Jóvenes líderes de la colectividad española

Jóvenes líderes de la colectividad española

Entrevista a Alejandra Correa, presidente de la Subcomisión de Jóvenes de la Federación de Sociedades Españolas. La joven que participa suma ideas, trabajo y tiempo, y prefiere la labor en equipo. Desde su lugar propone rescatar los valores de los inmigrantes que un día llegaron a la Argentina y se sacrificaron, pero siempre bajo el aporte de una nueva mirada: la de la juventud.

Os rapaces. Foto. Paula Sabajanes
—¿Cómo llegas a este lugar?
—Soy integrante de una institución española, el Círculo de Aragón. Llegué a este lugar a través de la vinculación con Federación de Sociedades Españolas porque cuenta con representantes que me propusieron hacerme cargo de la presidencia. Se puede mostrar España a través de otra visión como la nuestra; me siento parte de este desafío.

—¿Cuáles son las actividades que realizaron durante 2011?
—Puntualmente fueron tres; en mayo convocamos a los protagonistas de cortos nacionales: gente española y argentina. Agosto fue para esclarecer sobre el movimiento 15M, muy conocido por todos. El tema fue muy bien tratado, sobre todo el impacto que tuvo para España a nivel mundial. Diciembre se reservó para un Making of, ¿Cómo se realiza un cortometraje? ¡Así cerramos el año! Elevamos a la Consejería de Trabajo e Inmigración una propuesta para 2012 de un taller literario que recuerda a poetas españoles y un curso de liderazgo para emprendedores.  La idea es duplicar las actividades en el año próximo y hacer una actividad más trascendente y de envergadura que marque una presencia y un lugar para la Subcomisión que presido. La intención es no opacar ni competir, y como dice el consejero de trabajo Don Julio Olmos, ¡sumar siempre!, y si hay distintos puestos de atención e información, mejor, cada uno manteniendo su identidad.

—¿Con qué expectativas comenzaron, cómo siguieron y cómo terminan el año?
—Hubo muchas y concretamos las que pudimos. La juventud tiene una movida importante que siempre lleva más allá. Si realizo un balance, digo que fue un año un tanto difícil al principio, porque comenzamos con un grupo pequeño, y llevar a cabo tantas ideas en forma masiva nos cuesta un poco por el tema de la organización. Nos iniciamos en la Subcomisión con cinco jóvenes interesados y poco a poco se sumaron cuatro más; nos hubiese venido bien tenerlos al principio del año para fijarnos más metas. Somos jóvenes pero adultos. Nuestra edad oscila entre 22 y 30 años, y todos tenemos trabajos, estudios, familia, responsabilidades y profesiones tales como las de abogados, publicistas, contadores, con un manejo del tiempo bastante acotado. Esto sería, de algún modo, lo que deberíamos mejorar para aliviar la carga de tareas.

—Desde la Consejería de Trabajo e Inmigración se apunta a ofrecer herramientas, debatir y buscar la participación de los jóvenes. ¿Estás de acuerdo con esta propuesta?
—Sí. A los jóvenes no se les puede imponer, creo que tienen necesidades diferentes, actuales, que hay que analizar. Los programas necesitan de participación, colaboración y ensayo para mejorarlos. Son muy importantes los incentivos que hagan salir de cada uno al “representante joven” de España. Uno u otro podrá tener más o menos pasión en lo que hace, pero todos los descendientes de españoles, en mayor o menor medida, han palpado el sentimiento de pertenecer a una historia, aunque dándole un toque actualizado; no solo tienen cabida la nostalgia y el recuerdo del pasado: podemos incorporar otras formas de actuación. Esto ocurre porque los jóvenes no dejaron atrás una tierra, tienen otra visión, otra historia y perciben sus exigencias fuera de la  lupa  de sus abuelos, ¡muchas veces ni siquiera siguen la de los padres! Insisto: la afectividad está y hay que trabajarla. Por otro lado, sé que hay jóvenes a quienes no les interesa este planteo; es algo personal. Movernos en grupos para atraer a otros y movilizarlos es la consigna.

—¿Por dónde pasaría la movida?
—Logramos mucho a nivel educativo o cultural, pero creo que hay que trabajarlo de otra manera; no todo llega a través de incentivo. Los viajes promovidos por la Consejería de Trabajo e Inmigración son experiencias únicas para los jóvenes, y eso puede ser el despegue para atraer las raíces, conocer la tierra de sus abuelos o padres, que despierta curiosidad o interés. Cuando la gente vuelve, lo hace de otra manera y dice: “Yo quiero hacer algo para revertir un estado de cosas”. Somos nuevos y aún estamos buceando y aprendiendo. Propongo lograr una gran base de datos de gente joven a quienes preguntarles qué les interesa o qué esperan de la Consejería de Trabajo de España, y qué les ofrecen para involucrarlos.

