El arraigo de sus tradiciones y la belleza de sus tierras convierten a Recife en un destino ideal para disfrutar de las vacaciones de verano, las cuales están cada vez más cerca. Elegir un destino para todos los gustos no siempre es fácil, pero el nordeste de Brasil ofrece opciones para satisfacer a los turistas más exigentes. Su atractivo natural, la riqueza de su arquitectura histórica y la particularidad de sus fiestas atraen a todo tipo de visitantes. La guinda de su encanto radica en su marcada multiculturalidad, que gira alrededor de la música, la danza, la artesanía y la gastronomía.
Una opción para el turista, es visitar Recife, la capital de Pernambuco en cuyas calles se puede disfrutar de alguna orquesta al ritmo del Frevo, con su danza de pasos veloces y acrobáticos.
Su centro histórico es una excelente oportunidad para sumergirse en la historia de la región y del país, con edificaciones que preservan las características originales de la arquitectura del siglo XIX.
Durante la visita a la capital pernambucana, es ideal para pasear por la playa, conocer iglesias históricas -como la Madre de Deus y la Capela Dourada-, asistir a espectáculos de teatro y conocer el parque Dona Lindu. Un paso obligado es el Observatorio Cultural Torre Malakoff, desde donde se aprecia una de las vistas más bonitas de la ciudad.
Recife. Crédito: Marco Zero
Entre sus calles se puede disfrutar también del Maracatú, una manifestación cultural de la tradición africana que combina una fuerte percusión acompañada una coreografía llena de ritmo. Además, el carnaval de Recife se considera uno de los más divertidos y coloridos del país. Sus festejos por toda la ciudad se extienden varios días, cuando la música tradicional hace vibrar a quien la escucha. Sus playas son el principal centro de atracción para los amantes del paisaje brasilero. Entre las más elegidas se encuentra Boa Viagem, con 7 kilómetros de extensión e increíbles arrecifes naturales. Además, tiene la mayor concentración de hoteles, restaurantes y bares del lugar, que se suman a una intensa vida nocturna para quien busca diversión.
Para los que prefieren la aventura, es muy recomendable visitar el archipiélago de Fernando de Noronha, un auténtico paraíso natural con aguas cristalinas combinadas con un ecosistema único.
Esta diversión se acompaña siempre con la gastronomía típica de Recife, que tiene como ingredientes principales el maíz, la mandioca, el maní y la tapioca. Uno de los dulces más tradicionales es el “bolo de rolo”, una especie de arrollado relleno con guayaba.
El verano es el período de mayor movimiento en Recife, especialmente durante el Carnaval, que atrae a más de 2,5 millones de personas. La capital recibe cada año más de 5 millones de turistas, y para esta temporada se espera que la cifra sea aún mayor. Sólo seis días festivos deben generar un impacto económico de 468 millones de reales.
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