Cuatro moradas sarmientinas con declaratoria nacional, se presentó en Casa de San Juan

Cuatro moradas sarmientinas con declaratoria nacional, se presentó en Casa de San Juan

El libro es el resultado de la investigación del doctor Oscar Andrés De Masi. Rescata la mirada sobre el patrimonio sarmientino y nos lleva por los caminos que Domingo Faustino Sarmiento recorrió desde su casa natal hasta su última morada.

La Casa del Delta

El libro Cuatro moradas sarmientinas con declaratoria nacional se lució en la Casa de San Juan, en el marco del año del bicentenario del natalicio de Domingo Faustino Sarmiento. El prólogo, que estuvo a cargo del arquitecto Juan Martín Repetto, presidente de la Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos, y  Jorge Néstor Bozzano, arquitecto especializado en Conservación del Patrimonio Cultural, fue el resultado de la investigación del doctor Oscar Andrés de Masi, vocal secretario de dicha comisión.

“Este año nos encuentra a los sanjuaninos trabajando en lo que ha sido el ideario de Sarmiento. Es un placer que esta comisión, como organismo que tutela y protege la memoria de quienes nos precedieron, haya elegido nuestra casa para presentar un trabajo que mantiene el espíritu que Sarmiento le imprimió. Esta casa lo vio partir a su último destino. Aquí pasó los últimos años de su vida, rodeado del cariño que le prodigara su familia, su hija y su hermana”, expresó la doctora Nilda Ferreyra, subdirectora de la Casa de San Juan en Buenos Aires.

El doctor Oscar Andrés de Masi construyó un recorrido imaginario por las cuatro moradas, las cuales fueron elegidas para revelar al prócer cuyano desde otro ángulo. Los cuatro capítulos ilustrados, referidos a estas obras protegidas, se basan en las acciones que se desarrollaron a lo largo del tiempo para preservar los monumentos que guardan memoria, develan grandezas, incursionan en el futuro y permanecen en la historia como fieles e inseparables testigos.

“Cuatro moradas sarmientinas con declaratoria nacional nos habla de la obra del gran maestro. Es muy importante para la Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos presentar este trabajo en la casa donde pasó sus últimos años. Con este acto, pretendemos realizar un aporte en el año del bicentenario del natalicio de Sarmiento”, manifestó Oscar De Masi, quien agregó que cuando pensamos en los grandes próceres les asignamos cualidades: don José de San Martín: ¡heroico!, Manuel Belgrano: ¡abnegado, mortificado! ¿Y Sarmiento?: ¡enojado! (risas). ¿Puede ser que este hombre de ideas y de palabra tuviese siempre el ceño fruncido?”.

En el salón de la Casa de San Juan, museólogos, alumnos, autoridades y público en general escucharon con interés, en primer lugar, la alusión a la disciplina auxiliar del patrimonio conocida como “iconografía”, una forma plástica por la cual el Estado permite imprimir en los escolares la imagen de los próceres. Es la que encontramos en los cuadros de museo; es la iconografía desarrollada por don Enrique Udaondo en el Museo de San Juan.

Sarmiento se caracterizaba por la gran pasión que ponía en sus actos: era bien conocido el carácter del sanjuanino por lo que decía y hacía, y ridiculizarlo fue fácil. La Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos comenzó a pensar en una manera diferente de honrar al maestro de escuelas, al propulsor de la forestación, de la agricultura, de la minería, al educador incansable, al polémico hombre de prensa, al amante de la ópera, al hijo, al hermano, al padre… pero ¿cómo hacerlo?

“Pensamos en rescatar la mirada sobre el patrimonio sarmientino que nos llevara por otros rumbos, que lo mostrara recorriendo el camino de la vida desde su casa natal hasta su última morada. Es difícil imaginar a un hombre que confesaba hallar reposo en la acción. Él era polémico, polemista; se enojaba, hacía enojar, insultaba. Nos cuesta imaginar a un Sarmiento doméstico, alejado del escrutinio de la actividad pública”, destacó De Masi.

El valioso libro describe al lector el rico e inmenso patrimonio sarmientino. Es el prócer que más monumentos tiene asociados a su figura. El sepulcro de Sarmiento en la Recoleta también recibió la consideración de Sepulcro Histórico Nacional. Igualmente, el Estado declaró “Monumentos” a la casa donde vivió en San Juan, a las escuelas que fundó, al Parque 3 de Febrero, a la tumba de su madre en San Juan como Sepulcro Histórico. También lo fue el páramo del valle del Zonda, donde escribió el graffiti político más importante de la historia: “Las ideas no se matan”.

