Entrevista a don Julio Rodríguez Hernández, curador de la muestra Memoria Gráfica de la Emigración Española

Entrevista a don Julio Rodríguez Hernández, curador de la muestra Memoria Gráfica de la Emigración Española

Don Julio Rodríguez Hernández es subdirector general adjunto en el Gabinete de la Secretaría General de Inmigración y Emigración del Gobierno de España. El 21 de noviembre de 2012 llevó a Buenos Aires Memoria Gráfica de la Emigración Española. Como curador de la muestra, tuvo a su cargo la selección de fotos y textos, la supervisión de los paneles, el guión y la disposición de la muestra. La obra se expuso en la Sociedad Patriótica y Cultural Española, un espacio que será en un futuro el gran Centro Cultural Español. Esta muestra abrió un camino que Julio Rodríguez construyó con un hilo conductor invisible y fuerte: las historias de quienes dejaron su tierra en busca de nuevos horizontes.

—¿Cuál fue su participación en la muestra Memoria Gráfica de la Emigración Española?

—Yo trabajo en Madrid como Subdirector General Adjunto de la Secretaría General de Inmigración y Emigración, y esta labor fue para mí un desafío. Mi participación en esta muestra fotográfica fue una tarea heredada de unos compañeros periodistas y foto historiadores (Publio Mondéjar y Adolfo Ribas), que la iniciaron hace ya más de 10 años. Yo tomé el relevo al jubilarse ellos e iniciarse la itinerancia de la muestra en América. En el caso de Buenos Aires, es un trabajo que realicé con mucho gusto. Tuvimos poco tiempo para armarla junto con un grupo de personas, del Centro de Estudios de Migraciones y Exilios, de la Consejería de Empleo y la Embajada y de la propia colectividad española en Argentina. Cristina Sánchez, colaboradora de la UNED, que vive en Montevideo, no pudo desplazarse a la inauguración, pero ha sido quien logró el enlace inicial con la asociación y con la imprenta. Mi función ha sido la de curador, o comisario, como decimos en España: seleccionar las fotos, elegir los textos, supervisar la impresión de los paneles, el guión, la disposición. Si bien no es mi trabajo, ¡reconozco que lo hice con placer!

—¿Qué valor le da al hecho de haberla presentado en La Patriótica?

—La Patriótica es todo un símbolo de la colectividad emigrante española en Argentina y en América. Presentarla aquí, en un centro creado por un grupo de emigrantes españoles, le da un valor añadido, porque el motivo esencial de la exposición es presentar muchos de los momentos vividos por los españoles que salieron de su tierra y llegaron con expectativas y sueños a habitar otros suelos. Además puede contribuir a rescatar el edificio como centro cultural español y para todos los países que hablan el idioma español. Hay muchos lazos de España con Argentina, y esta exposición es un grano de arena en esa larga y profunda relación.

—¿Cuántas fotos integraron la muestra?

—En conjunto, hubo aproximadamente un centenar de fotos, aunque en La Patriótica, por razones de espacio, apenas se exhibieron un tercio de ellas. Si bien el tema genérico es la emigración, existe una gran variedad de aproximaciones al fenómeno (el viaje, el trabajo, el asociacionismo), de fechas, de países, de autores… Una parte esencial es la dedicada al viaje del emigrante a América, la salida, la llegada, los barcos… Otras recogen la vida cotidiana de los emigrantes en sus países de destino (bautizos, bodas, entierros, fiestas). Hay muchas sobre su vida social y las asociaciones y centros que crearon, y otras que ilustran su trabajo y sus negocios. Por fin, hemos ampliado el espectro temporal al incorporar fotos de los protagonistas de la emigración actual y de los descendientes de aquellos primeros emigrantes. Me parece interesante destacar que la muestra tiene un carácter dinámico y abierto, en el sentido de que se adapta al país y a la sala en que se exhibe y, además, se va enriqueciendo con los descubrimientos de nuevas fotos en los propios países en los que se instala. Así, a los ámbitos comunes que se muestran siempre (viaje, trabajo, vida social, vida cotidiana y transciudadanos), se añaden otros específicos en atención al país: el exilio en México, el trabajo en los cafetales en Brasil, las asociaciones de Cuba, Perú o Argentina… Y el número de fotos del catálogo inicial se ha ido ampliando con el tiempo, si bien no todas se exhiben siempre por razones de espacio. Cuando acabe el periplo, espero que podamos elaborar un nuevo catálogo o realizar una nueva edición que podríamos denominar “definitiva”.

