Patrimonio Inmaterial, museos y sociedad. Balances y perspectivas a futuro

Patrimonio Inmaterial, museos y sociedad. Balances y perspectivas a futuro

Entrevista a la licenciada María Teresa Margaretic. La museóloga participó en un debate organizado por José Luis Mingote Calderón, integrante del Museo del Traje y del Centro de Investigación del Patrimonio Etnológico de España. Margaretic disertó sobre “Patrimonio Inmaterial, museos y sociedad. Balances y perspectivas a futuro” y sobre el tema afirma que no es un concepto cristalizado; está en construcción. Se basa en un trabajo con el patrimonio vivo y, por este motivo, hay que proveerlo de recursos y mantenerlo en el tiempo.

¿Cuál fue el motivo de la convocatoria que, sobre Patrimonio Inmaterial, unió al Centro Cultural de España en Lima, el Caecid y el Ministerio de Cultura y Deportes de España?
—El debate sobre el patrimonio inmaterial y sus conceptos y alcances nace de las inquietudes del investigador José Luis Mingote Calderón, actualmente integrante del Museo del Traje y del Centro de Investigación del Patrimonio Etnológico de España. Calderón realizó un curso en Lima, Perú, centro de confluencia de dos culturas. Lima fue el primer virreinato creado por la monarquía española en América en 1536.

¿Por qué te invitaron a participar?
—En la década del 2000, el concepto de patrimonio se fue ampliando y salió de lo que llamamos patrimonio mueble, inmueble y natural y se entendió que había que rescatar y preservar los testimonios que la gente celebra y practica en su vida cotidiana. Estos cambios fueron cooptados por la UNESCO y a partir del 2003, luego de celebrarse la Convención en París, comenzó a llamarse “Patrimonio Inmaterial o Intangible”. Es a partir de ese momento cuando todos los países abordan el estudio de su patrimonio y comienzan a revalorizar lo que antes no tenían en cuenta o consideraban simplemente tradición o popular. La Secretaría de Cultura de la Nación me envió la novedad y cursé mi CV y carta con las expectativas sobre este.

¿Qué motivos hicieron que participaras y aceptaras exponer el tema elegido?
—En 2010 me desempeñaba como museóloga en el Museo Nacional del Cabildo y de la Revolución de Mayo, y junto a mi colega Virginia González (luego se incorporaron Andrea Limariño, Héctor Bazán y Daniel Rossi), nos planteamos realizar actividades especiales para determinadas fechas, una de ellas fueron las Vivencias Históricas Coloquiales (nombre propuesto por la entonces directora y museóloga María Angélica Vernet), que tenían un formato de visitas guiadas pero muy distintas a las tradicionales. El guion de estas eran historias cotidianas públicas y privadas de presos, panaderas, alcaldes, ingleses, patriotas; historias simples y poco conocidas, pero que forman parte de la inmaterialidad de la historia de la ciudad en contrapunto con la materialidad del edificio y los objetos del museo. Me pareció interesante presentar y difundir la experiencia realizada durante ocho años (2003-2010) y no me equivoqué, pues hoy la actividad está divulgada tanto aquí como en otros países latinoamericanos, y en España debido al esfuerzo de José Luis, que materializó el curso en un libro digital publicado en la página del Ministerio Educación, Cultura y Deportes.

—¿Qué es el Patrimonio Inmaterial y qué aspectos nuevos se agregaron al debate?
—Lo material e inmaterial proviene, en el campo espiritual, de la cultura judeocristiana (material referente a la tierra –lo de abajo–; inmaterial referente al cielo –lo de arriba–) y en el campo terrenal, el llamado hoy en día, Patrimonio Inmaterial, que viene a rescatar esa cultura de tradiciones y costumbres que se traducen en oralidad, comidas, bailes, lenguas, canciones, mitos, leyendas, técnicas, creencias, festividades, prácticas sociales (carnaval) y saberes cotidianos (realizar la molienda precisa de un café en granos) que pueden o no desaparecer, pero que por otro lado surge la necesidad de conservarlos para trasmitirlos a las generaciones, pues este patrimonio debe ser practicado y aprehendido regularmente en la comunidad. A partir del curso, me planteé una redefinición de lo que llamaba “recreación del pasado”, incorporando el concepto de reinterpretación/recuperación cultural con valores agregados de la modernidad y lo recuperamos en nuestro tiempo como antecedente de la actualidad. A partir del curso, analizo con cuidado el tema de patrimonio e identidad, patrimonio local-global, patrimonio y turismo.

