[Boletín Güemesiano] Número 128

[Boletín Güemesiano] Número 128

El general Martín Miguel de Güemes mandaba efectivos numerosos para lo que era el teatro de operaciones local. Debido a su orden de batalla y organización militar, facilitaba que sus jefes tuviesen la posibilidad de tomar decisiones en forma mucho más rápida que sus oponentes. Este aspecto fue determinante, para obtener buenos resultados en los numerosos combates desarrollados durante la campaña.

Nuevas tácticas

Jorge Sáenz, licenciado en Sistemas Navales, graduado en Comando y Estado Mayor de la Escuela de Guerra Naval y en Planeamiento Militar Conjunto –entre otros estudios-, experto en armas y tiro, autor de numerosas publicaciones, dice en “La Batalla del Valle de Lerma”, bajo el título: Nuevas tácticas:

“En todo combate, queda un margen apreciable de incertidumbre para el jefe, dada la dinámica que se presenta durante su desarrollo. Cuanto más grande sea la tropa a su mando, más temprano deberá tomar las decisiones, para que éstas influyan oportunamente en lo táctico.

Ocultos en estos conceptos, se encuentra el gran secreto y sabiduría militar de Güemes, que le permitieron elaborar una larga cadena de éxitos, a pesar de contar con pocos medios materiales y humanos. La escasez de estos últimos, estaba compensada por la presencia de hombres decididos, osados y disciplinados, muy motivados por el carisma natural y liderazgo de su jefe.

En los documentos históricos de la época, al referirse a las armas largas, tanto Güemes como Belgrano y San Martín, las denominaban sistemáticamente como “fusiles”. De acuerdo con las definiciones empleadas actualmente, correspondería denominarlas mosquetes. Un mosquete no tiene estrías, los fusiles sí. Si no tuviésemos en cuenta la exégesis del contexto, mencionar como fusiles a los mosquetes sería un error.

Nos hemos referido a las novedosas tácticas empleadas por Napoleón, que con posterioridad a una serie de combates de poca intensidad, llevados a cabo para desgastar a su enemigo, les presentaba batalla, obteniendo un rotundo triunfo. Por su originalidad Napoleón fue tildado de “genio militar” por sus adversarios e historiadores.

En ésa época se denominaba “guerrilla” a toda acción realizada por pequeños efectivos que escapaba a los paradigmas de la época. Pero nadie se atrevió a decir que Napoleón hacía guerra de guerrillas. Güemes.se desenvolvía militarmente haciendo lo mismo que Napoleón Bonaparte, pero en una escala menor en tiempo, espacio y efectivos. Para hacerlo, contaba con un Estado Mayor bajo el control del Ejército Nacional, con base en Tucumán. Las exitosas tácticas que utilizó, eran métodos de avanzada, de ninguna manera lo que actualmente se conoce como “guerra de guerrillas” como con cierta superficialidad la han definido muchos autores, posiblemente influenciados por los documentos de la época.

Todo lo que se distanciaba del enfrentamiento de masas, esto es, la batalla campal, se denominaba entonces “guerrilla”.

Lo que hizo Güemes, fue utilizar la táctica adecuada a su circunstancia, contra quienes realizaban una guerra convencional que los condujo al fracaso, como le sucedió a Belgrano, Rondeau, Pueyrredon y tantos otros militares que pretendieron seguir los cánones de la época.

Su formación militar ortodoxa en el Regimiento Fijo, su experiencia en combate contra las fuerzas inglesas, el contacto con San Martín y la lectura de los clásicos, debe haber sido determinantes para su evolución de pensamiento. Güemes era un brillante táctico y al general José de San Martín le dio el acertado marco estratégico.

La defensa de las tierras salto jujeñas, era transitoria. El objetivo era el ataque por el Alto Perú, en un movimiento de pinzas con San Martín desde el Pacífico. Los choques intelectuales que tuvo Güemes con algunos de sus circunstanciales jefes, no fueron de índole táctica, fueron de naturaleza estratégica y hasta humana, aspectos que sus superiores jerárquicos parecían desconocer. Si González Balcarce o Castelli hubieran estado presentes en Suipacha, seguramente Güemes habría sido partícipe de una derrota, pues eran otros quienes mandaban, que seguían aferrados a las tácticas convencionales.

