Historia de la cripta arqueológica de Notre-Dame de París

Historia de la cripta arqueológica de Notre-Dame de París

La cripta fue instalada en el año 1980 bajo el atrio de la catedral Notre-Dame de París para presentar los vestigios arqueológicos descubiertos en las excavaciones realizadas entre los años 1965 y 1972.

El recinto ofrece a quien la recorre un panorama único de la evolución urbana y arquitectónica de la isla de la Cité, centro histórico de París. Al descubrir los edificios que se sucedieron en el emplazamiento desde la Antigüedad hasta el siglo XX, el visitante retrocede en el tiempo y se sorprende recorriendo las ruinas, a las que se superponen vestigios medievales y clásicos. El trayecto presenta distintos estratos arqueológicos para comprender mejor cómo la ciudad se fue reconstruyendo sobre desde hace más de 2000 años.

La ciudad galorromana de Lutecia se desarrolló en la orilla izquierda, bajo el reinado del Emperador Augusto (27 a.C. – 14 d.C.). Era un lugar frecuentado por la tribu gala de los Parisi, cuyo nombre figura en las monedas encontradas en el río Sena. En el primer cuarto del siglo I d.C., se juntaron los islotes formando la actual isla de la Cité.

A partir de mediados del siglo III y hasta el siglo V d.C., Lutecia, amenazada por las primeras invasiones germánicas, fue un sitio estratégico en la defensa del Imperio romano contra los bárbaros. La isla de la Cité, fortificada en el 308, se convirtió en el centro activo de la ciudad, mientras que se abandonó parcialmente la orilla izquierda.

Al entrar en la Edad Media, el urbanismo de la isla de la Cité se organizó alrededor de la obra catedralicia comenzada en 1163: la apertura de la calle Neuve Notre Dame, el eje del pórtico central de la Catedral, la reconstrucción del Hotel Dieu al sur del atrio, y la edificación de casas e iglesias. Pasó el tiempo, y al llegar el siglo XVIII, se demolieron muchos edificios medievales para mejorar la circulación y asegurar la salubridad de la isla de la Cité, se amplió el atrio, se prolongó la calle Neuve Notre-Dame, y se construyó un nuevo hospicio de los Enfants-Trouvés.

Comenzando el siglo XIX, el prefecto Haussmann reorganizó de un modo radical el entramado urbano, suprimiendo numerosos edificios antiguos y callejuelas. Se edificó un cuartel (convertido en Prefectura de policía) al fondo de la plaza, así como una construcción vecina, el actual Hotel-Dieu. Hoy día, la configuración del atrio es fruto de estas últimas transformaciones.

El recorrido muestra las diferentes etapas pasadas, tales como la Antigüedad, donde encontramos el antiguo muelle, cuyo tramo conservado en la cripta es el único vestigio del antiguo puerto. Su localización actual revela que la isla tuvo entonces una superficie más reducida, y que sus orillas eran más extensas. Está construido con piedra pequeña y mortero de cal, y tiene un metro de ancho por dos de alto, pero se desconoce exactamente la extensión que pudo tener. El puerto estaba construido sobre el brazo pequeño del Sena, en la vertiente sur de la Isla. Los restos de un edificio destinado a almacén que aún contiene granos de trigo, atestiguan la importante actividad comercial que se desarrollaba en torno al río.

En la Edad Moderna se descubren el hospicio de los Enfants-Trouvés y el Muro. Cuenta la historia que en el siglo XVIII, por razones de higiene y para favorecer la circulación en la Isla, se demolieron muchos edificios medievales. En 1750 se encargó al arquitecto Boffrand la construcción de un nuevo hospicio de los Enfants-Trouvés, en el lado norte de la calle Neuve Notre-Dame. Para construir el edificio, se agrandó un poco el atrio y se hizo demoler las iglesias de Sainte-Genevieve des Ardents (en 1745), Saint Christophe y Saint-Jean le Rond.

En la Antigüedad, las casas galorromanas surgieron durante el siglo III (d.C.), cuando se parceló completamente la Isla. Prueba de ello son los vestigios de amplias y lujosas viviendas, como una basa de columna que aún se encuentra en pie. Su conservación en la cripta permite conocer la densidad de circulación de la época y la elevación del terreno durante 2000 años.

Patricia Ortiz

Crédito fotográfico: Patricia Ortiz Caminos Culturales   

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