 

Una tras otra, las imágenes aparecieron en la pantalla…

La primera morada (o la casa de la niñez) es una postal de septiembre de 1938 en la ciudad de San Juan. Observamos el frente de una casa en la que vivirá el hijo de doña Paula Albarracín y de don José Clemente Sarmiento. En Recuerdos de provincia, Sarmiento relata que gracias a los esfuerzos de su madre, que había quedado huérfana de padre y sin fortuna, decide emprender el camino del trabajo y la laboriosidad.

La quietud del hogar desaparece y otra fotografía toma su lugar. El terremoto de 1944 sepulta a la ciudad colonial asentada en adobes, perfumada en vides, y la deja sumida en la ruina. La foto de Juan Pablo Echagüe demuestra el estado de destrucción de la Catedral de San Juan, que fue demolida íntegramente. Cuando la ciudad fue reconstruida, se pensó en un estilo moderno y racionalista. “La Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos designa al arquitecto Mario Buschiazzo, quien proyectó los planos de reconstrucción de la Casa de Sarmiento, que tuvo un costo de $ 59.959 y que fue reinaugurada en octubre de 1944. En la actualidad funciona un museo destinado a honrar la memoria del prócer, y fue el primer Monumento Histórico Nacional declarado en la República Argentina”.

El doctor Oscar De Masi incluyó en este viaje una visita a un lugar singular, poco conocido. Se trata de la segunda morada sarmientina, una vivienda isleña declarada lugar histórico nacional (junto con su solar) en 1966. Estaba ubicada en una isla del Tigre y era la “morada del ocio”.Fue construida luego de la caída de don Juan Manuel de Rosas, cuando Sarmiento aún no se decidía por qué partido tomar. Aquí plantó los famosos mimbres del Delta que fueron traídos desde Mendoza y quedaron en el puerto de San Fernando. Los plantó en el Tigre para que fueran la progenie de millones de plantas que, a su vez, dieran trabajo a los hombres. “Llegará un día en que estos riachos serán cruzados por poderosas lanchas”, dijo Sarmiento. Y así fue como sus ideas germinaron en este, “su refugio”.

En “La morada de la vejez” nos detenemos a contemplar al hombre austero que, mientras fue presidente, no tuvo hogar propio. Su secretario, Manuel Ocampo, ahorró el dinero suficiente para comprar la actual Casa de San Juan en Buenos Aires, declarada Monumento Histórico Nacional. La foto de archivo remonta a la época del tranvía, del caballo y del conventillo. “La Casa estuvo en riesgo de ser demolida varias veces. Cuando Sarmiento muere, la deja como herencia a su hija y a su viuda, y luego es vendida. Su comprador la alquila, y uno de sus inquilinos fue una comisaría. De este modo, el Estado quiso comprar la casa para demolerla y construir una comisaría más grande. Aparece en escena el Instituto Sarmiento de Historia y Sociología,  que se presenta ante la Comisión Nacional de Monumentos y Lugares Históricos y la eleva a la consideración del general Juan Domingo Perón, quien la salva, y posteriormente se declara Monumento Nacional”, ilustró De Masi.

Los años pasaron, inexorables, y la salud de Sarmiento se fue resintiendo. Por este motivo dejó la casa de la vejez en Buenos Aires y viajó a Asunción del Paraguay para recuperarse… pero no lo logró. Sus restos, a bordo del vapor San Martín, fueron recibidos solemnemente en el Puerto de Buenos Aires.

El sepulcro de Sarmiento en la Recoleta fue su última morada y el título del cuarto y último capítulo del libro, donde se enfatiza el interés por retratarlo y homenajearlo en diversas esculturas y estatuas creadas por Víctor de Pol. Sobre la losa del sepulcro se construyó un obelisco cuya base es un pedestal; tiene cuatro ángulos salientes, cornisa y molduras. En su cúspide, un cóndor está listo para iniciar su vuelo.

Para los estudiosos de las iconografías, el ave de alas imponentes simboliza y remite a las altas cumbres, a la cordillera que cruzó Sarmiento, a la fuerza. “Veamos en detalle cómo las garras del cóndor se posan en un libro donde se lee la frase Civilización y Barbarie, título de la obra cumbre del escritor sanjuanino. Víctor de Pol juega con la iconografía”, sostuvo el autor del libro, quien además aconsejó observar (a la derecha del mausoleo) la placa de bronce fundida en un arsenal de guerra que muestra a Mercurio, alegórico, analizando los secretos de la naturaleza y a sus pies, las serpientes de Esculapio. Mercurio era Hermes y era “hermético”; por lo tanto, nos refiere a la mazonería. Además, Mercurio puede aludir al diario que consagró a Sarmiento como periodista.