—¿Cuál sería el tipo de liderazgo con el cual te sentís más cómoda?
—Definitivamente, el que me enseñe el camino y que trabaje conmigo codo a codo. No quiero manejarme sola o que otros trabajen para mí: me gusta el equipo. Siempre tiene que haber alguien, por supuesto, que dirija por una cuestión de orden, pero apuesto al crecimiento en grupo, que sumen ideas y trabajo. Para tener éxito en este emprendimiento, el equipo es fundamental; no obstante, muchos tienen poco tiempo.

—¿Cómo ves a los jóvenes en el ámbito laboral?
—En mi grupo hay descendientes de españoles que  trabajan y son profesionales. Yo soy secretaria y administrativa en la entidad a la que represento. Estoy involucrada con la colectividad porque siento pasión por hacerlo; trato de transmitir esta energía; me gusta formar y entrar en contacto con la gente del interior que tiene ganas de trabajar. Hay momentos en los que cuesta juntar a todos, pero cuando estamos juntos salimos beneficiados. Nos encantaría trabajar junto a la Consejería, no solo a nivel cultural, sino laboral.

—¿Qué valores destacás de los inmigrantes que llegaron a la Argentina?
—La lucha y la fuerza de no bajar nunca los brazos. Han sido pioneros. Mis abuelos me dejaron enseñanzas, una forma de ver las cosas. Esos inmigrantes portaron sentimientos y sueños, salieron adelante dejando cosas atrás. Los jóvenes españoles o descendientes no han abandonado afectos ni familia. Sus abuelos lograron bienestar para sus propios  padres, tienen una visión diferente. Lo esencial es comunicar el trabajo de vida de los mayores. Siempre trato de que lo veamos de esa manera porque nos precedió.

—¿Cómo te afecta la problemática de la violencia de género?
—Es un tema de estos tiempos. Lamentablemente, asistimos a casos drásticos en el país. Duele la ignorancia sobre el poco conocimiento que se tiene sobre el tema. Hay mucho desconocimiento y miedo que paraliza y no permite introducirse en lo que corresponde a la mujer como derecho o amparo.

—¿Cómo te ves dentro de cinco años con un liderazgo que acompaña tu crecimiento?
—Me gustaría ser partícipe, y dentro de cinco años sentirme feliz porque logramos varias cosas. El hecho de tener el aporte de programas que se mantienen como políticas públicas desde España nos da esperanza. Este año realicé un curso de emprendedores en la Asociación Gallega de Formadores (AGAFOR) que fue muy interesante. Estuvo avalado por la Consejeria de Trabajo e Inmigración. ¡No sé de dónde saco tiempo! Me gusta evolucionar.

—¿Qué destacas del curso?
—Fue una vivencia enriquecedora, de muy buen nivel en cuanto a la formación. Nos dio herramientas para hacer crecer nuestro un potencial, que compartimos con otras alumnas y con tutores excelentes que nos siguieron en el aprendizaje. Se llevó a cabo de agosto a octubre en el Centro Betanzos, que cedió sus instalaciones.

—¿Qué te motivó a hacerlo y cuál fue el tema que más te gustó?
—Me motivó el deseo de trabajar algún día en forma independiente. A mi edad (tengo 25 años), uno cree que no puede independizarse, ¡no es así! Todos expresamos nuestros miedos: “¿Cómo llevo adelante mi proyecto?”. La respuesta la tuvimos.

—¿Trabajaste con un emprendimiento imaginario?
—Sí. Me encantan los idiomas y me gustaría darle más cabida al inglés, aunque también incursiono en el portugués, el alemán.

—¿Qué herramientas te dio el curso para que hoy pienses que fue bueno hacerlo?
—Todas. Desde lo legal, lo contable, la creación, el mercado, el marketing, el plan de negocios.

—¿Qué fortalezas encontró tu tutor que no habías percibido hasta ese momento y hoy considerás que podes utilizar?
—Tomar conciencia de que soy capaz de generar mi espacio propio. En general, pensamos que lo que tenemos es lo seguro y no arriesgamos. Me fortalecieron la chispa y el deseo del “yo puedo”. Sembraron en mi mente para que diga “quiero despegar”.

—¿Y lo hiciste?
—No, aún no. Es muy reciente, pero estoy en otro nivel de pensamiento, más elevado, más firme. Fuimos más de 20 personas que recibimos a Don Julio Olmos en el cierre, satisfecho por nuestra devolución. Quedamos con deseos de una segunda parte, sabiendo que depende de los presupuestos del Gobierno.

—¿Qué te gustaría que tuviera la segunda parte?
—Me gustaría la participación de otros emprendedores que hoy son exitosos y conocer cuáles fueron los pros y los contras de sus proyectos. Nos premiaron con un diploma y un obsequio.

—¿Qué te proponés lograr como presidente de tu grupo?
—Mayor participación de la juventud.

Patricia Ortiz

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