Nik convirtió a Gaturro en un personaje elegido en sus historietas

Nik convirtió a Gaturro en un personaje elegido en sus historietas

Gaturro es más que un personaje de Nik; es el compañero fiel del genial dibujante, en cuya oficina la sonrisa implacable del felino se expresa con alegría en cualquier rincón. Aquí, y rodeado de su famosa creación, se encuentra gran parte del mundo de Nik, para quien dibujar es “natural”; de su mano, los trazos y andanzas de este gato tan popular forman parte de su vida. En la siguiente entrevista, Nik cuenta sus inicios en la profesión que ama y nos da una opinión del dibujo como cultura. Esta imagen expresa y transmite sus ideales.

—¿Cuándo empezaste a dibujar?

—Dibujo desde la época de mi escuela primaria. Luego, esta forma de expresión se intensificó en la escuela secundaria, hasta que un día inicié un recorrido por las editoriales del barrio; llevé mis trabajos a revistas como Billiken y Anteojito. Mi primera publicación laboral me la otorgó Manuel García Ferré, en la revista Muy Interesante. Luego, estuve tres años en El Cronista Comercial haciendo humor de actualidad, y cuando sumé más experiencia en ese aspecto, me largué a diarios más importantes. La Nación fue el diario que me dio la posibilidad de publicar una vez por semana, luego dos, tres, hasta que mis trabajos se publicaron diariamente.

—¿Entonces dirías que, siendo tan joven, intuías que el dibujo era lo tuyo?

—Mi idea, cuando salí a recorrer editoriales, era tener una respuesta u opinión del medio, es decir, si les gustaba lo que hacía, si tenía que mejorar… Estaba buscando mi estilo, a dónde apuntar, qué decir. Lo hice todo muy temprano y es por eso que a los 18 años ya acumulaba experiencia.

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—¿Hubo algún dibujante que te motivó en la infancia?

—En nuestro país, todos los grandes dibujantes te dejan una huella. Argentina es una fábrica inagotable de dibujantes, desde Fontanarrosa y Quino en el humor gráfico, Sábat en la caricatura, hasta Landrú en el humor de actualidad. Los dibujos de estos artistas pasaron por muchos gobiernos. Hace años, para conseguir artículos de dibujantes del exterior, debía caminar por la calle Corrientes, entrar a las librerías, porque no había internet ni correo electrónico.

—¿Te instalaste entre los mejores dibujantes al desarrollar un personaje por el cual se te reconoce?

—Generalmente, la mayoría de los grandes dibujantes están pegados a un único personaje. Quino con Mafalda, Caloi con Clemente, Fontanarrosa con Inodoro Pereyra, hasta Charles Schulz, que dibujó toda su vida a Snoopy. Yo traté de seguir esa misma línea.

—¿Qué pensaste al crear a Gaturro? ¿Por qué un gato?

—Los personajes no nacen de la nada ni son totalmente definidos. Todo es una transición y un proceso largo. Me gustaba mucho humanizarlos, ponerles características nuestras, o distorsionarlos; lo hacía desde pequeño, y cuando crecí, y como en mi casa siempre tuvimos gatos, los veía como una mascota que puede mimetizarse muy bien con los seres humanos. Además, el gato me pareció más divertido para incluir en una historieta y que fuera como un hijo más de alguna familia, e inclusive más terrible que un chico a la hora de hacer lío. Me llevó un tiempo darle forma y encontrarle un nombre. Durante varios años dibujaba al gatito al costado de los chistes, pero sin saber cómo llamarlo. Un día decidí elegir un nombre entre más de 200 opciones que se me ocurrieron, y de ahí el más divertido me pareció Gaturro, por ser una combinación de siete letras que no existiría en ninguna otra parte. Después de un par de años en La Nación, presenté la tira con este nombre y les gustó. Todavía no estaba tan orientado a los chicos, aunque con el tiempo fue encontrando su público, su formato y sus colores. Fue en ese momento en el cual logré lo que buscaba tanto: una tira divertida y leída por jóvenes y adultos y resultarles simpática. A este hecho le sumamos continuidad en edición de libros.

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—A Gaturro lo vemos en tiras diarias y en las redes sociales…

—Sí, sí. Me considero un comunicador, ese es el denominador común de todas las cosas que hago. En cada medio donde hay un dibujo mío, trato de respetar el canal al que está dirigido. En los libros, que van dirigidos a los más chicos, el personaje tiene una línea y una conducta muy coherente. En Twitter, entiendo que son más los adultos los que leen, por eso me animo a agregar otros estímulos que considero interesantes. En Facebook hay más familias y chicos. Construir historias para el diario es completamente diferente.

—A diferencia de la pintura y otras artes gráficas, ¿cuál crees que es el aporte del dibujo a la cultura?

—La cultura es un término muy amplio; definir qué es cultura es una conjunción de muchísimos factores. El canal que encontré para comunicar lo mío es el dibujo, la mayor cantidad de veces. Siempre fue mi forma más común de expresar una idea. Aunque también puedo hacerlo con dos líneas en Twitter, desde el humor, la ironía o la sátira, o hasta refiriéndome a un estado de ánimo. Suelo dar mi opinión sobre las cosas, expongo mi visión crítica. La cultura se enriquece gracias a que hay diversas opiniones. En este país se ve la diferencia ideológica como dos polos enfrentados, y en realidad sería todo muy aburrido si todos pensáramos igual y fuéramos en la misma dirección.

Gonzalo Busquets
Cŕedito fotográfico: Nik

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