—¿Qué fotos destacaría?

—Me gustan aquellas que reflejan un sentimiento, como la del hombre que llora junto a su hijo o la de los niños que pierden el barco en el puerto. También son significativas la fila de valijas que esperan o la de las mujeres empujando el carro lleno de baúles; o también las de los barcos llenos de gente. De las recientes, es impresionante la de la pareja de ancianos que alquila su casa como garaje en Cuba.
—¿Qué autores recuerda por la fuerza de la imagen?

—Me gusta especialmente el conjunto de fotos que tomó el fotógrafo Manuel Ferrol un día de verano de 1956 en el puerto de La Coruña, porque constituyen un resumen de la fatalidad de la emigración: el emigrante que se confiesa antes de embarcar, el emigrante que mira desamparado a la cámara mientras al fondo otros se abrazan, el padre y el niño llorosos, el grupo de pasajeros posando para la última foto antes de partir… Es un reportaje clásico de gran calidad fotográfica y humana.

—¿Alguna foto le recuerda alguna historia familiar en especial?

—Bueno, casi todos los españoles (no sólo los gallegos, aunque ellos en especial) tenemos de una u otra forma un pasado migratorio. En mi caso, tres hermanas de mi abuela materna (o sea, todas menos ella) emigraron a Argentina en la época de la emigración en masa, hace un siglo, y no volvieron a verse en vida. Ahora, con motivo de este viaje precisamente, he podido conocer a dos tíos y dos primos de cuya existencia sólo tenía vagas noticias, o directamente ni sabía que existían. Es una buena historia, pero bastante frecuente en el ámbito de la emigración. También dos hermanos de mi abuelo (la mitad de los cuatro que eran) emigraron a Argentina, así que tengo pendiente descubrir a sus descendientes (es decir, mis parientes desconocidos) para un próximo viaje…

—¿Qué fotógrafo es el más popular o conocido en España?

—No soy experto en el tema más que como aficionado, pero sí puedo afirmar que varios de los fotógrafos más prestigiosos que hay hoy en España han aportado de forma desinteresada sus fotos para el apartado que llamamos “transciudadanos y descendientes” y que recoge el fenómeno de la nueva emigración y los descendientes: Cristina García Rodero (Premio Nacional de Fotografía), Xurxo Lobato, Navia, Díaz Burgos, Arrillaga. En esta muestra, sus fotos se unen a las de grandes fotógrafos del pasado como Blanco, Pérez de Rozas, Pacheco, Martí, Ferrol, Iglesias, Mohr, Monasor, Gallego, Pacios…

—¿Llevarán la muestra a otros países?

—Sí, lo haremos. Pero en cada país cambiaremos su presentación; habrá otra estética. No es lo mismo presentarla en una sala, en un museo o en otro lugar. Para Argentina, está previsto que llegue a Córdoba, Rosario, Mendoza y Bahía Blanca. También nos parece imprescindible que la disfruten en Montevideo, Uruguay. Y esperamos poder mostrar la “versión USA” (que se llama Spaniards) en Miami y Alburquerque.

—¿La han presentado en Madrid?

