El patio de la higuera
Al traspasar la puerta de entrada se accede al patio principal, donde se yergue orgullosa la histórica higuera que cobijó bajo su sombra los desvelos de Doña Paula.
Cuando Doña Paula Albarracín decidió construir su casa, instaló su telar bajo la sombra de una higuera, que ya existía en el sitio y desde allí, mientras iba y venía la lanzadera, observaba cómo su sueño se hacía realidad.
El patio con la higuera y el telar conformaron un espacio, donde se concentraba la vida íntima de la familia, con sus valores, esfuerzos, alegrías y tristezas. Doña Paula la consideraba una compañera que la había asistido siempre, dándole su sombra y sus frutos.

Así cuando sus hijas mayores en su afán de modernizar la casa, quisieron cortarla, se negó largo tiempo. Pero, finalmente el empuje juvenil pudo más y la higuera terminó derribada, como dice Sarmiento, por “un hacha higuericida”. Fue tal el pesar que sintió la madre, que los hijos arrepentidos, dejaron crecer un retoño de la misma.