​Teatralización en el Cabildo de Buenos Aires  ​

​Teatralización en el Cabildo de Buenos Aires ​

¿Qué lugar ocupan el folklore y las costumbres?
—El patrimonio inmaterial de hoy es, en cierta manera, lo que en el pasado se llamó tradición y cultura popular. La cultura folk es muy específica y es la expresión de prácticas sociales antiguas, sobre todo referidas a la sociedad preindustrial, lo que llamamos cultura agraria, muy arraigada al suelo, a la tradición e identidad de un país. Digamos que el folklore es una parte pequeña del patrimonio inmaterial, que en la actualidad es mucho más abarcativo. Sería la parte más arcaica. En cuanto a las costumbres, estas se fueron materializando a través de la oralidad hacia el presente.

¿Qué se destaca en la Argentina en Patrimonio Inmaterial?
—A vivas voces, el tango, conquista inmaterial que ha llegado muy lejos, pero también los últimos años fue muy trabajada la yerba mate y aquí tenemos un ejemplo de lo tangible (los recipientes tan característicos para contener la yerba) y lo intangible (la costumbre de tomarla así), y además esto lo compartimos con nuestros países hermanos (Paraguay, Uruguay, Brasil). Es una lástima que no se trabaje el programa MERCOSUR Cultural (en la actualidad, casi inexistente), pues es un medio eficaz de consolidar nuestras culturas. Otra práctica social que nos remite a la intangibilidad son las murgas (si bien Uruguay es el mayor exponente); aquí año tras año, bajo la reinterpretación material de los bailes (no así la vestimenta, que es de diseño actual), interpretan la realidad y problemática político-social de la actualidad.

¿Qué lugares en Europa o Latinoamérica son marcas en Patrimonio Inmaterial?
—Tanto como decir marca, no sabría, pues la marca mayor en patrimonio material lo tiene Europa, lo inmaterial está más peleado y disperso, y casi todos los países del mundo poseen patrimonio inmaterial declarado. Entre los numerosos casos, los que más conozco son: España, el flamenco en el 2010; la Fiesta de los Patios de Córdoba, declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO en 2012; ahora, para el 2015, propusieron la Fiesta de las Fallas (fiesta de antorchas y quema); Portugal con el fado (canciones improvisadas, casi marginales); Francia con su gastronomía desde el 2010; China con la ópera de Kun Qu de Pequín en el 2010; las fiestas religiosas que pude presenciar en Dubrovnik, Croacia, de San Blas (patrono de la ciudad) declarado en el 2009. En Latinoamérica quizás el que más tiene declarado es México con la ceremonia ritual de los voladores, el día de los muertos, el mariachi, etc.; Bolivia con el carnaval de Oruro del 2001, y para finalizar este brevísimo paneo, nuestro país con el tango, declarado Patrimonio de la Humanidad en 2009, y Uruguay con el candombe desde 2009.

¿El lenguaje es Patrimonio Inmaterial?
—Sí, la lengua es uno de los primeros “disparadores” del patrimonio inmaterial. La oralidad fue y es el medio por el que se dan a conocer las leyendas, saberes, costumbres y canciones.

¿Cuándo comienza a ponerse en valor el Patrimonio Inmaterial?
—La UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura), en su 32° Conferencia celebrada en París en 2003, incorpora y legitima desde lo institucional al Patrimonio Cultural Inmaterial y lo hace garante multicultural, es decir, legitima las prácticas culturales del pasado y cada país, región, ciudad, comunidad comenzó a “mirar hacia atrás” sobre todo por el auge que tiene el turismo y la explotación de las ofertas; aquí comienza la puja entre lo global y local y con ello también, a veces, la distorsión de lo que es patrimonio cultural e identidad, pues lo local presenta la necesidad de competir y de ofrecer productos culturales frente al avasallamiento de la importación material e inmaterial de lo que se denominó “la globalización”, tanto económica como cultural. Ahora bien, esta búsqueda de productos culturales trae aparejado el resignificar e incluso cambiar el carácter identitario de una costumbre en una comunidad en pos de competir en cuanto a visitantes nacionales y extranjeros, controlados cuantitativamente y no cualitativamente por los gestores turísticos-culturales.

