En Casa de San Luis, se presentó Mundo Eslavo

El libro de Gustavo Sterczek, suscitó un gran interés por conocer la narración de hechos que sucedieron en la historia de la ex Yugoslavia, un pueblo que siempre ha defendido sus derechos.

Laura Cuffini, directora del Departamento de Cultura de la Casa de San Luis, presentó a Omar Todorovich, presidente de la Cámara Empresarial de Comercio Argentino-Yugoslava es un hombre a quien le gusta la comunicación con la gente. Así, Todorovich inició la charla y transmitió con sencillez las virtudes de muchos yugoslavos que han colaborado y trabajado en el crecimiento de la Argentina desde su llegada al país, que comienza en 1886.  La segunda inmigración fue en 1923 y la tercera, en 1945. Primero lo hicieron los montenegrinos y los croatas; luego, los serbios y los eslovenos. Nicolás Mianovich fue el fundador de la primer flota mercante argentina. Don Juan Vucetich, nacido en Stalingrado, inventó el sistema dactiloscópico y la escuela de policía de la provincia de Bs. As. Don Miguel Mianovich fue el fundador de la primera flota mercante en la Patagonia.

“Nací en Argentina, la amo y también tengo mi corazón en la zona del este: hay gente que confunde ser agredido con estar a la defensiva. Belgrado significa ciudad blanca, de la paz que siempre quisimos tener y no logramos. Kosovo, es nuestra ciudad: fue destruida treinta y siete veces y resurgió de las cenizas. Hay muchos pueblos del mundo que han utilizado a la ciudad como campo de batalla, mas hemos conservado su cultura”, relató.

La mujer del mundo eslavo siempre jugó un rol sobresaliente porque ha sido y es quien mantiene la familia, la cuida, la une. Durante las invasiones de Serbia o Montenegro, el hombre normalmente vivía en las montañas con un fusil, cuidando que no llegara el enemigo. La mujer trasladaba agua y realizaba las tareas en su casa y su tierra. El serbio es hombre, es guerrero y luchador, pero la mujer es la protagonista que logró  mantener  muchas cosas. Todorovich remarcó que la relación familiar se basa en el respeto: “Esta forma de ser marca la diferencia al mantener su identidad intacta. La ex Yugoslavia está conformada por Serbia y Montenegro, Macedonia, Bosnia-Herzegovina, Croacia y Eslovenia”.

A continuación, el presidente de la Cámara Empresarial presentó al escritor y colaborador en el área  cultural: “Gustavo Sterczek le dedicó quince años de su vida a la investigación, y la plasmó en el libro que hoy ofrecemos”.

“Este es un trabajo que retomé con fuerzas hace dos años; terminé, corregí y edité. Me siento gratificado porque este hijo fue concebido por el idealismo y no podía tener otro nombre que Mundo Eslavo”, precisó el autor.

Gustavo es nieto de polacos, gente de trabajo y de raíces profundas. Su abuelo peleó en frentes de batalla hasta terminar la guerra, que era moneda corriente. Contó también al recordarlo que muchos volvieron para morir por su patria y ese es un ejemplo que lo acompañó toda su vida.

El escritor creyó que la mejor forma de abrir su corazón desde las páginas del libro sería la de apuntar fragmentos antes de pasar a algunos poemas. “Recuerdo que a los diez años quise conocer la procedencia de nuestro apellido. Mi padre me dijo que era polaco, seguí preguntando y me enteré que mi abuelo había nacido en Polonia y que luego vino a la Argentina. Polonia es un país de origen eslavo… ¿y qué eran los eslavos? A partir de allí me di cuenta de que nada de lo eslavo me sería indiferente”, dijo emocionado.

Las costumbres arraigadas y el amor por su origen llevaron a Gustavo a seguir la carrera, consciente de que lo arraigado de las costumbres y de la idea de hermandad entre eslavos ha tenido muchas fronteras. Mundo Eslavo es la síntesis de lo que quiso decir acerca de la cultura del sufrimiento, y de los más de miles de años de divisiones, guerras conquistas y dominios extranjeros que no pudieron cambiar lo innegable. “Desde aquí nos conectamos con nuestro pasado. Ese pasado común cuesta reconocerlo; y difundir estas ideas en forma de poesía crea una conciencia común a llamarnos rusos, checos, serbios, polacos, ucranianos, serbios, montenegrinos”.

Leyó  el primer poema dedicado a Polonia o Polska : “…A pesar de las guerras, los sometimientos, seguiste viviendo en tus hijos, sus gestos y palabras, cuando el nazi te atacó te arrojaste por espadas. Vaya pueblo de plegarias: el honor te puso de pie, sin gritos y sin lanzas, con la historia intacta y el orgullo de tu origen…”.

Luego recitó  las estrofas dedicadas a Serbia, con su destino de tragedia histórica por ser la puerta de entrada a Europa.

Como dijo al principio, nada de lo eslavo le fue indiferente. La sangre polaca recorre cada página sin teñirla de rojo y el orgullo de referirse a su pueblo lo enorgullece en cada palabra, en cada gesto. En sus poemas plasmó el dolor atroz de recordar a quienes murieron por una bandera.

Luego el Ballet Ucraciano LVIV dedicó su arte, su danza y ofrecieron los colores de sus vestimentas típicas al público que lo aplaudió con alegría.

Patricia Ortiz

Mundo Eslavo, de Gustavo Sterczek presenta en poesía la historia de la ex Yugoslavia.

Omar Todorovich, dijo que es un pueblo.

Laura Cuffini, directora del Departamento de Cultura de la Casa de San Luis, presentó a Omar Todorovich, un hombre a quien le gusta la comunicación con la gente. Así, Todorovich inició la charla y transmitió con sencillez las virtudes de muchos yugoslavos que han colaborado y trabajado en el crecimiento de la Argentina desde su llegada al país, que comienza en 1886.