Osky Geoffroy, combina pasión, amor y alegría en sus coreografías

Osky Geoffroy, combina pasión, amor y alegría en sus coreografías

Entrevista a Oscar Geoffroy, instructor de fitness, quien día a día ofrece a sus alumnos, creatividad en la danza y en el movimiento a través de una técnica que logra la incorporación de los pasos y la conexión entre la mente, el cuerpo y la música. Fuerza, pasión, amor, alegría y tristeza se combinan en las coreografías que bailan los alumnos, que lo siguen como a un encantador mago de la danza.

–¿Cuándo nació tu pasión por la danza?

–Siempre me gustó bailar, actuar. Esta condición de enseñar y transmitir es una necesidad que me da muchas satisfacciones. Cuando llegué de Chubut, estudiaba Relaciones públicas, y como no podía pagar la carrera, comencé a estudiar todo lo relacionado con la educación física y el fitness. Soy instructor de gimnasia aeróbica y me dedico a dar clases de ritmos; salió así el Osky (así me llaman) histriónico que se divierte con sus alumnas teniendo como nexo a la música.

–¿Cuáles son los caminos que recorres con el arte de bailar?

–En este último tiempo lo hago de Buenos Aires a Santiago de Chile, llevando lo mejor que tengo en cardio street danza y aerotango. Se están realizando muchos encuentros internacionales que fusionan el fitness y la danza. Chile está enamorado de la danza y por este motivo somos invitados para compartir nuestra energía y conocimiento. He tenido una buena repercusión en estos tres viajes. Estuve con Richard Céspedes, director de Total Fitness junto a una venezolana y diez profesores más; soy el único que representa a la Argentina. Además llegaron de España y Venezuela otros colegas. Viajé en noviembre de 2014 a dar el mismo evento y en enero di un curso de diez días, capacitando profesores en técnica, metodología, dinámica y conducción. Ya me convocaron de nuevo.

Osky Geoffroy

Osky Geoffroy

–¿Qué es lo más difícil para los alumnos que intentan aprender tu técnica?

–¡Soltarse, desatarse, romper con la timidez y abrirse! Pero con la claridad con la que imparto la clase es imposible que alguien no pueda seguirla. Está creada para un principiante, un avanzado o un intermedio; quiero que sea dinámica y se adapte al grupo.

–¿Cuál es la técnica en la cual se basa el método de enseñanza?

–Mi metodología tiene como base la aeróbica; va de lo lento a lo rápido, de lo poco a lo mucho. Es importante seguir el paso a paso, claro y simple, pero no por eso menos exigente en cuanto a creatividad. Enseño como a mí me gusta que me enseñen y busco las formas que abran el interés del alumno: sacudir el mantel, barrer, acariciar… son movimientos cotidianos que logran jugar con la gracia y el humor. La buena música es fundamental.

–¿Qué ritmos te gustan más?

–El pop dance me fascina. Cuando empecé, fue el latino. ¡Hoy me gusta la fusión del jazz con el contemporáneo!

Osky Geoffroy

Osky Geoffroy

–¿Todos los días son iguales cuando de dar clases se trata?

–Yo puedo estar mal anímicamente o descompuesto, pero luego de escuchar la música que elijo me transformo. Los grupos, en general, se asemejan al profesor; si soy egoísta, competitivo, tengo mal humor o bailo sin expresar nada, lo transmito. Doy todo lo que está a mi alcance, quiero que mis alumnas sientan que están volando. Cuando las veo mirarse al espejo, me siento feliz porque se transforman y abren sus alas como las mariposas. Es importante la conexión que hace cada una con su cuerpo.

–¿Te sentís un mago de esa transformación?