Si Belgrano, hombre valiente y poseedor de una mente brillante, hubiera adoptado aunque sea una parte de las tácticas de Güemes, seguramente habría vencido en el Alto Perú. Las batallas de Tucumán y Salta, fueron acciones de enfrentamiento convencional, del tipo todo o nada, como en la Europa de Napoleón. Esa táctica para los patriotas encerraba mucho riesgo, dado que al buscarse la definición, si culminaba con una derrota, por la diferencia de fuerzas podría haber terminado semanas después, con la presencia de Pío Tristán a las puertas de Buenos Aires y el Ejército de los Andes nunca se hubiera creado. Las derrotas de Vilcapugio y Ayohuma lo confirman, pero afortunadamente ocurrieron muy alejadas, en el Alto Perú.

A partir del siglo XV, los ejércitos vencedores europeos hacían fundir las campanas de las iglesias para construir más cañones. Belgrano en Salta hizo lo contrario; en realidad, era más piadoso que militar.

A mediados de 1816, el virrey Pezuela aguardaba con ansiedad al general que debía hacerse cargo del ejército realista para reconquistar el último bastión revolucionario de América. El virrey poseía una gran experiencia en las luchas contra las milicias, que podría aprovechar muy bien el nuevo jefe, para no caer en los mismos errores que él había cometido. Las tropas españolas vencedoras de Napoleón y Bolívar, estaban por llegar al Perú y su presencia les iba a dar un poder relativo muy superior, en relación a los efectivos de las tropas revolucionarias.

Las unidades realistas estaban compuestas por españoles, criollos y aborígenes y no se encontraban en su mejor nivel, pero el contacto con las tropas veteranas y la adecuada conducción del futuro jefe, las pondrían en forma.

La principal amenaza que tenían los realistas, era la formación del ejército de los Andes, cuyo estado de desarrollo en Mendoza, era suficientemente conocido. Era razonable, que Pezuela tratase de eliminar ese peligro, atacando o amenazando a San Martín antes que cruzara los Andes. Por ese motivo, la acción ofensiva sobre Córdoba debería realizarse cuanto antes. Si San Martín intentaba cruzar la cordillera o concretaba su cruce, estando su retaguardia en manos realistas, era lógico suponer que podría frustrarse su plan estratégico, por encontrarse entre las fuerzas de Marcó del Pont y las provenientes del Alto Perú.

Homenaje al general Martín Miguel de Güemes

EN JOSE DE SAN MARTIN

El 11 de Noviembre se inauguró en José de San Martín, Provincia de Chubut, al Sur de la República Argentina, un monumento dedicado a exaltar la memoria del General Güemes. Ese día se celebraba el 109º aniversario de la fundación de la localidad.

Previamente Rafael Baca, salteño residente en Rawson y descendiente del guerrero de la Independencia, José Ignacio Baca, disertó sobre la Gesta Güemesiana en el salón de actos de la Municipalidad. En la oportunidad mostró la meritoria carrera militar del héroe recordado, expresando que no fue homenajeado en la medida en que corresponde en el Bicentenario, ocultando su verdadero rol como Padre de la Patria.

Respecto a la inauguración, Baca expresa: “Sentí una gran emoción, creí que sería un busto como en todas partes y me di con un monumento ecuestre bellísimo, imponente. Junto a la extraordinaria escultura, mi Bandera Salteña flameó orgullosa, en el Sur Argentino. Con esta magnífica obra ecuestre, realizada por un artista chubutense, las autoridades locales y el pueblo expresan su admiración hacia aquél que entregó su vida en el altar de la Patria”.

Baca distribuyó entre los presentes ejemplares del folleto “Diez razones para homenajear a Güemes, en el Bicentenario de la Patria” y del CD con 120 emisiones del Boletín Güemesiano Digital –2000-2010- redactados por María Cristina Fernández.

EN ANTOFAGASTA

El 26 de Noviembre se inauguró en la Ciudad de Antofagasta, al Norte de la República de Chile, un busto del general Martín Miguel Juan de Mata Güemes. El trascendente y justiciero acto fue impulsado por la Comisión Provincial “Década Bicentenaria 2006-2016” de Salta. Al mismo asistió una importante comitiva integrada por autoridades y representantes de distintas instituciones.

