los servicios. Sabemos que el turista cambió su forma de viajar; no solo busca buenos precios, quiere disfrutar de una estadía cómoda y con propuestas diversas. Es exigente.
¿De qué forma describiría a los lectores un amanecer en Calingasta, un paisaje o el cielo que brilla sobre los picos nevados?
Cuando me levanto, temprano en la mañana y el rocío aún permanece en las flores o en el verde del camino, observo que Calingasta nos regala un suelo fértil y deseoso de ser cultivado; en este pequeño oasis cada uno de los productos que forman parte de nuestra alimentación crecen y nos dan frutos: es la misión de esta tierra…
Y cuando el otoño transforma las hojas verdes del verano en sus tonos ocres o amarillos y vemos allá en el horizonte el imponente macizo de picos nevados y elevados, pienso que vivimos en un lugar elegido como regalo de Dios. Muchas veces, esta belleza nos recarga e impulsa para salir a trabajar, renovar nuestro compromiso con la tierra de la región y hacer lo que necesitamos en pos de una mejor calidad de vida: ¡es muy valioso!
¡Calingasta lo motiva!
Siempre. Y pone en valor aquello de que pueden faltar algunas cosas pero al contemplar esta naturaleza que nos abraza, sentimos –además de una gran gratitud– que es una obra de Dios, que existe y que nos ha elegido para nacer aquí y respirar toda esa hermosa vida que nos rodea y nos nutre.
Patricia Ortiz
Corrección: Ricardo de Titto
Crédito fotográfico: Municipalidad de Calingasta
Hermosa recorrida por Calingasta, gracias desde Victoria Entre Ríos