Marita Tuero y Tiempo de ilusiones

Marita Tuero y Tiempo de ilusiones

Entrevista a Marita Tuero. La bailarina y cantante de coplas españolas es hija de una madre gallega y un padre asturiano. De niña escuchaba las canciones que hoy canta a un público que la aplaude en cada presentación. Marita Tuero cuenta que quiere devolverle a su público tanto cariño y respeto. El flamenco tiene un poco de todo. La melancolía y la soledad se expresan en sus bailes y lo alegre, en las rumbas.

—¿Dónde presentaste el último espectáculo Tiempo de ilusiones?

—Fue en el mes de agosto en el Teatro El Ateneo. Pusimos el arte y la cultura hispana en un show de canto y baile, sostenido por un magnífico vestuario, que se extendió por más de dos horas. El espectáculo fue creado en base al nuevo CD que presenté y que contiene los temas que la gente me pidió que incorporara. En la mayoría, hablamos de esa ilusión que tienen los españoles de volver a encontrarse con su gente, con sus raíces. Los cortes anteriores son de música española: España Mía, Viva España, De amarte a morir, donde incorporé dos tangos al repertorio porque quería incursionar en el estilo, y la gente lo aceptó. Lo mío es la copla española y trato de hacerlo con respeto en cada estilo.
—¿Cuánto hace que cantás y bailás?

—(Risas) ¡Creo que canto desde que empecé a hablar!, pero profesionalmente desde hace unos quince años. Siempre hice danzas españolas: cuando me decidí, ya las conocía, las había escuchado. Soy hija de una gallega y un asturiano. Mi madre llegó a la Argentina y recuerdo que siempre cantaba las coplas.

—¿Es la primera vez que se presentaron en el Teatro El Ateneo?

—Es la primera vez. El año pasado hicimos un show en el Madero Mistic y el año anterior, en el Teato Empire. El prestigio del Teatro El Ateneo nos impulsó para dar lo mejor… ¡y lo logramos! Allí presente mi CD Tiempo de ilusiones, pero también estuvo Hugo Salvatierra, con el ballet Triana, Juan Naranjo y Marina Sampierre en el baile flamenco, y el ballet de folklore y Pablo Lambertini, que creó momentos de magia e ilusión .

—¿Qué tiene de mágico el flamenco?

—Lo descubrí queriendo y sin querer. Desde los ocho años bailaba gallego, jota aragonesa y el clásico español. Yo estudiaba en el Club Deportivo Español de Buenos Aires. Siempre escuchaba música, aprendía de la historia, de dónde venía y por qué se bailaba con tanta pasión. Conocí a Hugo Salvatierra, mi maestro de flamenco, y él completó mi gran interés. En mi vida siempre está la copla. Me ocurre que, cuando aplaudo, no hago palmas porque cuento cada golpe y lo hago con ritmo.

—¿Cuál es el mensaje del flamenco?

—Tiene un poco de todo: lo melancólico en bailes como los que expresan soledad, y lo alegre en las rumbas. Habla de la liberación de los gitanos y del pueblo flamenco y de la pena y el dolor de no encontrar un lugar. Luego llega la alegría de haberlo encontrado. Es un pueblo muy unido. Tiene el lamento, el quejido y la felicidad. Es un todo y para todos los estados de ánimo. Esa es la magia.

—¿Qué lugar encontraron los gitanos?

—Aún lo siguen buscando. Encontraron un lugar interno y descubrieron que, estando unidos, tenían un lugar. En Buenos Aires hay una comunidad gitana en la zona de Congreso.

—¿Es un baile machista? ¿Qué caracteriza a la copla?

—La copla cuenta en una canción una historia; tiene una presentación, un desenlace y un final. Sería como ver una película. Por ejemplo, Ojos verdes cuenta que una mujer conoció a un hombre y se enamoró de sus ojos verdes. Cuando él la abandona, ella cuenta al final que sigue enamorada pero de otra manera, porque ya no está. Tiene una estrofa, un estribillo y lo repite. El segundo estribillo tiene la misma letra pero con otro sentimiento, con otro desenlace.

—¿Qué actividades te esperan en los últimos meses de 2011?

—Fiestas familiares, shows privados. A fin de año, hacemos siempre la despedida del año que en esta oportunidad tuvo lugar el 6 de noviembre en el Teatro del Globo: fue un momento en el que me reuní con el público.

—¿Qué consejos le das a tus alumnas de canto y baile?

—Cuando comencé a cantar, y como todos los que están en esta profesión, tenía la fantasía de ser reconocida y famosa. Después, en el camino me di cuenta de que yo quería vivir de lo que me gustaba. Bailar también incluye que uno tiene que demostrar lo que sabe y hace que quedemos al desnudo ante el público. Tiene un plus y es un riesgo que corremos, y esto es lo que les digo: hay que sentir y hacer lo que les pide el cuerpo y el alma, que me pidió cantar coplas y es lo que hago. Nos entregamos y recibimos la aceptación del público, que es la máxima satisfacción.

—¿Cuál es tu tiempo de ilusiones?

—Seguir mostrando a la gente nuestro estilo, nuestra propuesta para que la conozca y, de esta manera, darles momentos de alegría para que lo disfruten.
Patricia Ortiz

Más información: www.maritatuero.com.ar

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