Santa Cristina de Ribas de Sil, el monasterio benedictino escondido en la Ribeira Sacra

Santa Cristina de Ribas de Sil, el monasterio benedictino escondido en la Ribeira Sacra

La geografía de Galicia esconde paisajes de encanto y sus bosques son un destino imperdible: paletas de colores únicas y senderos que llevan a lugares recónditos como el Cañón del Sil, donde la mirada del caminante suele detenerse para contemplar las verdes arboledas que tapizan la ladera sur del cañón y el reflejo de los castaños de Merilán en las aguas del río. Allí se encuentra el antiguo monasterio —hoy en desuso— de Santa Cristina de Ribas de Sil, construido en el siglo X y que conserva la iglesia románica levantada entre los siglos XII y XIII.

La ruta para llegar hasta allí comienza en Parada de Sil, desde donde salen varios senderos pensados para quienes desean combinar el trekking, las vistas maravillosas de la Ribera y un poco de historia de la región. El recorrido completo es de unos dieciocho kilómetros por un camino que forma dos bucles y que, visto desde arriba, se percibe como un número ocho. El tramo que desciende hasta el monasterio de Santa Cristina constituye una visita obligada en esta comarca y ofrece la posibilidad de contemplar la Ribera y tomar fotos desde los distintos miradores existentes. Es un sendero breve que esconde un gran tesoro: historia, cultura y patrimonio se unen para revalorizar este rincón de los Cañones del río Sil.

Santa Cristina de Ribas de Sil, el monasterio benedictino escondido en la Ribeira Sacra

De pie frente al monasterio, una reliquia arquitectónica mimetizada ya con el paisaje y dueña de un aire misterioso, es inevitable imaginar fragmentos de una historia protagonizada por las distintas generaciones de monjes benedictinos que caminaron por esos pasillos. Aunque sólo se conservan dos alas del claustro, es suficiente para viajar en el tiempo y reconstruir el resto. A un costado, entre las copas de los árboles se asoma también el viejo campanario.

El magnífico escenario natural que nos rodea nos hace preguntarnos si tanta belleza es real o si son nuestros sentidos que, ante la multiplicación de estímulos a cada paso que damos, crean esa atmósfera de ensueño. La respuesta no tarda en llegar: a pocos metros y sin previo aviso, se nos descubren la Ribeira Sacra y sus aromas frutales con predominio de la uva y los viñedos, sus flores, ese olor a humedad de los troncos luego de ser mojados por la lluvia, el sonido del viento que mece las copas de los árboles o los rayos de sol que se cuelan entre las ramas e iluminan el camino.

Patricia Ortiz
Corrección: Ailen Hernández 
Crédito fotográfico: Turismo Gal

Santa Cristina de Ribas de Sil, el monasterio benedictino escondido en la Ribeira Sacra

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