Víctor de Pol ha logrado detener para siempre la imagen de un Sarmiento anciano que corona su vida rodeado de niños unidos y dedicados a la lectura. Las polémicas y las peleas políticas quedan atrás y aparece de la mano del escultor, la esencia del señor de la pluma y la palabra. Su amor por el prójimo se resume en la placa de bronce ubicada en la cara posterior del obelisco, bajo el lema On ne tue point les idées. La voz de De Masi atrajo aun más a los invitados: “El maestro consideraba a la educación como medio integrador de mujeres y varones. Sarmiento escucha a un grupo de niños y niñas que reflejan diferentes situaciones sociales y culturales: en ese tiempo, no todas las niñas leían, y los niños de condición humilde, los campesinos y los de los pueblos originarios también fueron alcanzados por la educación”. ¡La imagen tiene solidez y contundencia!

Fue tan intensa la vida del sanjuanino que su última morada no puede dejar de manifestarse en placas de toda clase de colores y tamaños. Con buen criterio, el lugar funciona como un placario y empírico centro de interpretación. Si bien no hay nada que indique al visitante que pertenece a Sarmiento, a poco de detenernos en cada una de ellas entendemos que nuestro prócer es quien está en la cripta. Esa es la función de un centro de interpretación.

Todo lo que comienza tiene un fin

La historia que comenzó en San Juan en 1811 terminó en Asunción del Paraguay en 1888, y hoy descansa en La Recoleta. “Fue nuestro aporte, fue una mirada revisionista de Sarmiento: él es parte de la historia, y la tarea de la Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos es sumar memoria y recordar el trabajo de generaciones que han trabajado por recuperarla. La función de los monumentos, de las bibliotecas, de los archivos es la de honrar su recuerdo”, concluyó el doctor De Masi.

Por su parte, el arquitecto Juan Martín Repetto cerró el acto y comentó que la Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos que preside ha propuesto la declaratoria a la casa de Sarmiento en Asunción del Paraguay. También se refirió a la obra del doctor Andrés De Masi como un trabajo de investigación que expuso material olvidado y que representa  identidad y memoria. “Cuando el común de la gente visite la casa y las moradas descritas en el libro y en este acto, podrá entender qué significado le daba cada una de estas personas, que fueron seres humanos, que se jugaron para construir la patria. Todo lo sucedido forma parte de nuestra historia”.

Patricia Ortiz

 

Sobre el autor:

Oscar Andrés De Masi es abogado especializado en normativa del patrimonio monumental. Ex Asesor legal y actual Vocal Secretario de la Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos y Coordinador del programa Bicentenario y obra Pública Patrimonial de la Provincia de Buenos Aires. Docente de la Escuela Nacional de Museología.

Sobre los prologuistas:

Juan Martín Repetto: Arquitecto, especializado en gestión cultural. Presidente de la Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos. Subsecretario de obras Públicas de la Provincia de Buenos Aires.

Jorge Néstor Bozzano: Arquitecto, especializado en Conservación del Patrimonio Cultural. Profesor titular en las universidades de Buenos Aires, Belgrano y Católica de la Plata. Vocal de la Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos; representante en el Comité Argentino de Patrimonio Mundial.

 

Más Información:
www.sanjuan.gov.ar
www.monumentosysitios.gov.ar

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2 Comentarios

  1. GuiñazúNildadelCarmen - 22/06/2011

    Que grato es encontrar el comentario del libro,Cuatro moradas Sarmientinas,del Dr.Oscar A,De Masi,-Yo estuve recordando a Sarmiento en San Francisco del Monte, donde estuvo con su tío Oro y abrió su primera escuelita.Soy Miembro de Número de la Junta de Estudios Históricos DE Villa Mercedes(S.Luis).
    Hoy en el Bicentenario de su natalicio que importante es volver a Sarmiento ,por lo que hizo por lo que fue y por todo lo que nos dejo.
    Un abrazo fraterno

    • Patricia Ortiz - 23/06/2011

      Estimada Nilda: Muchas gracias por su mensaje y por el recuerdo que en este año del Bicentenario se le rinde en diversos lugares de nuestro país, que fue tan querido por Sarmiento. Esperamos también su crónica del homenaje que le rinden en Villa Mercedes. Patricia Ortiz

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