–Es raro (duda, piensa y esboza una sonrisa). Me encanta porque el cambio que hace la gente que se compromete consigo misma lo hace en dos o tres meses. Es fantástico observar que, cuando trabajamos con el cuerpo, hay un antes y un después en el aspecto, la forma, la intención, la fuerza en los movimientos, la espontaneidad. Al mismo tiempo, la autoestima se fortalece; me doy cuenta porque cuando bailan ya no están pendientes de cada movimiento. Me siento muy bien y me digo: “Qué bueno que hacen algo que les marqué yo, qué bueno que confían y logran expandir una energía que no imaginaban”. Allí está mi creación, mi sello…

Me pasa con las coreografías. Estoy enamorado de lo contemporáneo, juego con el sufrimiento, el amor, las pasiones; el cuerpo habla y se expresa. Este año armamos cuatro grupos coreográficos que concurren al Sport Club, están trabajando el tema de la locura, y la locura en sí es dejar que la mente y el cuerpo fluyan libres.

–¿Qué transmiten las manos?

–La finalización del movimiento. Le dan continuidad, es lo más expresivo. Cuando el bailarín no separa sus manos del cuerpo, o inclina los hombros para adelante, detecto muchas cosas. Empezás a darte cuenta de quién no se anima a mostrarse, si tiene miedo, si es seguro o si se lleva el mundo por delante con total desenfado. Soy muy detallista.

–¿Qué te emociona más de una persona?

–La sencillez. Como persona del interior que soy, mis valores se elevan con un abrazo, la entrega, la sonrisa y la conexión. La hipocresía me molesta: soy claro y directo, la sinceridad es importante, no me gustan las vueltas, voy de frente y me juego por lo que amo.

–¿Cómo nace una coreo de Osky?

–En primer lugar, me tiene que gustar la música, y de acuerdo con lo que dice el tema viene la inspiración desde la melodía que me va llevando. Para ser preciso, escucho la letra y la interpreto. Me llegan los temas de Tony Bennett, Michael Bublé y Norah Jones. La música latina tiene un lugar especial en mi vida; me produce felicidad y alegría cuando la escucho…¡las caderas se mueven solas!

–¿Cuándo sentís que la vida te sorprende?

–Últimamente no lo hace. Me gusta controlar la vida, y cuando me relajo se toma revancha y me dice: “¡Mira lo que te doy!”. Cuando algo disparó sin organizarlo, me asusta. Me gusta que me mimen. Cuando volví de Italia hace unos meses, mi cabeza cambió; estoy abierto y escucho más que antes. La gente me ha dicho cosas maravillosas; mis alumnas me agradecen la clase, la onda, la sonrisa y siento que yo soy así y de este modo me doy sin restricciones.

Osky Geoffroy

Osky Geoffroy

–¿Cómo se desarrollan las clases del Team Coreográfico en el Sport Club?

–Son muy copadas. Las alumnas se integraron muchísimo y se desafían constantemente. Junto al genial coreógrafo Silvio Nomdedeu, a quien conocí en una convención hace cinco años y es parte de este proyecto, armamos tres grupos de danza que bailan a nuestro ritmo los martes, jueves y sábados. Estamos muy contentos porque proponemos coreografías difíciles: es danza pura y fusionada. Si bien Silvio es bailarín y yo vengo del fitness, ambos logramos una química perfecta. Cuando nuestras alumnas nos muestran sus logros decimos ¡Guauu, esto es lo que hicimos juntos! Los grupos nos enriquecen; la expresión se trabaja desde el principio para bailar desde la plasticidad y el sentimiento que transmiten, las manos, la cara, los gestos.

–¿Hacia dónde se dirigen las bailarinas?

–A realizar una muestra a fin de año que impactará por lo original: la idea es hacer un espectáculo diferente de cualquier escuela de baile, muy teatral, expresivo, ¡muy jazz! Elegimos el Teatro Empire, en cuyo escenario brillaremos ante el público el 4 de diciembre de 2015 a las 21. Esa noche el tema central será el amor, la locura, la pasión, el desenfreno creativo. Va a haber jazz, pop, latino, flamenco, tango, salsa y bachata. Hay una línea, un guion, un sentimiento…

–¿Cuál es el nombre de la obra?

–“A Bailar”. ¡Los esperamos!

 

Patricia Ortiz

 

1 Comentario

  1. SANDRA - 29/08/2018

    Yo tambien me dedico a dar clases de baile… en mi caso latino y estoy muy de acuerdo en lo que dices… sobretodo en lo de que puedes estar mal animicamente o descompuesta… escuchas la música y todo fluye de otra manera
    Un saludo

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