¿Cómo se trabaja el patrimonio inmaterial en los museos?
—Los museos en general han tenido un cambio en su forma de presentarse a la sociedad; ya no son esos edificios reservorios de una colección y nada más, hoy se presentan con un programa, tanto expositivo como de actividades culturales (sobre todo esto último) y se van adaptando a una nueva realidad social. Muchos museos han modificado su misión y objetivos y se han impuesto una visión de acuerdo con las exigencias de los tiempos actuales, y esto es muy importante pues define su perfil como promotor de cultura. Si bien los museos trabajan cotidianamente el patrimonio material, en los últimos años hubo exposiciones con temática inmaterial. Recuerdo una expo en el Palais de Glace de la dura vida de los cartoneros (2006) presentada en buenas macrofotos en blanco y negro, acompañadas con testimonios de los protagonistas, como así también una exposición en el Museo de Arte Decorativo sobre cuentos para niños (2013), muy bien presentada con figuras troqueladas, como si salieran del cuento. También hace unos años en el Museo del Cabildo realizamos una exposición de humor político (2004), y fue un éxito y el disparador de otras muestras realizadas por la Secretaría de Cultura de la Nación. Otra manera de trabajarlo es realizando actividades especificas en determinadas fechas. El Museo del Cabildo realizó actividades muy interesantes, por ejemplo, la Semana de Mayo, las invasiones inglesas. Con el tiempo, la Ciudad de Buenos Aires lo difundió en sus calles. Y para finalizar, unos de los museos que trabajó, y creo que sigue trabajando desde las artesanías y las técnicas, es el Museo de Artes Populares José Hernández.

¿Qué ejemplo darías de re interpretación que hayas realizado como museóloga?
—En el Museo Nacional del Cabildo nos metimos en la historia cotidiana, hecha por historias simples, sencillas, personajes anónimos, anécdotas, y sobre ello realizamos los guiones de formato teatral. Una de las reinterpretaciones más logradas fue Los Fantasmas del Cabildo. Los visitantes al museo rememoraron hechos que sucedieron en el predio del Cabildo, como el encuentro del Gral. Santiago de Liniers y el Gral. William Carr Beresford, la Jura de Cornelio Saavedra, el andar del abogado liberal Dr. Mariano Moreno, las figuras fantasmales de los cabildantes trabajando en las distintas salas, los lamentos de la única presa en el calabozo, las protestas de la viuda que concurría para reclamar papeles y muchos otros personajes.

Otras reinterpretaciones que tuvieron éxito y con el tiempo marcaron “tendencia” fueron, en primer lugar, El Kaá siempre nos acompaña, actividad realizada con el Ballet Folklórico Nacional, y que cuenta la historia de la yerba mate y nuestra costumbre de cebar, el baile nos introdujo a la leyenda indígena y la vivencia de los tres personajes de cómo se tomaba este. En segundo lugar, Juegos Virreinales, que fue un volver al trompo, a la payana, a la rayuela, a la taba y al balero a través de dos damas de época y, como actividad didáctica, se recreó el edificio original del Cabildo con un rompecabezas de bloques.

¿Qué proyectos surgen a partir de la publicación en el portal del Ministerio de Educación, Cultura y Deportes de España?
—Cuando finalizaba el curso intenso, durante la semana y por los buenos resultados que produjo, llegó la propuesta por parte de los convocantes de realizar la publicación. Fue el esfuerzo y la perseverancia de José Luis Mingote Calderón de ir gestionando con el Ministerio de Educación, Cultura y Deportes por tres años y, finalmente, en enero del 2014 “Patrimonio Inmaterial, museos y sociedad. Balances y perspectivas a futuro” se editó, para gran satisfacción de todos. Realmente espero seguir contactada con los colegas que conocí en el curso. Por otro lado, esto me habilita para que en un futuro pueda publicar en España y, por otro lado, como profesional ambiciosa que soy deseo obtener una beca en museología, en el nicho de diseño de exposiciones o documentación, dos pilares fundamentales en la carrera.

Patricia Ortiz    

 

Juegos virreinales

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