El parte de prensa enviado por la Comisión Provincial y un relato escrito por Jorge Virgilio Núñez sobre el importante acontecimiento puede leerse en: “Güemes mirando al Pacífico”.

EN RENCA

En la Ciudad Histórica de Renca, Provincia de San Luis, República Argentina, el 20 de Noviembre la Prof. María Cristina Fernández disertó sobre la Gesta Güemesiana en el Ciclo de Conferencias “San Luis en el Bicentenario”.

La visita a la localidad se concretó junto a los señores Roberto Manuel Casimiro y José Esteban Guedilla (abanderado y escolta del Instituto Güemesiano en B. Aires, respectivamente) cuyo traslado y estadía fue solventado por el Gobierno de San Luis.

Fueros recibidos, atendidos y acompañados por el Director de la Casa Histórica Provincial “Gobernador José de los Santos Ortiz”, Prof. Miguel Ángel Bianchi quien demostró un gran compromiso con la historia Patria.

En la apertura de las Conferencias se contó con la participación de Martín Baca, residente en Potrero de los Funes y descendiente del guerrero de la Independencia José Ignacio Baca, salteño que luchó a las órdenes del General Güemes. En la ocasión, Casimiro portó la Bandera Nacional, Guedilla la de Salta y Baca la de San Luis, dando con su indumentaria un marco adecuado a la convocatoria. Acto seguido el Prof. José Villegas disertó sobre el tema “Facundo no muere solo”, dedicado a exaltar la memoria del renqueño José de los Santos Ortiz, cuyos restos fueron restituidos a su pueblo natal el 26 de Noviembre de 2010.

José de los Santos Ortiz y Martin Miguel de Güemes

José de los Santos Ortiz fue contemporáneo de Martín Güemes. Nació en Renca el 1 de Noviembre de 1784 y fue el primer gobernador de San Luis cuando esta alcanzó la autonomía, gobernando de 1820 a 1828. Fue asesinado en 1835 junto a Facundo Quiroga en Barranca Yaco.

Martín Güemes nació en Salta el 8 de febrero de 1785, tres meses después que el puntano. Fue el primer gobernador electo de la Intendencia de Salta, gobernándola de 1815 a 1821. Murió luego de ser herido a traición el 17 de Junio de 1821.

José de los Santos Ortiz estaba casado con Inés Vélez Sarsfield, hermana del Dr. Dalmacio Vélez Sarsfield. El jurista, autor del Código Civil Argentino, polemizó en 1864 con el general Bartolomé Mitre, entonces presidente de la Nación. Vélez Sarsfield era su Ministro de Hacienda. El tema de la polémica, que tuvo gran difusión a través “La Nación” y “El Nacional” de Buenos Aires, era la importancia de los aportes del General Güemes a la emancipación americana. Vélez criticó los escritos históricos de Mitre, constituyéndose en el autor del primer homenaje al General Güemes.

Como dato complementario se menciona que el general Mitre nació nueve días después de la muerte de Güemes y el doctor Vélez Sarsfield tenía entonces 21 años. Inés Vélez Sarsfield era mayor que Dalmasio y también contemporánea del General Güemes ya que había nacido en 1797. Quizás José de los Santos Ortiz no hubiera conocido al General Güemes personalmente y conociera sus servicios a la Patria por lo que de él se decía y publicaba, sobre todo en La Gaceta de Buenos Aires.

El Dr. Vélez Sarsfield mantuvo estrecha relación con su cuñado, José de los Santos Ortiz lo que se deduce de su candidatura y elección como Diputado por San Luis al Congreso Constituyente 1824-1826. Entonces Ortiz gobernaba San Luis.

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Por ello, en los albores de la Navidad y despidiendo el 2010 renuevo el compromiso de seguir luchando, como pueda, por su reconocimiento. ¡Hasta siempre don Martín Miguel!

Prof. María Cristina Fernández

Académica Correspondiente Instituto Güemesiano de Salta

E-mail: macacha@infovia.com.ar

Sitio Web: www.martinmiguelguemes.com.ar

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