—No como tal, pero sí su antecedente. Me explico: esta exposición fotográfica se preparó a principios de 2000 para su exhibición por diversas ciudades españolas, entre ellas, La Coruña y Madrid. Después, debido al interés suscitado en la colonia española en el extranjero, se decidió en 2006 llevarla a varias ciudades europeas, en especial a aquellas con mayor presencia de emigrantes españoles. De esta forma, pasó por Zurich, Dusseldorf, París, Munich, Bruselas, Frankfurt, Hannover-Nuremberg y Buxtehude. Luego, esta misma muestra original se ha exhibido de nuevo en Madrid, en la sede de la Universidad Nacional de Educación a Distancia y en la Universidad Complutense, así como en el Centro Cultural de Las Pedroñeras (Toledo). Fue a partir de 2009 cuando se decidió, tras esa actualización de su contenido que comentaba, su itinerancia americana, que la ha llevado a Sao Paulo, Río de Janeiro, Salvador de Bahía, Belo Horizonte, Brasilia, Lima, México DF, Guadalajara, Santiago de Cuba, Holguín, Camagüey, Santa Clara, La Habana y, ahora, Buenos Aires. Además Spaniards, la muestra autónoma, que en parte aprovecha fondos de esta Memoria Gráfica de la Emigración Española, se ha exhibido en Washington y Puerto Rico.

—Los textos que ha elegido para definir en palabras lo que visualmente ya tiene poder son muy bellos…

—Gracias. Existe una amplia literatura sobre la emigración, y en la primera “versión” de la Memoria Gráfica de la Emigración Española ya se recogían amplios fragmentos de testimonios o de cartas de emigrantes o textos académicos sobre la historia de la emigración en los paneles explicativos de cada galería o ámbito de fotos. Y también estaban ya esos poemas emblemáticos de la emigración y el exilio de Rosalía de Castro, Pedro Garfias y León Felipe. Al elaborar la “versión americana”, optamos por incorporar poemas de otros autores de los países que la exposición iba visitando, como César Vallejo, Eduardo Galeano, Juan Gelman, José Emilio Pacheco o Carlos Drumond de Andrade, que creo que la enriquecen. En esta elección el criterio ha sido citar frases de autores, poemas o textos que complementaran la imagen. Se hace también teniendo en cuenta el momento, pues no es lo mismo una época que otra. Hemos tenido en cuenta el contexto histórico en el que se produjo la emigración, ya que fue muy diferente el contexto social y económico en el que se desarrolló la gran emigración transoceánica de finales del siglo XIX y principios del XXI que el que existía en los años cincuenta o sesenta del siglo XX, cuando tuvo lugar la emigración desde el sur pobre a los países ricos de Europa Central.

—¿Cuántas personas trabajaron junto a usted?

—Como le decía, fueron dos expertos, Publio López Mondéjar, quizá el fotohistoriador más prestigioso de España, y Adolfo Ribas, periodista de la revista Carta de España, quienes iniciaron la exposición hace ya más de 10 años. Nos conocimos y enseguida entablamos amistad al asumir yo la dirección de la revista en 2006. Luego, participé en el montaje de esa exposición (que ya estaba hecha, por decirlo de alguna forma) en varias ciudades europeas, y ahí comencé a interesarme por ella. Cuando se decidió traer la muestra en América, pude ya intervenir en todos los aspectos de la preparación, desde la localización de nuevas fotografías en los archivos hasta la elaboración de los nuevos textos explicativos y la selección de nuevos poemas, pasando por la edición del libro o catálogo, la redacción de los pies de foto, el diseño de los banners o carteles, edición de folletos, etc. Cuando esos dos compañeros con los que inicié esta aventura se jubilaron, asumí con entusiasmo las riendas de su itinerancia americana y la búsqueda de nuevas fotografías para enriquecerla. Y aquí he de mencionar con gratitud la generosidad de Manuel Maya y la colaboración del Archivo de Indianos de Columbres y del Museo del Pueblo de Asturias. En el caso de las exhibiciones del Ateneo Español y de la Universidad Claustro Sor Juana de México DF, de la Feria del Libro de Guadalajara y de ésta de Buenos Aires, tengo que destacar la colaboración del Centro de Estudios de Migraciones y Exilios, personificado en los nombres de Blanca Azcárate, Maráia García Alonso, María Luisa Capella, Carmen Tagüeña, Marcela Madariaga y, destacadamente, en el caso específico de La Patriótica de Cristina Sánchez. Además, por supuesto, en todos los países he contado con la inestimable colaboración de los Consejeros y Secretarios Generales de las respectivas Consejerías de Empleo. Y también del personal de los centros y asociaciones de emigrantes donde se ha montado o, en el caso de Santiago de Cuba, de todo el personal del Centro de Artes Plásticas y Diseño. No querría dejar sin mencionar los nombres de Jesús Salas, María Luisa Rabanal, Sancho Iñiguez, José Valles, Carmen Tello, Pedro Martínez, Alfredo Bayona, Herbigio, Daisy, Iris, Silvana…

