En el Café Tortoni, se siguieron los pasos de Federico García Lorca

La Diputación de Granada y la Embajada de España en Buenos Aires conmemoraron los 75 años del viaje de Lorca a Argentina.

En el Café Tortoni, la historia se acoda en cada pared. El jueves 31 de octubre, el emblemático lugar de Buenos Aires recibió a una comisión granadina encabezada por Antonio Martínez Caler, presidente de la Diputación de Granada, y por Alfonso Alcalá Moreno, director del Patronato Provincial de Turismo, quienes detallaron el valor de la figura del genial escritor Federico García Lorca y lo que significa su puesta en valor para el turismo de Granada. Dentro de esta oferta de sol y nieve, rutas, paisajes y monumentos, el atractivo del estilo granadino en la Alhambra es la culminación del arte andaluz. Unir turismo y cultura en una ciudad de grandes contrastes, que es un mini continente turístico con una diversidad de oferta distinta (que contrasta con el resto de Andalucía), es potenciar el desarrollo turístico.
La visita estuvo fundamentalmente ligada a la figura de Federico García Lorca, quien llegó a Buenos Aires en octubre de 1933  y utilizó el emblemático Café Tortoni como centro de reunión. Luego siguió por el Hotel Castelar y concluyó en el Teatro Avenida. Al poeta le recordaba a otro muy similar, el  Málaga Alameda, donde se reunían los representantes significativos de la cultura y del arte de la ciudad de Granada. «A 75 años del aniversario de su visita, se quiere  agradecer el tratamiento que, en su vida, le dieron a Federico en esta ciudad, en esta gran Nación. Vino por unos días y se quedó seis meses en vuestra ciudad», dijo el presidente de la Diputación de Granada. Lorca recibió un gran apoyo y fue reconocido por sus tres obras. Él decía que estaba feliz por ser considerado como un dramaturgo y estrenó Bodas de Sangre y La Casa de Bernarda Alba. Haber llegado a estas tierras lo marcó para siempre.
Julio Moreno Ventas, consejero de la Oficina Española de Turismo y conocedor de su obra, interpretó La Zapatera prodigiosa, cuyo estreno mundial fue en el Teatro Avenida. «La recuerdo porque es pura poesía. Es difícil encontrar autores teatrales de cuya poesía emane la sensibilidad de García Lorca. Rescato de su obra no sólo su poesía, sino también el teatro».
En torno de su figura, la Fundación de Granada constituyó el Patronato de Federico García Lorca. Su casa fue convertida en museo y se estableció una ruta cultural que pasa por el parque que lleva su nombre y que lo inmortaliza, porque se cree que allí fue asesinado. El Alfacar, que está rodeado de alamedas, tiene un testigo silencioso: una pared guarda fragmentos de sus poemas, escritos sobre cerámica pintada en azul. Alfonso Alcalá Moreno señaló que esta ruta se creó hace cuatro años debido a la gran cantidad de referentes. «Queremos unificar y respetar. Uno no debe quedarse con esa visión sesgada de su obra. Mucha gente que hace esa ruta hace algo especial, que tiene que ver con la parte de la emoción: es impagable, y es obtener conocimiento para comprender que, sin ese espacio, no se puede entender a Federico», destacó.
El gobierno de la provincia de Granada está llevando a cabo tareas de exhumación de los restos del poeta y, también, de los que fueron reprimidos y murieron en la Guerra Civil Española. «Queremos que se descubran dónde están los restos y respetar las sensibilidades de todos. Hay quienes  piensan que es mejor dejarlo donde está; lo mejor es poner en valor su obra y su vida. Queremos que la ruta sea vista también en su parte trágica, con determinados fenómenos y actos», agregó el presidente de la Diputación de Granada. Imaginar a Lorca hace más de setenta y cinco años se hace agradable. Muchas cosas que escribió nacieron en Fuente Vaqueros, en la casa familiar de Valderrubio o en Alameda. Lorca era fiel representante de la expresión que tenía respecto de su tierra. Muchos argentinos visitan Granada para seguir sus pasos. Estudiantes, investigadores y turistas lo hacen con especial emoción. Hay un diálogo Granada-Buenos Aires que se mantiene vivo a través de su recuerdo.
En la tarde, los actos continuaron en Hotel Castelar, donde se  alojó. Una exposición hablaba de su Fuente Vaqueros, que es una recreación de la casa natal. Allí se hizo una referencia a la habitación n.ª 704, donde se refugió para soñar cómo conquistaría la ciudad porteña. Se realizó una escenografía con árboles, que le dio una dimensión especial a un bosque mudo.

¿Cuál fue la esencia de la filosofía lorquiana?

Desde mi lugar, como director del Patronato Federico García Lorca, su filosofía estuvo basada en la grandeza y en la proyección humanística trasversal de todo su pensamiento, independientemente del teatro, de la poesía, venga de donde venga: todo está allí. Para mí, su obra es lo que lo eleva. Proyectado en una tierra con una diversidad cultural tan marcada, él supo captar el devenir de los siglos y de la historia. Estamos celebrando los ochenta años del Romancero gitano. Hay una lección: entender al diferente. Lorca hablaba del gitano como persona, elemento y referente para entender una cultura milenaria, diferente y que acoge a su vez a otras culturas. Hablar de Federico es dar la idea de tolerancia y de sensibilidad para la gente que sufre. Su partida de Buenos Aires, fue triste, casi como un presagio. Su pañuelo se resistía a agitarse, quizás porque los vientos de su Granada no eran favorables. Aún así, volvió a su tierra porque aún quedaban frases por escribir y rutas que recorrer.

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