Villa Batiruana, un pueblo enclavado en la quebrada de la Yunga tucumana

Villa Batiruana, un pueblo enclavado en la quebrada de la Yunga tucumana

La pequeña pero riquísima geografía tucumana invita al turista a recorrer, en muy poco tiempo, lugares mágicos que se encuentran a poca distancia de la capital provincial. Son pequeños poblados con paisajes maravillosos y actividades turísticas y deportivas – complemento ideal, luego de recorrer la ciudad de San Miguel de Tucumán.

Esta pequeña pero inmensa provincia, es dueña de rincones mágicos que atrapan por su un sinfín de propuestas que, a lo largo de sus rutas, nos llevan a descubrir verdaderos paraísos naturales de senderos verdes y montañas.

Vivir la experiencia Tucumán en Villa Batiruana, es elegir la última escala de un recorrido de un camino realizado en el departamento sureño de La Cocha, a 126 kilómetros de la Capital. Su historia, aunque mucho más corta en el tiempo, también tiene el sino de la desolación y la ruina, aunque con un final feliz.

Nació a mediados del siglo pasado, como campamento para los trabajadores que construyeron el Dique Escaba, su complejo hidroeléctrico. Por otra parte, unas cuantas edificaciones que albergaron el descanso de un centenar de hombres y que a mediados de los ’90 dijeron adiós. Durante años, fue un pueblo fantasma enclavado en plena quebrada cobijada por la Yunga y bañada por el río Marapa, cuyo viboreante curso une las aguas de Dique Escaba y de Río Hondo, en Santiago del Estero.

Desde hace unos años, la maravilla del paisaje de este recóndito lugar volvió a hacer su llamado. Gracias a un proyecto de recuperación, los ojos de muchos se posaron nuevamente sobre Batiruana y, a partir de ese momento, comenzaron a establecerse, muchos  emprendimientos turísticos, donde se puede descansar plácidamente al arrullo del río y de la selva; disfrutar de la gastronomía tucumana y comprar artesanías y productos regionales.

Crédito fotográfico: Turismo Tucumán    

Julieta Muñoz
www.tradepress.com.ar

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