Reportaje a Mercedes Farriols, directora de Olga, Victoria Olga

Reportaje a Mercedes Farriols, directora de Olga, Victoria Olga

Una película  producida por Cría Cine y San Luis Cine que habla del tiempo y de lo que no se puede dejar de hacer.

—¿Cómo nace esta historia?

—Está basada en la vida Olga, una mujer de 90 años que conocí hace tiempo, cuyos padres vinieron de Italia. Fue interpretada por la brillante Juana Hidalgo.

—¿Es la historia de esa abuela?

—El conflicto comienza cuando la nieta de Olga (la debutante Mariana Levy), que es una adolescente cuya madre, Beatriz Spelzini y cuyo padre, José Manuel Espeche, se encuentran completamente cruzados y desencontrados, vuelve de una noche de fiesta, pasada de alcohol, con su novio y sus amigos y caen de un puente. Ya en el hospital, en terapia intensiva, recuerda el libro que le contaba su abuela.

—¿Cuáles fueron los principales desafíos u objetivos de la película?

—Una espectadora dijo que fue como una taza caliente para el alma. Creo que no es necesario pensarla con la cabeza; tratamos de demostrar lo que tiene que ver con el manejo del pensamiento en el recuerdo y no tiene una linealidad única y racional.

—¿La nieta es el nexo entre los recuerdos de la abuela y los deseos que parecen no llegar para la adolescente?

—Sí. Los recuerdos de la joven tienen que ver con muchas cosas: con un color, con un olor;  es necesario entenderla con el corazón. Si me entrego, puede ser que ingrese en el lugar. Si lo hago, puede ser que recuerde a mis abuelos, a mis ancestros.

—»Somos a partir del momento que nació el abuelo», dice uno de los actores…

—Es una síntesis. Habla del tema de nuestro pasado y en él toman fuerza los ancestros.  Olga, Victoria Olga  intenta que comprendamos cómo un día nos despertamos y somos nuestro abuelo o nuestra madre.

—¡Y allí está radica la esencia de nuestra historia!

—Así es.

—La película muestra paisajes bellísimos. El puente crea una imagen poderosa; es como un hilo que divide el pasado del presente, que separa la vida de la muerte.

—Está filmada en Villa Mercedes, en San Luis. Si bien no acostumbro a escuchar historias para filmar porque ya tengo bastante con las mías, accedí a detenerme en la propuesta de una muchacho que me propuso la de su madre Olga. La conocí y me enamoré del lugar. Luego volví y viví casi un año, en el que hice la preproducción y construí la historia, en Chorrillos. Fue un año completo en una provincia que ofrece todo para trabajar. Entrevisté a muchas niñas hasta decidirme por Mariana Levy. Esta obra artesanal me llevó por el mundo. En Israel obtuvo el premio como mejor película extranjera. Visité Italia, Polonia, China y también, a partir de mayo, iniciaremos la gira por la provincia de Córdoba, en Castex. Viajé con Pepe Novoa y con la presidenta del INCA a Río Gallegos. En Buenos Aires, en el cine Gaumont, estuvo cuatro semanas.

—¿Qué procesos intervienen en una película?

—Una película es un arco muy largo que tiene que ver con dinero, con actores, con tiempo, con ideas, con emociones. Yo  vengo del teatro, de las letras y del cine. Este drama poético y particular me ha dado muchas satisfacciones. Es una película compleja porque el guión lo era, mas la historia me fue llevando y la obra es la que avanza.

—¿Cómo sigue su carrera de directora?

—Estoy armando Quién goza a quién. Mientras Olga es un drama poético, la segunda será un drama erótico.

—¿Cuál es el método para elegir los temas o las historias?

—A partir de todo lo que me aparece y de una mezcla de intersexualidad de mi vida.  ¡Es algo inexplicable! (dice Farriols con intención y juego de manos).Me gusta mezclar todo siempre para lograr un gran cocktail y luego decido. «Lo que necesito hacer es lo que no puedo dejar hacer». No elijo los temas, sino que los temas me eligen.

—Esta afirmación obedece a la conocida ley de atracción ¿verdad?

—¡Sí! (risas.)

—¿Esta película ha sido apoyada por el programa San Luis Cine?

—Sí, ampliamente. Un día observé ese puente colgante que se destaca en la película y la escribí para ese lugar de la provincia.

—¿Le hubiese gustado interpretar el papel de Olga, la señora de 90 años que interpreta Juana Hidalgo?

—En otras circunstancias, diría que sí. Pero siendo mi ópera prima, no me atrajo. Quise dedicarme a la dirección solamente.

—Olga tenía un sueño… ¿cuál es el suyo?

—¡Humm, veamos! Así como gustó tanto en el interior y en el exterior, sueño con que tengamos la posibilidad de tener un cine más amplio. Soy privilegiada por trabajar en lo que me gusta y por encontrar la oportunidad de hacer una obra y seguir adelante. San Luis Cine ha permitido que mis alas tomaran el vuelo que quise darles.

—¿Y en el exterior?

—Me ofrecieron filmar en la India,  pero será a fines del 2009. Será una obra coral con niños de distintos países: lo que quiero es que mi arte me encause para no ser una «loca de atar» (más risas). ¡Un artista es una persona sensible, y si no puede canalizar toda su locura en su arte, es una persona bastante peligrosa y es importante que los mecenas nos ayuden!.

—¿Cuántos mecenas ha tenido en su vida para canalizar su inmensa energía?

—He creado el Teatro Molière en Buenos Aires y me enviaron a estudiar edición en Estocolmo, Suecia. Otro de mis mecenas es el País Vasco.

—¿Cómo llegó allí?

—Hace un tiempo dijeron que necesitaban un personaje como yo. Y desde entonces, viajo tres veces al año (desde el 200)1 a San Sebastián. Trabajo para la diputación con mujeres.

—¿Quiénes fueron sus «musas inspiradoras?

—Soy demasiadas personas y tengo demasiados modelos. El día que estrenaba Olga…, disfruté del video-historia de Fellini: Soy un mentiroso. Este maestro dijo que la persona que está en el arte es una persona irreal. Yo no puedo dividir el trabajo de mi vida, y funciona de maravillas.  Necesito trabajar en grupo. Tengo muy buenos colaboradores, que tomaron como propia a la película.

—¿Es difícil trabajar en la producción de películas argentinas?

—Tenemos una pequeña productora y trabajamos felices. Pero recordemos que vivimos en Latinoamérica, no en Estados Unidos ni en Estocolmo.

—¿En qué nos diferenciamos?

– Acá estamos acostumbrados a hacer todo y de todo.

—¿Lo dice como mujer o como directora?

—Como mujer puedo maquillarme tranquilamente. Y como directora, puedo continuar haciéndolo y, al mismo tiempo, puedo dar una próxima precisión.

Patricia Ortiz

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