—¿Qué experiencia le deja esta colaboración como “curador”?  

—Bueno, ya voy teniendo una amplia experiencia como curador, porque creo que ésta es la sexta vez que asumo directamente la preparación de la exposición. En otras ocasiones, cuando se lleva la muestra a ciudades de un mismo país donde ya se ha exhibido, son las propias Consejerías, con la colaboración de asociaciones, centros, las que se encargan de su traslado y montaje con las pautas de la primera muestra. Así que creo que sí, haría otras sobre este mismo tema o sobre el reverso del fenómeno, es decir, la inmigración de extranjeros en España. Y sobre fotografía, de cualquier tema, también me gustaría, pero creo que para asumir esa responsabilidad me falta mucho por aprender.

—¿Qué cree usted que se ha llevado la gente que visitó la sala?

—Supongo que los motivos son diversos, desde el gusto por la fotografía en sí misma (pues creo que en este aspecto tiene calidad) hasta el interés por su propio pasado migratorio o incluso la búsqueda de conocidos o parientes en las fotos expuestas. No olvidemos tampoco que el día de la inauguración se ofrecía un aperitivo generoso…

—¿Considera que el título abarca todo el mundo de temas y fotografías que usted vio?

—Sí, creo que el título (que no es mío, pero que ya he hecho mío con entusiasmo) es muy descriptivo de su contenido. Es una muestra de fotografías sobre el fenómeno de la emigración, en concreto de la española, y su finalidad es recuperar la memoria de quienes la protagonizaron a través del trabajo de los que la inmortalizaron para el futuro.

—Si fuese tan solo un visitante de la muestra, ¿con qué frase la recomendaría?

—Pues me gusta mucho, y la repito a menudo, una frase de Alfredo Zitarrosa, en su canción Diez décimas de saludo al público argentino: “Hay olvidos que queman y memorias que engrandecen”. Yo creo que recuperar la memoria gráfica de la emigración es de las cosas que nos engrandecen. Aunque más que como visitante, la utilizaría como curador que se dirige a un visitante para incentivarlo a entrar y verla.

Patricia Ortiz

Más de José Julio Rodríguez Hernández

• Es Licenciado en Derecho por la Universidad de Salamanca, su ciudad de origen, y estudió Periodismo en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid. Pertenece al Cuerpo Superior de Técnicos de la Administración de la Seguridad Social.
• En la actualidad, y desde mayo de 2012 ocupa el puesto de Subdirector General Adjunto en el Gabinete de la Secretaría General de Inmigración y Emigración.
• Con anterioridad, desde abril de 2006, se desempeñó con el mismo rango en la Dirección General de la Ciudadanía Española en el Exterior.
• Entre sus funciones actuales se encuentran las relativas a la coordinación de publicaciones, estadísticas y estudios del organismo en materia de inmigración y emigración, la coordinación editorial de la revista Carta de España (de la que ha sido durante varios años director), en su edición digital y en papel, el seguimiento de los proyectos e iniciativas de comunicación, la asesoría en las relaciones con asociaciones de inmigrantes.

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